Prólogo

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Hola mí nombre es Marizza Pía Spirito, voy al Elite Way School y nunca tuve un grupo de amigas o al menos alguna amiga, pero si tengo un grupo de amigos desde que soy niña.

¿Que como nos conocimos?

Les cuento... mí vieja es famosa, lo que significa que siempre nos mudábamos a algún país por su trabajo, el problema era que sus trabajos no eran de durar mucho; máximo duraba un año, entonces por esa razón me costaba lograr hacer amigas, ya que cuando lograba hacerlas me tenía que mudar de nuevo. Otra razón es que no solía congeniar en ideas con las niñas de mí edad, va, en realidad de cualquier edad, mientras ellas preferían jugar con las muñecas yo prefería jugar con barro.

Desde que me di cuenta de eso acepte el hecho de que no tendría alguna amiga por esas dos razones, además me era normal las excusas de mí vieja como "no nos vamos a mudar más mamita" o "ya vas a tener tiempo de hacer nuevas amigas mi ciela bella, no te preocupes". En algún momento había llegado a un punto donde esas estúpidas excusas con su estúpido acento venezolano me hartaron y deje de reclamarle.

Un día mientras dormía, ella me sacude llamándome por el apodo que solamente ella utilizaba y logra despertarme, rápidamente me empecé a quejar porque a esa edad el colegio no me gustaba al igual que ahora y sabía perfectamente que ese día era mí primer día de clases.

Terminé levantándome y cambiándome para ir. Recuerdo que antes de cambiarme había hecho un alboroto por tener que usar uniforme, la mayoría de los colegios que había ido no necesitaba usar uniforme sin importar si era privado o no y sí hubiera sabido desde un principio que debía en éste usarlo hubiera protestado antes de que compraran el uniforme.

Minutos después me encontraba al frente de este, sentía mí estómago revuelto, los nervios más el desayuno no me habían hecho bien. Pensándolo bien no recuerdo porque tenia nervios en ese entonces pero si recuerdo como mí vieja me dejo sola en el patio para ir a hablar con el director, según ella eran cosas de adultos que no me importaba.

Me limitaba a observar parada en mí lugar, por un lado un grupo de niñas jugaban a la peluquería haciéndose trenzas entre ellas y aunque sonreí por querer ir a jugar con ellas mí sonrisa se desvaneció al recordar la vez que, de más pequeña, le quise hacer el flequillo a una ex amiga y cuando se lo hice quedo muy corto. El problema en ese momento no había sido ella, sino una compañera con la cuál me llevaba mal por alguna razón, ella se había reído de como le había quedado el flequillo y se burlaba de mí por "querer hacerme la peluquera" entonces por rabiar —y por tener tijeras en la mano— cuando se giro a reírse con sus otras amiga le agarre el pelo y se lo corte quedándole el pelo hasta el hombro.

Gire mí cabeza hacía otra dirección con algo de arrepentimiento, no de haberle cortado el pelo a esa idiota sino por lo impulsiva que solía ser a veces, y también un poco por mi ex amiga, el flequillo de verdad estaba muy corto...

Mi mirada cayó en unos chicos, algunos estaban sentados en un banco mientras los otros estaban parados hablándoles. Vi los traspirados y sucios que estaban, por la pelota que tenia uno entre sus píes saque la conclusión de que habían estado jugando con la pelota.

Sin pensarlo me acerque a ellos con confianza y cuando me coloqué al lado del chico rubio que hablaba todos enfocaron su vista en mí.

—¿Necesitas algo? —me pregunto de mala gana el rubio.

—Me llamo Marizza —dije con una sonrisa cambiando el tema—. Marizza Pía Spirito —los observé a todos a excepción del rubio que tengo a mí lado, sabía que su cara no era un poema gracias a mí.

Amigas hombres [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora