𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐒𝐢𝐞𝐭𝐞

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10 días exactos desde la muerte de Jimin se cumplieron. Yoongi cada mañana despertaba un poco más roto, un poco más débil, y con un poco más de dolor en su ser.

Ya no sabía qué le dolía más, si el cuerpo debido a la falta de sueño y alimento suficiente o el alma. A su parecer, su interior estaba más afectado que su exterior.

Su apariencia ya no era nada igual a la que tenía antes del inicio de su duelo, el cual, realmente le estaba pasando una gran factura. Había bajado de peso notablemente, faltó dos días a clases aún estando en exámenes —ya no le importaba mantener sus notas—, se veía más pálido, sus ojos rara vez eran carentes de hinchazón o un tono rojizo, solamente usaba ropa negra y enorme, dejó de salir tan seguido —sólo lo hacía para comprar cosas estrictamente necesarias o asistir a clase si tenía ganas— sus uñas estaban mordidas a más no poder, en fin.

Era un semblante demasiado descuidado, pues incluso el simple hecho de bañarse le causaba problemas. Ése baño tenía un ambiente sumamente pesado, y le era difícil entrar allí sin acabar llorando en el suelo.

El seguir viviendo entre las pertenencias de Jimin no estaba bien, ése lugar lo consumía gradualmente. Y a pesar de éso, se negaba a regresar a su hogar. No quería alejarse definitivamente del castaño, y sentía que sólo quedándose allí lograba tenerlo presente.

Jungkook lo visitó tres veces en ése lapso de tiempo, y en cada ocasión lo veía más demacrado. Ésa tarde, nuevamente apareció en su puerta, con una órden de comida rápida y una botella de licor. Esperaba hacer sentir mejor a su amigo con ésto, pero lo único que consiguió fue otra respuesta negativa.

—Yoongi, debes empezar a superarlo. Se puede ver que ni siquiera lo estás intentando. — suspiró pesado.

—No lo entiendes Kook. Es más fácil decirlo que hacerlo... — respiró profundo — Me duele la maldita alma, como si algo me estuviera golpeando por dentro constantemente.

—Te entiendo y sé que me sentiría igual si estuviera en tu lugar. — Yoongi bajó la mirada — Pero también sé que buscaría la manera de no tirar mi vida a la basura así.

—Para tí quizá haya una forma de hacerlo, para mi no, lo siento. — suspiró — Sé que quieres ayudarme, pero en serio, no está funcionando.

—Me doy cuenta. — se levantó del sofá, dejando sus pequeños regalos en la mesa de centro — Descuida, seguiré tratando hasta que te sientas un poco mejor.

—Gracias. — intentó sonreír, pero simplemente ésa expresión ya era imposible de dibujar en su rostro. Sólo dejó ver una muy pequeña curvatura.

—Me debo ir por ahora. Tae está solo en casa, y ya sabes lo preocupado que me tiene. — el peli negro asintió lentamente — Vendré pasado mañana, ¿de acuerdo?

—  Claro. — recibió una leve sonrisa y vió a Jungkook irse con algo de prisa.

Aunque no quisiera aceptarlo, el pálido tenía razón. Se suponía que debía buscar una manera de comenzar a mejorar, o al menos mostrar cierto esfuerzo. Tenía claro que él mismo se tiraba, con sus pensamientos y sus acciones se hacía más daño, pero ya no podía parar de hacerlo.

Se había vuelto rutinario el dejarse caer en todo sentido. Pues Yoongi no mentía cuando dijo que Jimin se había llevado su felicidad con él, sin dejar ni un sólo rastro de ella.


୨ ୧

Hoy bebí sin ti, lo lamento. Sé que no te gustaba que tomara alcohol yo solo, pero lo necesitaba o éso creo.

Bebí toda la noche, mientras lloraba sin control, gritaba tu nombre, lanzaba cosas a la pared, rompía vasos de vidrio en mi brazo, me tiré al suelo, me arrodillé frente a la ventana, rogué al cielo que me devolviera tu presencia.

Bebí y bebí, hasta que caí en un profundo sueño sobre el sofá. Con el brazo izquierdo lleno de cortadas, con el cabello hecho un desastre, mis manos heridas, gotas de sangre cayendo de mis antebrazos y la cara mojada por tantas lágrimas, dormí más tiempo que los últimos días.

Cerré los ojos por sentirlos demasiado pesados, mi respiración era lenta y tenía dificultad para mantenerme al menos un poco alerta. Cerré los ojos... Esperando, y rogando, no abrirlos por la mañana.

Jungkook no debió comprar una botella y luego dejarla aquí. Acabé en medio de un huracán, creado por mi dolor.

¿Lo realmente malo?, fue que a pesar de mi escena casi criminal, cuando el sol salió, yo desperté.

Jimin... ¿Cuanto más debo sufrir para que me lleves contigo?... Por favor... Ya no quiero estar vivo, si tú estás en el cielo.

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H o l d  O n - Y O O N M I N a̶d̶a̶p̶t̶a̶c̶i̶o̶n̶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora