Recarge mi cabeza contra mis brazos, mientras empujaba contra mi pecho mis piernas tratando de hacerme más pequeña, tratando de hacerme sentir segura, tratando de disminuir el dolor en mi pecho, pero por más que tratara de hacerme sentir fuerte, no podia más, sentía como cada fibra de mi cuerpo temblaba, sentí como mis lágrimas bajaban lentamente por mi cara. Las palabras se seguían repitiendo en mi cabeza, esas dolorosas palabras que jamás espere escuchar en mi vida, mientras más las pensaba, más sentía que el aire me faltaba, y la realidad me golpeaba cada vez más fuerte, la persona que me trajo al mundo ya no estaba más a mi lado, jamás volvería a abrazarla, ni escucharla reír, escuchar sus regaños, ni sus consejos, o sus chistes malos. Me arrepentía de no haberle dicho que me perdonará esa última vez que la vi, de no abrazarla, y de decirle que las cosas hirientes que le dije ese maldito día, en realidad nunca las pensé ni las sentí, que en realidad nunca la odie, de hecho la amaba, ella era mi mejor amiga, mi consejera, ella era todo para mi. Ella era mi mamá, y no voy a poder verla otra vez, ahora me doy cuenta de que la vida puede cambiar de un momento a otro, la vida es tan malditamente...Corta.
Ahí es cuándo entiendo la frase, "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes", por qué puedes perderlo todo en un instante, tu mundo puede desmoronarse de un día para el otro. La iglesia estaba vacia, todos se habían ido hace un par de horas, dejándome en un profundo silencio, solo podía ver el ataúd donde ya hacía mi madre, me pare y lentamente me fui acercando a el, otra vez sentía como mi cuerpo temblaba y el aire se me acababa, pero como la otra vez no pude acercarme, mis piernas me fallaron haciéndome caer al piso, y otra vez mis lágrimas caían con fuerza, en el piso me hice bolita mientras agarraba con fuerza mi pecho, tratando de disminuir el dolor que crecía en mi pecho.
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Sentía como el fuerte sabor del Vodka bajaba lentamente por mi garganta, mientras subía torpemente las largas escaleras, tratando de llegar a la habitación de mi madre, pero mientras más subía, mas sentía como mi cabeza daba vueltas. Después de varias caídas, y de tirar varios cuadros por fin llegué al segundo piso, piso donde se encontraba la habitación, me acerque a la pared tratando de agarrar equilibrio, y con una mano sobre la pared empecé a caminar lentamente, sentía como mi cuerpo se golpeaba con los pequeños muebles que ya hacían en el pasillo. Al llegar a la habitación abrí lentamente la puerta, adentrándome a la que era la habitación de mi madre, todo seguía igual, tal como ella lo dejó, torpemente me deje caer en la cama mirando todo a mi alrededor, hasta el día de hoy, dos meses después de la muerte de ella, aun no terminaba de asimilar bien que fue lo que pasó, ni siquiera sabía bien en que trabajaba.
Observe atentamente el dormitorio mientras le daba un gran trago a la botella, cada vez que miraba un lugar a mi mente llegaba un recuerdo de ella, cerré fuertemente mis ojos, tratando de retener las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos, solté un suspiro, tratando de calmar mi respiración, y las inmensas ganas que tenía de vomitar, lentamente abrí mis ojos y seguí mirando la habitación hasta que mi vista se detuvo en el tocador. Recuerdo que cuando era niña me gustaba observar como mi madre se arreglaba, no sé por qué a mis 6 años esa acción tan simple, me parecía fascinante, el verla arreglarse me hacia feliz, y ahora que estoy aquí, frente a el solo me pone triste, pase delicadamente mis dedos sobre los caros perfumes que ya hacían allí.