El verano en Francia es un consuelo para el alma de cierto hombre que descansa sus piernas en la banqueta de un parque cualquiera, sus largas pantorrillas se extienden hacía en frente en la búsqueda de un sentimiento de alivio que lo libere del calambre que le han provocado las horas de caminar sin rumbo, y la tensión en sus delgados muslos se va convirtiendo en pinchazos mínimos y exhaustivos que le dan la esperanza de que en cualquier instante van a desaparecer, con paciencia si así el cielo lo quiere.
La intensidad del sol tardío que casi se enfrenta al atardecer es la necesaria para obligarlo a mantener los párpados cerrados, permitiendo que sus largas pestañas caigan con delicadeza sobre el inicio de sus filosos pómulos, en una caricia amable que no viene siendo la primera vez que recibe de sí mismo pero que se siente justamente como eso cuando los rayos ultravioletas no lo incomodan lo suficiente como para hacerle arder la piel y prohibirle estar en aquella banca silenciosa, disfrutando del sigilo del viento, del sonido de las hojas de árboles crujiendo con cada azote de brisa Plácida que llega a rozar hasta con la ternura.
Es bastante agradable estar allí al igual que la tarde en general, la hora llega a ser perfecta para cruzar la línea del crepúsculo con sencillez poco rebuscada , aun cuando todavía no llega a oscurecer del todo y lo único que se van creando son las sombras de cada ser viviente que ronda por aquella zona a la que ha tenido la gracia y la fortuna de conocer por pura casualidad y un ligero mal sentido de la orientación.
No ha sido la gran cosa cuando de todas formas no ha tenido un destino en específico, simplemente ha estado caminando por las calles parisinas durante todo el día, observando en silencio, tocando con la punta de los dedos en una caricia casi imperceptible, memorizando conversaciones ajenas cuyo significado ha comprendido a medias porque los franceses tienen la peculiaridad de hablar excesivamente rápido, lo suficiente como para que le tome todo un segundo el llevarles el ritmo y organizar las oraciones en su cabeza para poder contestar.
Le gusta oírlos hablar de todas maneras, encuentra gracia sincera en aquel dialecto, en ese acento tan jocoso y marcado, y solamente tiene dos días en aquel país, pero ya se encuentra completamente enamorado de él, de todos, de todo.
Ha sido un poco inevitable, y de todas formas Luke no ha luchado en contra de aquel sentimiento. En realidad, lo ha alimentado al considerar en expandirse un poco más en Francia que en cualquier otro lugar de Europa, tal vez poner alguno que otro hotel en las locaciones que ha encontrado y que parecen ser lo suficientemente turísticas como para ofrecerle aquel éxito que tiene con los otros dos hoteles que tiene en París.
Si, es una buena idea, y ha estado rondando en su cabeza hasta el instante en el que se ha detenido en ese parque y ha tomado asiento para descansar luego de la caminata de horas a la que se ha sometido sólo por el simple amor a la ciudad y su arte.
La ha pasado espectacular aun cuando no ha tenido demasiada interacción con las personas y después de todo no tiene amigos fuera de las instalaciones de sus hoteles, y aunque sería ideal tener a alguien con quien compartir los pensamientos que rondan por su cabeza en esos momentos, prefiere sinceramente que sea Justo de esa manera.
Solo él y el diario que mantiene en sus manos delgadas, que carga consigo las veinticuatro horas del día en la medida de lo posible y que guarda entre sus cortas pero numerosas páginas una serie de eventos fantasiosos basados en su día a día. Escribe de todo un poco, o mucho cuando siempre ha querido ser este tipo de escritor aun cuando jamás se ha considerado lo suficientemente bueno como para dar el paso de crear un manuscrito digital y enviarlo a alguna editorial que probablemente lo tenga en consideración por su fama y lo que podría llamarse —es— fortuna.
Es un poco cobarde de su parte, sí, pero por lo menos se consuela con saber que en algún momento alguien leerá lo que ha tenido que decir, y lo creerá lo suficientemente bueno como para darle la oportunidad y un poco más. Es un sueño que alberga en los recovecos de su corazón, y que hasta ahora no pasa de ahí ni tiene intenciones de hacerlo.
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Le journaliste ✦ erotic! [lrh] | ✓
Fanfiction"Luke Hemmings es un australiano Casanova que posee una cadena de hoteles en Europa y Oceanía, y que adora contar su vida en los diarios que siempre carga. En un viaje a Francia conoce a Déborah Mossé, quien mete su nariz en donde no debe y sorprend...