PARTE 5: LA COMUNIDAD. Capítulo 21: La Comunidad, un nuevo hogar

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Un par de semanas después, el estudiante errante era un ciudadano cualquiera, lo único que lo hacía sobresaltar del resto era las historias que algunos contaban de él, "la leyenda del estudiante errante" como le decían algunos.

"Leyenda inconclusa" pensaba él; solo mencionaban lo bueno que había hecho, no mencionaban sus cometidos en la guerra de los clanes que provoco muchas muertes. No mencionaban cuanta gente había matado al hacer el trabajo que había elegido en la ciudad.

-Leyenda inconclusa- murmuro el estudiante errante.

Se levantó del colchón y se vistió, bajo del ático de la casa donde se quedaba y salió a la calle principal de la comunidad.

Mucha gente estaba caminando a esa hora de la mañana, muchos estaban caminando a su zona de trabajo o de regreso a su casa para desayunar. Sin embargo, el estudiante errante no iba a hacer ninguna de esas cosas. Ya habían pasado un par de semanas por lo cual los guardias ya no lo vigilaban las veinticuatro horas del día por lo cual podía pasear libremente.

Camino hasta uno de los rincones de la comunidad el cual normalmente estaba desolado, y porque no lo estaría, solo había troncos talados en el suelo esperando a ser usados para leña en el invierno.

El estudiante errante quito una lona del suelo y entro a un pequeño túnel de tierra en el que apenas podía entrar. Avanzo por este y salió del otro lado de los muros de la comunidad.

-Es ridículo que esta sea mi única manera de salir al exterior a tomar aire fresco, estirar las piernas y matar un par de zombies- dijo el estudiante errante mientras tapaba el agujero con una lona con hojas y poca tierra por encima.

Camino un par de metros hasta que llego a un árbol hueco del cual saco una bolsa negra con sangre seca.

Dejo la bolsa en el suelo y se sentó recargándose en el árbol. Abrió la bolsa y saco un par de cuchillos. Uno de estos era su cuchillo con las iniciales mientras que el otro era un cuchillo que había robado de la carnicería de la comunidad. También había pocas bolsas de comida, un par de cartuchos de pistola y una bolsa transparente sellada con partes de pistola.

-Debería armar esta cosa, creo que he tomado de la armería todas las piezas que necesito... si llega a haber una emergencia y debo huir la necesitare, lástima que si me ausento demasiado sueltan un escuadrón para cazarme. La comunidad es un buen hogar, pero debería haber más libertad en cuanto a tenernos encerrados dentro de las murallas- dijo mientras cerraba la mochila y la escondía de nuevo.

Se puso de pie y regreso al agujero. Al regresar dentro de La Comunidad se encamino a la armería.

El señor que se encargaba de esta era de la mayor edad, debió haber participado en muchas guerras en su juventud ya que tenía un gran conocimiento de armas.

"Lástima que era muy viejo para el apocalipsis, hubiera sido un buen sobreviviente" pensó mientras entraba al establecimiento.

El viejo, a pesar de su avanzada edad enseñaba a jóvenes y miembros de seguridad a defenderse, como desarmar y armar armas e incluso a cómo usarlas.

-Muchacho, ya te he dicho que podrías derrotar a un Maxombie con un solo cuchillo, eres de los mejores de este lugar, no sé porque sigues buscando consejos de este viejo- le dijo el hombre de tercera edad.

-Tal vez solo me gusta tener a alguien a quien contarle mi día- le respondió sarcásticamente.

-Déjate de tonterías, mejor ayúdame a averiguar quién está robando piezas de pistola. Si los encargados comienzan a ver faltas en el inventario me podrían exiliar- le dijo el hombre con un tono triste en su grave voz.

El estudiante erranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora