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Advertencia: Este capítulo narra eventos sucedidos días antes del capítulo anterior, al final, las narraciones se "unen" . Ahora sabremos por qué los Winchester estan de regreso.


***

—¡Muévete Winchester! —ladró la pelirroja mientras sacaba la cabeza desde la ventana del co-piloto del Impala.

Sam tenía una sonrisa burlona, sentado en la parte de atrás mientras hacía un pequeño repaso mental para cerciorarse por última vez de que no estaba dejando nada en la casa. Sabía que no se estaban mudando tan lejos pero aún así se sentía raro, habían pasado meses desde la última vez que lo había hecho.

—Cállate Charlene —gruñó el hermano del castaño tomando asiento finalmente donde debía —, tuve que ir y revisar de nuevo porque ni creas que volveré si me dices que has olvidado algo.

Charlie miró al rubio mientras entrecerraba los ojos, Sam sabía que en realidad hacía lo posible por recordar si se dejaba algo o no. El menor de los tres soltó una leve risa haciendo que los mayores voltearan a verlo directamente.

—No me miren así, parecen casados cuando pelean —se defendió.

—¡Jamás! —chillaron ambos al mismo tiempo.

—¡Le faltan cosas para que me guste! 

—¡Le sobran cosas para que me guste!

Señaló cada uno con horror y al mismo tiempo, eso solo le provoco un ataque de risa a Sam. Dean farfulló algo por lo bajo y Charlie se acomodó el cabello como si esa fuera la cosa más difícil e interesante por hacer, el menor de los Winchester agradeció que solo fueran algunas horas de viaje.

Transcurrieron dos horas cuando Sam finalmente explotó. Ya había soportado mucho y la actitud de su hermano solo provocaba que alcanzara su límite con mayor velocidad.

—Es la séptima gasolinera en la que paramos, no llevamos ni la mitad del viaje —Dean fue a decir algo para defenderse pero la mirada enojada del chico lo detuvo —. Tampoco has ido a orinar como afirmas que lo harás, ni has comprado nada. Solo bajas, maldices, andas de un lado al otro y vuelves al auto.

—Sam no creo que... —Charlie intento interceder por su mejor amigo pero sabía que Sammy tenía razón, e incluso ese viaje estaba siendo desquiciante para ella.

—No, tengo razón. Necesito que lo entienda, yo también estoy nervioso pero, volvemos a casa Dean; volvemos por mamá —el adolescente suspiró, su hermano tenía las manos apretadas en el volante y la mirada fija al frente. El cuerpo del rubio estaba tenso así que de nuevo la pelirroja decidió intervenir entre los hermanos.

—Toma, ve y compra agua. Puedes traer alguna golosina para el camino —le tendió un billete al castaño, quien entendió lo que le pedía entre líneas y abandono el vehículo —. Deberías decirle, él lo entenderá. Te adora, y solo esta preocupado.

—Lo sé —el aludido pasó la punta de su lengua por sus resecos labios y soltó el volante —, pero no sé cómo hacerlo.

Charlie sabía de lo que hablaba. El menor de los Winchester no había parado de hablar de las probabilidades que había de que volviera a toparse con Castiel, ambos adultos sabían que no lo había hecho con mala intensión porque solo eran los deseos de un niño de seis años que escapaban por los labios del muchacho de dieciséis.

La pelirroja conocía parte de la historia, los sucesos los conocía a grandes rasgos pero siempre se había quedado con la curiosidad de saber que había sentido con la otra parte. Ella, sin ser parte de la historia que su amigo había protagonizado años atrás, quería saber que sucedido con aquél chico de cabello azabache y ojos cerúleos. 

El Grand Slam de Dean Winchester  ||Destiel||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora