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Encantador asemeja a la perfección la personalidad de Naruto, todos en su trabajo estaban curiosos por saber quien era la persona que preparaba sus almuerzos de cada día. Unos deliciosos y bien nutritivos alimentos que hizo que su energía vital volviera a la normalidad luego de haber estado sumergido en un oscuro hoyo desde su separación. Estaba completamente seguro de que si sus compañeros de trabajo conocieran a Naruto quedarían maravillados con su desborde de alegría y felicidad que entregaba a todos aquellos que llegaba a conocer.

Llevaban apenas cinco días viviendo juntos, pero ya se sentía como si en realidad fueran cinco años, ambos conocían sus rutinas, las cosas que odiaban, las que amaban, la hora de dormir y de descanso.

Sasuke detuvo repentinamente sus dedos sobre el teclado, aún tenia pequeñas ojeras bajo sus ojos por ciertos sueños que comenzaba a tener. Cada noche sin falta su cerebro desarrollaba una escena distinta lo demasiado morbosa para despertarlo una hora antes que su despertador sonara con su pijama manchado y una nueva erección en camino. Se sentía como un adolescente comenzado su pubertad al conocer el amor de su vida.

Se levanto de un solo tirón.

¿El amor de su vida?

-No, él no es...-susurro espantado de tan solo pensar en Naruto como una posibilidad de pareja.

Masajeo sus cienes de vuelta en su escritorio agobiado con las sorprendentes noches que estaba teniendo.

Se repitió una y otra vez que era la sorpresa de ver a Naruto cambiado y el saber que era gay había repercutido en su no tan preciado descanso. El hecho de recordar el ultimo sueño no ameritaba a la situación, Naruto en la oficina vestido de manera formal con una que otra carpeta sobre sus manos apoyado en un escritorio de una forma que su camisa dejara ver a la perfección lo marcado de su abdomen, la sonrisa que le dedico solo a él provoco que corriera a sus brazos y lo besara como si su oxigeno solo fuera él.

No podía evitar dejar de pensar el hecho de que en los últimos dos sueños fuera él quien se lanzaba sobre su cuerpo, y no era Naruto quien lo buscaba.

-¿Todo bien?

Levanto la vista para admirar el pálido rostro de Sai junto con una sonrisa que de seguro no le llegaba a su alma.

-¿Algún problema?-pregunto de vuelta volviendo a escribir sobre el teclado.

-El trato con lo Hyuga ya se confirmo. Necesito que estés presente en la próxima junta para verificar los documentos y los contratos.

-Ahí estaré.

-Gracias.

Una vez Sai desapareciera de su vista, volvió a masajear sus cienes sin dejar de pensar en el ardiente sueño que tuvo aquella mañana. ¿Cómo era posible? Era heterosexual, le gustaban las mujeres, sobre todo cuando se trataban de chicas jóvenes delicadas con rasgos únicos y hermosos, jamás fue un aficionado de los senos grandes, tampoco que poseyera un trasero firme y destacado, solo que tuvieran una hermosa sonrisa y ojos que demostraran lo enamoradas que estuvieran de él, o al menos el efecto que producía en ellas.

-Como Naruto.

Su mente quedo en blanco durante unos segundos, levanto la vista para ver a Aburame y Kankuro discutiendo sobre algo relacionado con el protagonista de sus pesadillas húmedas.

-¿De qué están hablando?-pregunto mirándolos fijamente.

-Kim del departamento de estadísticas pronto se casará y asegura que su prometido cocina tan bien como Naruto-explico Aburame.

-¿Cómo es posible que sepa como cocina Naruto si no ha probado su comida?-pregunto extrañado por la comparación.

-Fue el día que olvidaste traer tu almuerzo-dijo esta vez Kankuro-. Naruto vino ese día a la oficina y dejo tu almuerzo con la recepcionista, creo que fue ahí cuando se encontró a Kim.

BIENVENIDO A CASA - NARUTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora