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El año que esperaba pasar tranquilo sus treinta y tres años se torno en decisiones que cambiarían el rumbo de su vida. Sabia perfectamente que su pubertad había acabado hace ya bastante tiempo, los temblores que generaba su nerviosismo ya no estaban presente y la incomodidad al estar con el sexo opuesto desapareció la vez que declaro su amor a su más confiable mejor amiga; Sakura Haruno, en lo que años más tarde se convirtió en su esposa. Sin embargo, escucho en silencio el retumbar de su corazón tan fuerte que creyó no poder oír la sonrisa que conocía demasiado bien. Estaba a solo un par de mesas alejado de él, pero lograba reconocer aquel cabello rubio a la perfección, solo le faltaba ver un poco de esos claros cabellos para saber de quien se trataba. Acerco el vaso de cerveza a su rostro tratando de no ser visto, era lo último que necesitaba en la caótica vida que llevaba hace solo un par de meses.

-¿Se encuentra bien, jefe?

La sorpresiva pregunta de Aburame dejo su mente en blanco. Bebió un poco para dar ligeras miradas en dirección al chico que convirtió su adolescencia en un caos.

-Todo bien.

-¿Entonces que cree del equipo que concluirá el trato de los Hyuga?

-Sai es un buen líder, sabrá como llevar a cabo el cierre del contrato.

-Sin duda Sai es inteligente, es su actitud la que me preocupa-refirió esta vez Kankuro.

Indiscretamente volvió a dirigir su mirada hacia el muchacho que comenzó a beber junto a sus cuatro compañeros. Estaba de espaldas, no había cambiado mucho desde la última vez que lo vio, continuaba igual de delgado y su cabello seguía tan corto de igual forma que a sus diez años.

Sacudió la cabeza para beber el resto de cerveza que le quedaba.

Sintió cierta nostalgia al verlo luego de tres largos años, hubiera deseado entablar una conversación entre viejos amigos, pero sabia que aquello seria una tragedia en su vida, una que se repetiría como siempre sucedía. Le gustara o no, ya no lograría ser amigo de Naruto Uzumaki.

Las firmes palabras del pequeño de ojos azules retumbaron en su mente como si el momento estuviera justo frente a sus ojos.

-¡Me gustas, por favor se mi novio!

La nostalgia había sido remplazada por algo de vergüenza, aquel mismo sentimiento sintió la vez que Naruto fue a su universidad a jurarle amor eterno, en lo que la vergüenza se sumo a ello el repentino enojo. Sabia que su rostro reflejo los duros sentimientos de odio y aversión porque la sonrisa con la que había llegado el pequeño se desvaneció al punto de separar sus labios viendo la sorpresa de su reacción ante la tierna declaración que recibió.

-Tus bromas han llegado demasiado lejos, Naruto.

-¡No es una broma! ¡De verdad te amo!

Mordió su labio con rabia al recordar lo duro que había sido con un Naruto de tan solo doce años ilusionado con su primer amor.

-Pues a mi me dan asco los homosexuales. Deja de venir a mi escuela y desaparece, no quiero volver a verte.

Bebió del nuevo vaso de cerveza que Kankuro pidió por él.

El rostro de Naruto justo en ese momento hizo que todo su interior se sintiera pesado y doloroso, un dolor muy diferente a cuando uno se golpea contra algún objeto, o un dolor estomacal, era tan diferente que no supo como lidiar con ello.

Lo último que recordaba de aquel día era como Naruto guardaba en su bolsillo la flor que le ofreció luego de declararse, e irse por el mismo camino que había llegado.

BIENVENIDO A CASA - NARUTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora