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La luz caía lentamente, dando la bienvenida a una oscura noche de otoño; el viento soplaba afuera, haciendo caer hojas de distintos tonos carmesí.
Las estrellas empezaban a alumbrar, esperando por la luna madre; que en posición mesedora era alumbrada por el astro rey desde su escondite.

El paisaje era tan bello; todo el día fue así, con un lindo sol y tiernos vientos.

Un día así fue hace 18 años, un 27 de septiembre.

Un día así, una madre dio la vida a su bebé; un día así un esposo se convirtió padre.

Pero con cada año; el sol se oscurecía y la noche llegaba más rápido, cada año deteriorándose esa familia, si es que podía aún llamarse así.

Primero dos, luego tres, cuatro, cinco.
Cuatro, tres, dos.

Y volvieron a ser dos.

Padre e hijo nada más.

Madre y hermanos desaparecieron como una hoja se marchita con la falta del sol.

Padre que con cada día y víctima perdía la cordura que nunca tuvo, su fachada de buen hombre se caía. Pero disfrutaba cada gota de sangre que caía de sus manos.

Su hijo, cometió un error; pero nunca fue perdonado.
Ni por él mismo.

Aquella curiosa noche de otoño, Michael cumplía 18, solo. Pero así era mejor, en vez de ser maltratado, estaría solo para llorar y que nadie lo moleste.

Y ahí estaba, dejando las gruesas lágrimas caer sin intentar secarlas; hace tiempo ya aprendió como llorar en silencio, y así aprendía a meter sus sentimientos en una pequeña botellita, sabiendo que algún día explotaría.
Pero cada vez que trató hablar, fue callado; de nada servía tratar una vez más.

Ya no.

Siendo acunado del frío por las sucias sábanas, dejaba el llanto caer en silencio; repasando cada error y herida que tuvo en su vida, observando triste por la ventana como el cielo se tornaba violeta, como las hojas bailaban y caían.

El sonido de una TV en la sala era su ruido de ambiente, junto a ladrido de perros y campanas de iglesia.
Ruido de ambiente que acompañaba sus pensamientos, que aunque pocos ya, dolían.

Desde que asesinó a su hermano pasa sus cumpleaños así; a veces con más o menos golpes, pero solo.
Y cuando pensaba en huir, era detenido, castigado, herido y manipulado.

Y aquello ya era común desde antes de la muerte del pequeño.

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Con todo el tiempo que estuvo allí dentro, comprendió de forma bizarra bastantes cosas:

Su madre se divorció, tenía una nueva familia y no volverá, jamás, porque lo odiaba, quien no? Aquel pequeño imbécil no era más que un joto llorón, quien querría a un niño así.

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Pensando en su madre, en quien solía ser su madre; las lágrimas volvían más fuertes, pero sus ojos no mostraban expresión alguna.
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El acoso que recibió en la escuela, era su karma por asesinar a su hermano y abandonar a su hermanastra.
Las miradas raras, insultos entre dientes; discriminación de profesores y su inminente falta de interés en sus materias, la creciente violencia y el no parar de llorar hicieron que tuviera que abandonar las clases; sin llegar a tener estudio superior.

ㅤㅤㅤㅤ─❨✧❩ Runaway Kids 🦊🐻 ;.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora