Capítulo XI

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Un peliverde caminaba por los pasillos del dormitorio de la 1-A mientras agarraba de la mano a una chica castaña. Pararon frente a una puerta y el chico la despidió con un dulce beso, lo cual hizo que ella se sonrojara.

"Te ves adorable cuando te sonrojas" "¡A-adiós!"

Él rio un poco mientras la puerta se cerraba. Decidió bajar y platicar con Kaminari un poco, aún quería reír un poco.

"Vaya eres un suertudo. ¿Los tocaste?" "¿Qué?"

El chico volteó, pero no encontró nada. Se rascó la nuca con una expresión nerviosa antes de continuar con su camino de nuevo.

"¡Oye no me ignores! ¿Lograste tocar sus pechos?"

El peliverde ahora sabía quién era. Volteó hacia atrás y un poco abajo con una cara de disgusto, encontrándose con un enano de cabello morado y bolas.

"Mineta, ¿qué demonios?" "¡No me mires así!"

.

Un hombre de cabello verde caminaba por su casa, dándole vueltas a un asunto que lo venía carcomiendo desde hace un par de días.

Desde el ataque de Shigaraki.

Caminó hasta encontrar unas escaleras que bajó hasta llegar al sótano. Abrió una puerta y se encontró una pizarra que tenía varios hilos rojos conectados entre sí.

Izuku: ¿Cuándo te encontraré?

En ese momento un estruendo se escuchó desde arriba, eran cosas de metal y a juzgar por el sonido que era entre agudo y grave, supo que era una olla.

Izuku: ¿¡Qué diablos pasó arriba!?

Unos pasos se escucharon que bajaban la escalera.

Toga: Perdón... quería hacer el desayuno- ¡Un momento! ¿Qué haces despierto a las 4 de la mañana?

Izuku: Yo debería preguntar eso.

Se formó un silencio cuando la rubia se quedó sin palabras y se empezó a poner roja poco a poco. El peliverde suspiró mientras se sobaba el entrecejo.

Izuku: Iré a prepararlo yo mismo.

Él subió las escaleras, dejando a la chica sola en el sótano y antes de que ella empezara a subir, vio la pizarra. Se acercó con cautela y lo examinó durante unos segundos antes de inferir una pregunta ridícula.

Toga: ¿Por qué busca un canal sobre postres?

.

.

.

Un hombre de cabello color índigo estaba dando clases frente a un atril. Se encontraba enseñando un término histórico conocido como "la guerra de los patos", luego se le conoció como "la Tercera Guerra Mundial".

Justo mientras platicaba del papel crucial que tomó Corea del Norte en la reconciliación entre Alemania y Perú hacia el final del siglo pasado, entró un hombre rubio de ojos azules con una clara emoción.

Monoma: ¡Ya!

Shinso: -confundido- ¿Ya qué?

Una cabellera rosada se asomó también por la puerta, y los ojos dorados de una mujer se vieron.

Mei: ¡Ya llegó "el visitante"!

Un poco de emoción se filtró por el rostro de Shinso, quien dejó el libro que sostenía en su mano y movió la otra para decirle a sus alumnos que lo siguieran. El hombre de cabello revuelto se acercó a los otros dos maestros.

¿Maestro?¿En serio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora