Capítulo 1

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Louis

Mi familia llevaba semanas esperando que llegara este día, pues hoy serían las marchas provida en mi ciudad.

¿A mí? A mí me daba igual.

Yo siempre he creído que son temas de las mujeres, y no tengo por qué meterme en esos asuntos. Pero el vivir en una casa donde el sexo femenino es el predominante me ha llevado a escuchar y ver cosas (unas que otras innecesarias) y me dejan pensando si de verdad ellas tienen el control sobre su cuerpo, si son las verdaderas dueñas o solo son marionetas de la sociedad.

Pero claro está que si yo algún día llegara a decir eso toda mi familia me daría la espalda... Y ni hablar de mi Iglesia, simplemente me tildarían de asesino por tener esos pensamientos.

Y quién sabe... Tal vez ellos no estén tan equivocados y si se deba salvar las dos vidas y tener un poco de empatía por ese pequeño ser que no tiene la culpa de nada.

El carro donde vamos mis hermanas y mi mamá tiene un ambiente neutro. Yo me acomodo el pañuelo azul en el cuello que combina con mis ojos y hace contraste con mi piel bronceada por el sol del verano que amenaza con ser más radiante en los próximos días.

Debí haberme puesto bloqueador antes de salir, como lo hicieron mis hermanas; o llevar un gorro para protegerme de los rayos solares. Igual no había manera de regresar, desde donde estábamos se escuchaba el bullicio de la marcha a la que nos dirigíamos, lo que indicaba que faltaba poco para llegar a nuestro destino.

Al llegar y bajarnos del carro el calor del mediodía nos pasó factura y me arrepentí una vez más de no llevar la protección necesaria. Pero bastó con dar unos pasos entre la multitud y alzar mi mirada hacía su dirección para que el calor dejara de ser provocado por el sol y pasara a ser producto de la calentura al verlo ahí.

Jamás había visto a un chico tan atractivo.

Y que me castiguen todas las Iglesias del mundo, si así fuera, con tal de que me dejaran contemplar ese rostro cinco segundos más... Pero creo que lo miré tan fijamente que se dio cuenta, porque giró su rostro y sus ojos verdes me miraron más no en mi rostro. Y fue ahí cuando me percaté que no me estaba mirando a mí precisamente, sino a mi pañuelo. Sin embargo, yo no era el único que llevaba puesto un pañuelo. Él también llevaba uno, pero era uno diferente.

Y fue esa diferencia, precisamente, la que justificó la expresión fría que adornaba su cuerpo. Esa expresión que le hacía una grata compañía a esos dos ojos verdes que me recordaron al árbol más frondoso del lugar donde crecí. Pero los bonitos recuerdos de mi infancia se nublaron cuando los ruidos y gritos llegaron a mis oídos: El caos se había desatado.

Harry

Siempre he sido firme con mis ideologías, con mi forma de pensar y actuar. Todo esto de marchar por libertades empezó con mi hermana. Ella estaba cerca de cumplir 18 años cuando el idiota de su novio la emborrachó para abusar de ella, dejándola embarazada. Como nuestros padres no podían enterarse, ella acudió a sus amigas, pidiendo ayuda.

Me enteré porque el rumor de su embarazo llegó a mi oídos... Yo solo tenía 14 años, no sabia que hacer, pero la rabia y frustración me llevó a cegarme, y cuando decidí ir a hablar con ella ya era demasiado tarde. Mi hermana había tomado la decisión de ir a un local clandestino en las calles más alejadas de la ciudad, la operación de aborto fue un fracaso, llevándose la vida de dos personas dentro de esa sala.

Desde ese día decidí alzar la voz por las que no pueden, para que haya esa seguridad en las mujeres de poder tomar decisión sobre su cuerpo. Por eso tanta rabia hacia esas personas que se plantan y dicen que se debe salvar las dos vidas, que es lo mejor. Fácil es decirlo, ¿tú te vas a hacer cargo? No lo creo.

Y es por eso también que estoy parado aquí, a la espera de esas personas que hoy vienen a 'marchar' por que la ley de aborto legal y seguro en mi ciudad sea válida y entre en vigencia.

Sé que esos son temas que no deberían incumbirme, ya que jamás voy a tener que pasar por un caso donde me decida entre abortar o no. Pero cada vez que veo su foto, escucho una canción que me recuerda a ella o alguien la menciona, me hierve la sangre.

Por eso estoy aquí. Por ella, por mi hermana y por todas las que ya no pueden. Por ellas.

Ese era mi único propósito en esa marcha.

O eso creía yo...


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La Marcha - Fic LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora