ADVERTENCIA: Sé que me van a funar por esto así que debo decirlo. Siempre he visto a Giulia y a Ercole como dos personas que pueden estar juntas SOLO EN UN FUTURO. No los shippeo en sus edades canon, solo en sus versiones adultas porque me recuerdan a mis padres. Ellos se llevan 5 años de diferencia y tampoco se daban mucha bola hasta que ambos eran adultos. Así que calmense-
—¿Segura que puedes quedarte sola?—
—Claro, papá. Ya no soy una niña.— La pelirroja respondió entre risas.
Giulia Marcovaldo durante toda su niñez solía ir a Porto Rosso solo en los veranos a visitar a su padre, la escuela no le permitía verlo en otras épocas del año. Extrañarlo la impulsó a tomarse un año de descanso de sus estudios, aprovechando cada día que pudiera para estar junto a él.
—Si te estresas o no puedes con las ventas puedes cerrar la pesquería temprano.— Massimo sugirió acariciando los cabellos rojos de su única hija.
—Tengo 21, estaré muy bien.— Ella respondió entre risas. Estaba consciente de que era una adulta pero le gustaba sentirse protegida como una niña. —Tú, ve y diviértete. Nunca tienes tiempo para ti mismo.—
Esa noche Massimo había sido invitado a acampar por otro grupo de pescadores esperando encontrar buena pesca durante la noche y siguiente mañana. Alberto, su hermano adoptivo, había ido a Genova justo ese fin de semana con intenciones de ver a Luca, quien seguía estudiando. Lo que significaba que ella iba a quedarse sola toda una noche.
—Ok, Giulia.— Massimo respondió antes de besar su mejilla como despedida y tomar con su única mano una maleta con todo lo que ocuparía. —Buona serata, hija.—
—Buona serata, papá.— La pelirroja respondió mandando un beso volado en lo que su padre abría la puerta de la pesquería y salía enseguida de esta con una sonrisa.
Regularmente la pesquería abría todo día y noche, pero ella solo atendía durante las tardes, por lo que debía admitir que sentía que era su primer día de trabajo, con nervios a flor de piel. Pero para su sorpresa, habían pasado casi dos horas y aún no había llegado ningún cliente, y no tenía nada a la mano para divertirse, por lo que no tuvo más opción que envolver los rulos de su cabello en sus dedos como "distracción", cosa que no servía de nada.
Escuchó la campanita de la puerta sonar así que todas sus energías se recuperaron, el primer cliente de la noche había llegado.
—¡Pesquería Marcovaldo! ¿Qué vas a pedir?— Sus cabellos esponjosos se agitaron cuando pegó un pequeño salto de alegría en su lugar. Tomando una pequeña libreta se preparó para apuntar lo que fuera que iba a pedir.
—Quisiera pedir...— La voz masculina le había parecido demasiado familiar, por lo que levantó la cabeza para verlo.
El cliente también la reconoció, no había estado prestando mucha atención al entrar pero su sorpresa fue enorme al conocer a la dueña de ese cabello pelirrojo.
—¿Ercole?—
—¿Giulia?—
Ambos susurraron al mismo tiempo. La joven Marcovaldo frunció su ceño al ver a su enemigo de la infancia, aunque se veía muy diferente a como lo era en esos años.
—Al grano, ¿Qué quieres?— Giulia volvió a tomar su pluma y libreta, tratando de mantenerse profesional en su trabajo pero sin dejar de mirarlo mal, ya estaba esperando una confrontación justamente que estaba sola. —Déjame adivinar ¿Quieres un pescado tan apestoso como yo?— Dedujó cual sería su primer insulto.
—Giulia, ¿No se supone que venías cada verano? ¿Te mudaste aquí?— Visconti preguntó, ignorando por completo lo que la pelirroja había dicho. Había esperado ver a Massimo atendiendo el puesto por lo que verla le había sorprendido demasiado.
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Aventura. [Giucole]
FanfictionGiulia Marcovaldo desde los 13 había tenido un enemigo, Ercole Visconti. Nunca pudo olvidar su nombre, cada que recordaba todo lo que ese engreído chico le había hecho se llenaba de furia. Pero ahora tiene 21 años, vive con su padre tomándose un añ...