Capítulo ocho

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La pantalla se volvió negra y los créditos aparecían en la pantalla mientras la música de ambientación seguía sonando.

—Ahora veamos algo de comedia, por favor —pidió Lea volviendo a sentarse en el sofá.

—Eres una miedosa —la molesté mientras me levantaba a llevar el tazón de palomitas a la cocina.

Era domingo, por lo que habíamos pasado la mayor parte del día viendo algunas películas y comiendo. Era la mejor manera de desperdiciar nuestro único día de descanso.

—¿'Son como niños' suena bien para ti? —gritó desde su lugar.

—Me encantaría pero —miré el reloj en la pared—. Debo arreglarme. Pasaré un rato por el estudio de los chicos —esto último lo dije casi para mí sola.

A eso del mediodía, había recibido un mensaje de Jooheon diciendo que si estaba libre en la tarde podría llegar al estudio, digo, al fin y al cabo somos amigos.

Unos segundos después tenía a Lea detrás de mí haciendo preguntas.

—A mi no me mientes. Has quedado con Jooheon.

—No es tan así —entré a mi habitación para comenzar a buscar qué me pondría—. Sólo estaré mientras ellos practican.

Sorprendentemente el clima en la ciudad estaba bastante cálido y soleado, así que llevaría un vestido fresco y una chaqueta de mezclilla por si llegase a hacer frío.

—¿Y quién te ha invitado? —cuestionó mientras se ponía cómoda en mi cama.

Entré al baño sin cerrar la puerta para poder seguir hablando con ella y comencé a desnudarme. No sólo había mucha confianza entre nosotras, también sabía que Lea no estaba mirando hacia mi en ese momento.

—Jooheon.

—¡Ahí está! —soltó con emoción—. Indirectamente has quedado con él —rodé los ojos divertida y entré a la ducha.

—Pero no es una cita.

—Nunca dije que lo fuera.

—Lo insinuante.

—Jamás —respondió con indignación en su voz—. Yo sé que ustedes solo son amigos —hizo énfasis en la última palabra.

Reí mientras terminaba de sacar el jabón de mi cuerpo. No podía verla, pero esta asegura de que tenía una sonrisa pícara en su rostro.

—Deberías decirle.

—¿Qué? —enrollé la toalla alrededor de mi cuerpo y salí del baño.

—Lo que sientes por él —se sentó para mirarme—. ¿Y si él se siente de la misma manera? Tal vez lo que necesita es estar seguro de que tú sientes algo por él y así...

Lea se detuvo cuando me giré para mirarla.

—Ya sé —resopló volviendo a dejarse caer sobre la cama—. No es tan fácil como suena, pero ¿No estarías dispuesta al menos a tomar el riesgo?

Terminé de poner mi ropa interior así que tomé el vestido y también me lo puse.

—¿Y si no siente lo mismo? —pregunté antes de tomar los zapatos que llevaría.

—Eso no lo sabrás hasta que lo intentes.

—Pero, ¿Qué si no lo hace? —tomé el estuche de maquillaje para ponerlo en mis piernas y sacar los productos que necesitaría—. ¿Quedo como una tonta?

—No lo veas por ese lado, Bahk Dahae —regañó con mi nombre completo—. No quiero discutir eso contigo. Pero como tu mejor amiga, te lo digo: no lo sabrás hasta que te arriesgues a hacerlo. ¿Y si al final ambos tienen miedo de decirlo y nunca llegan a saber los sentimientos del otro? —se levantó de la cama y caminó hasta mi—. No pueden esperar que por obra y gracia de quién sabe qué terminen juntos —aconsejó en un tono más sereno.

Cuando nadie ve; Lee JooheonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora