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–Annie, Annie. –dice el hombre tratando de despertar a la chica– Cariño, vamos llegarás tarde.

–¿Uhm? –se despierta y mira al señor que está justo a su lado, este sonríe– Buenos días, papá.

–Buenos días, cariño. –le besa la frente– Vamos llegarás tarde. Te espero abajo para desayunar.

–Bien. –asiente–

Después de que él saliera de la habitación, la chica se estira, opta levantarse de su cama para abrir las ventanas que dan vista hacia el río Hudson.

Annie camina de regreso a su habitación que se encuentra pintada de colores oscuros. En ellos está el color negro –su favorito– y también unos toques de rojo vivo con púrpura.  Abre su armario y opta por ponerse una camisa blanca con unos jeans ajustados negros y unas botas de cuero un poco desgastadas.

En cuarto de baño se da una ducha rápida, después se para frente al espejo desnuda mirando su cuerpo.

Está se ve sus tatuajes por ejemplo el de la costilla es su favorito ya que tiene el nombre de su madre. Acaricia suavemente el nombre.

–Como te extraño, Alice. –suelta un suspiro profundo– Nos hace mucha falta, mamá.

Con una lágrima escurriendo por su mejilla sonríe triste. Vuelve a suspirar y decide vestirse ya que sino su padre entraría en su habitación, le jalaría una oreja por demorase. Al ponerse la camisa dobla las mangas para que queden en los codos.

Ya una vez vestida se acerca a su tocador para maquillarse. Tapar esas horribles pecas en sus mejillas y naríz hasta usar su delineador de ojos y su máscara de pestañas, con un poco de sobra. Y por último pero no menos importante un brillo labial rojo.

Dejando su cabello rubio ceniza suelto toma su mochila ya lista y baja las escaleras hasta la cocina donde se encuentra a su padre poniendo la mesa para los dos.

–Dejame ayudarte. –se acerca dejando su mochila en una de las sillas–

–No te preocupes cielo, yo puedo hacerlo. –responde sin mirarla–

–Papá... –insiste–

–He dicho que no Ann. –la llama por su nombre en ves de por el apodo– Se que quieres ayudar pero desde que tú madre murió siempre te levantas temprano y preparas todo tú, así que. –se gira para mirarla– Hoy me toca a mi. ¿Bien?

–Esta bien, tu ganas. –levanta las manos en forma de rendición para luego sentarse–

–Por cierto. –dice sentándose frente a ella– ¿Vas a ir a un desfile de moda o la universidad? –pregunta con una sonrisa burlona–

–Ay papá. Siempre hay que estar presentable incluso si es para ir a la uni.

–Si tú lo dices. –se encoje de hombros–

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Por otro lado un chico de cabello castaño está en su departamento hablando por teléfono con su madre.

–Mamá, por favor, quédate tranquila. ¿Si?

Pero es que me aburro estando todo el tiempo en la cama. Tu padre trabajando, tu hermana está en Europa haciendo sabrá Dios que.

–Ella está de promocionado su nueva marca de cosméticos.

Eso mismo. Además Steven, ni siquiera puedo ir a mi estante dónde están mis libros.

Claro. Dime. ¿Mi tío Dan no te a ido a ver?

Si me vino a ver ayer y se fue está mañana con tu padre.

Las travesuras de CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora