Un Día en la Vida de Jihyo

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(A partir de este capítulo, el orden de edad de las Twice cambiará. O sea, Nayeon, Jeongyeon y Momo tienen la misma edad y están en quinto año, mientras que las demás están en cuarto año, teniendo todas 15. Entonces quedaría: Nayeon, Jeongyeon, Momo, Jihyo, Mina Chaeyoung, Dahyun, Tzuyu y Sana. Todo esto de acuerdo a los meses en que cumplen años).



Desde el primer día de clases, Jihyo cambiaba su actitud a una más coñoemadre, cosa que era normal en ella, pero con el comienzo de cada nuevo año escolar la carajita se ponía más rata que nunca, todo con la intención de que sus amigas al ver su cara de culo no la estuvieran fastidiando con vainas del colegio. Aún así, de nada le servía porque Tzuyu era inmune a sus caras de arrechera y la seguía a todos lados jalándole bolas con la intensión de que le pasara algunas clases e incluso tareas. En esas mismas fechas, Chaeyoung se acordaba de su existencia y le escribía fijo a las once de la noche para lo mismo, aunque ella era más disimulada diciendo que lo hacía para 'comparar'.


Dahyun no se aprovechaba de ella, solo se le sentaba enfrente para voltearse a cada rato y hablarle de puras marisqueras, peor era cuando Chae se le unía, diosmioquerido, Jihyo no se ponía tapones porque esas vergas no le servían. Aún así las quería a las dos. Irónicamente, Sana Margarita, a quien consideraba su amiga más intensa, no la molestaba tanto en clases como las otras tres, últimamente la niña se sentaba cerca de Tzuyu y la acosaba, ignorando todo a su alrededor. A Jihyo le daba vaina con ella porque a su parecer, Tzuyu Catalina no le iba a hacer caso nunca, pero allá ella que no dejaba la insistidera aún si la rechazaban. También estaba Minerva Natalia, pero de ella no tenía quejas, era un pan de Dios... Dentro de lo que cabía.


Los primeros días en su 4to año de bachillerato no fueron tan interesantes, exceptuando aquella vez que Nayeon hizo un show en la cantina del colegio porque Diosdado Cabello era tío directo de Jeongyeon, una vaina que marica qué. Jihyo aún no cabía dentro de su asombro, pero weno, ahí iban, ya casi no le paraban bola a eso.


La gordita llegó directa a su salón, que estaba desierto a excepción de Tzuyu Catalina, que parecía no dormía nunca. Jihyo no sabía a que hora se paraba esa chama que llegaba al colegio antes que el mismo portero, le echaba bolas pues. Ni ella que era la más aplicada de todo el Pio XII hacía esa vaina. Jihyo miró el cuaderno de perritos de Tzuyu –el que usaba ese año para apartarle el puesto– sobre el pupitre frente a donde estaba sentada la más alta y se le espelucaron los pelitos de los brazos. No se iba a seguir sentando ahí, ya estaba cansada de no tener paz en las clases y desde hace dos noches que se dormía tarde por ver unos tutoriales de factorización, donde en cada video decían cosas distintas y nada parecía tener que ver con lo que dictaba su profe. Ella podía ser la mejor pero no quería decir que entendiera a la primera.


Jihyo desvió su camino hacia el lado derecho del salón, caminando hasta el segundo puesto, ni tan cerca, ni tan lejos. "Te guardé lugar aquí" Oyó la voz de Tzuyu en la parte de atrás, casi al final de la columna. Jihyo suspiró y dio media vuelta.


"Chama ya no me quiero sentar más ahí" Dijo con simpleza y de forma directa. Tomó asiento en su nuevo pupitre y se acomodó para dormir un poquito antes de que se hicieran las 7. El movimiento de mesas y sillas la espabiló, pero hizo caso omiso pensando que habían llegado más de sus compañeros, por lo que se quedó en su sitio y volvió a cerrar los ojos.

Queso Guayanés- TWICE en VenezuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora