He visto que solo hay una historia de Senjuro a si que decidí hacer esta para que allá <:
Senjuro se había perdido, algo fácil en aquel bosque en el que todo parecía igual.
Se había desviado de la ruta normal creyendo acortar así el camino, desde luego eso fue muy mala idea, ya que estaba perdido y se estaba haciendo de noche. Y cuando cae la noche los demonios aparecen, el no era como su hermano, no podía defenderse con una katana, ni tampoco tenía mucha fuerza o algo especial con lo que evitar que un demonio lo matara.
Según iba caminando le llegaba una sensación de que se adentraba cada vez más en las profundidades de aquel inmenso lugar, y su miedo iba aumentando a medida que la poca luz del día que quedaba se iba yendo cada vez más rápido.
Estaba completamente solo y a oscuras, perdido y muerto del miedo que sintió cuando oyó un ruido sordo cerca suya, no le quedó de otra, a si que corrió como si su vida dependiera de ello. A los pocos segundos de empezar a correr alguien grito detrás suya.??: Un humano aquí ¿Eh? - Senjuro no quería darse la vuelta, cada vez se oía más cerca - Hoy me daré un festín
El joven Rengoku no podía creer la mala suerte que tenía, se tropezó y el demonio logro morder su tobillo. Iba a morir allí, sin haberse despido de su amado hermano, quién era lo único que tenía puesto que su padre no le hacía caso. Su vida se iba a acabar ya lo tenía muy claro, pero cuando el demonio lo iba a matar se oyó otra voz.
??: ¿Que pasa grandullón? - pregunto la voz de una chica, Senjuro giro su cabeza en todas las direcciones posibles intentado encontrar su única salvación - Será mejor que lo dejes
??: Es mi comida maldito demonio bulgar - Ahí cayeron todas sus esperanzas, nadie lo iba ayudar, la demonio también lo quería de comida -
??:¡¿A quien llamas tu bulgar?! - le gritó la chica y a los pocos segundos sintió que el demonio que tenía encima se apartó. La chica lo había salvado, pero ahora el era su presa - Estúpido demonio sin cerebro
Senjuro: Po-por favor - ya estaba llorando de antes, pero ahora más todavía - No me comas
??: No voy a comerte - sintió como lo cargaban - Voy a sacarte de aquí
Su tobillo dolía mucho, no podía escapar. Pero la chica había dicho que lo iba a ayudar, aunque su padre siempre decía que los demonios no ayudaban a los humanos. Se quedó tan absorto en su pensamientos que no se dio cuenta cuando salieron del bosque.
??: Chico ¡Chico! - Senjuro vio que ya estaban de vuelta en el camino - ¿Puedes andar?
Senjuro observó asombrado que se encontraba en el suelo con la chica delante suya. Era le persona más bonita que sus ojos hayan visto. Su mirada paso de su pelo verde con el flequillo largo y su demás cabello corto a sus orejas puntiagudas, vio sus ojos rojos relucir bajo la luz de la luna llena, pudo fijarse en que llevaba una ropa muy rara que lo único que lograría describir es que eran de color rojo y negro.
La chica lo miraba un poco molesta con las manos en su cintura, y Senjuro tragó saliva al ver las uñas tan largas y puntiagudas que tenía.??: ¿Sigues ahí chico? - Senjuro volvió a la realidad en cuanto la chica comenzó a chascar sus dedos en frente de su cara -
Senjuro: -Cre-creo que no pu-puedo - no sabía si tartamudeaba por el miedo que había sentido o por su ahora presente nerviosismo -
??: Te llevaré entonces a tu casa, dime dónde vives - eso no sonó como una pregunta, de hecho fue una orden -
Senjuro: Si-siguendo este camino - lo apunto con el dedo -
??: Bien - lo cargo otra vez y se hecho a andar - Me debes una niño
Senjuro: Soy Se-Senjuro - le dijo con vergüenza -
Akina: Yo soy Akina - se presentó la chica - No vuelvas a entrar en ese bosque, es muy peligroso
Senjuro: S-si - asintió avergonzado -
Akina: Si yo no hubiera estado ahí, hubieras muerto - lo miro por un momento, y la chica creyó que ya estaba lo suficientemente asustado - En cuanto llegues que tu madre te cure el tobillo
Senjuro: Mi madre murió - apartó la mirada -
Akina: Pues tu padre, o tu hermano o tu hermana - enumero a las personas - O con quien vivas
Senjuro: Lo curare yo - dijo con la vista en el frente -
Akina: Que de casas - dijo viendo al rededor - Yo duermo en un árbol
Senjuro: Oh - fijo su vista en su casa - Es esa
Akina: Pues vamos - la chica entro como si fuese su casa -
Senjuro: Mi habitación es esa - le dijo en un susurro -
Akina: Vale - susurro igual, entró y lo dejo en el futón en el cual dormía - Me voy, adiós Senjuro
Senjuro le iba a devolver el adiós, pero antes de poder decirlo la chica había desaparecido. Se curó el tobillo y se intentó dormir, quedando rendido con todas las emociones que había sentido ese día.