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Annie:

Voy a matar al imbécil de mi primo. Cómo se le ocurre decirme que si tengo ganas que quitar mi virginidad que fuera con él o con consolador.

¡Ni muerta dejo de ser virgen con consolador! Bueno, digamos en un X caso, que yo ya no fuera virgen y estuviera estresada sexualmente tal vez...

O no mejor olvídelo, mejor pago a prostituto para follar con él.

Ay no, mejor creo que sigo con la idea del consolador porque si a él puto se le ocurre pedir 100 dólares la hora prefiero matarme yo misma.

¿En qué piensas, primita? –dice Matsumoto en su idioma paternal–

Miro hacia el frente y encuentro a mi papá caminando unos dos metros antes que nosotros así que me giró para enfrentar al pervertido de mi primo.

–En la patada que te voy a dar en tus partes genitales, baka hentai. –dije lo último en su idioma–

{Baka: Idiota en japonés} 

{Hentai: pervertido/a en japonés}

Me ofendes, Annie-chan. –lleva una mano a su pecho y yo solo volteo los ojos–

–Si claro.

–El sarcasmo no te da, hija. –dice papá mirando por encima de su hombro–

–A ninguno de nuestra gran familia le queda bien es sarcasmo.

Cierto. –dice el japonés–

–¡Annie~! –gritan mi nombre desde atrás de nosotros–

Mi papá sigue de largo mientras mi primo y yo nos volteamos a ver quién me llama.

¿Quién te llamo? –dice mirando hacia todos los lados–

–Aquella. –señalo a Nina con el dedo–

–¿La que se cree un osito cariñosito?

Me empecé a reír.

–Esa misma. –dije y ya Nina se encontraba frente a nosotros– Hola, Nina.

Sonríe– Hola, Ann. –su mirada cae en Matsumoto y se lo come con la mirada–

Y de no ser por mi primo él se la come igual.

–Nina, te presento a mi primo Matsumoto. Matsu, te presento a Nina mi nueva amiga.

–Un gusto. –dijeron al unísmo–

–Las damas primero. –«Uy, que caballeroso» dije para mí misma–

–Gracias. –su sonrisa se ensancha– Mi nombre es Nina Gutiérrez. Un placer conocerte. –estira la mano–

–Mastumoto Ghorts. El placer es todo mío, hermosura. –estrecha la mano con una sonrisa coqueta pero encantadora–

Nina se sonroja se muerde el labio inferior y vuelve a comerse a mi primo japonés.

«Oh si Nina, asimilalo, está guapo, lo sé» –dije entusiasmada–

Nos adentramos más y por un vago segundo me encontré a esos ojos verdes olivo mirándome fijamente.

Las travesuras de CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora