Una disculpa.
La neblina gris se asoma entre los árboles,
nos invita a conocer a la muerte.
La pobre música se rehusa a sonar,
no quiere darnos el placer más.
Se quema la hierba cada vez que caminamos,
nos quiere abrasar los pies.
El agua borra la negra tinta,
no quiere que leamos nada.
Sabemos que es irremediable,
lo sentimos mucho, querido Padre.