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Cerré la puerta del auto y vi como el de Beà entraba al estacionamiento, me quedé mirándola y en cuanto salió de este me acerqué.

-¿Aún tienes resaca?- ella volteó a mirarme y apretó sus labios.

Decidió no responder y pasó por mi lado para ir hacia el ascensor.

A de tener vergüenza, Beà es una mujer que recuerda todo lo que hace o deja de hacer cuando está completamente pasada de copas.

-Espera- caminé junto a ella.

-¿Qué estas haciendo?- se detuvo y ambos quedamos uno frente a el otro.

-No hago nada- negué levantando los brazos hasta la altura de mi cabeza.

-No quiero que estés cerca de mí- sentenció y volvió a retomar camino, la seguí y me detuve frente a las puertas del ascensor.

-¿Puedes tomar el otro?- volteó a mirarme y negué.

-Este es el que siempre tomo-

-Pues bien, yo entonces, tomaré las escaleras- cuando iba abrir la boca para protestar, pasó por mi lado y salió del estacionamiento.

Reí mientras negaba y entré al ascensor una vez que sus puertas se abrieron.

Aún no me saco de la mente lo que me dijo ayer.

Presione el botón con el número en donde quedaba mi consultorio y esperé a que este ascendiera.

En cuanto las puertas se abrieron salí del elevador y pude observar que habían ya varios pacientes.

-Buenos días Doctor- aquella mujer se acercó a mí.

-Buenos días, Cristina- del bolsillo de mi abrigo saqué una pequeña botella- ¿La doctor ya esta aquí?- 

-No aún no y me extraña que aún no este en su consultorio, ella siempre es muy puntual y más si tiene consultas bien temprano en la mañana-

-Esta bien ¿Le podrías dar esto cuando venga? - tomé su mano y puse la pequeña bebida encima de esta - No le diga que fui yo-

-Esta bien doctor- asintió- Yo se lo daré-

-Gracias - sonreí y empecé a caminar hacia mi consultorio.

-Hey, hey, hey, hey, esa felicidad tuya tan temprano en la mañana- suspire aún sonriendo.

-Estoy feliz ¿Qué más puedo decir?- di palmaditas en su hombro y seguí de largo hasta mi consultorio.

(...)

-Más nunca en mi vida tomo las escaleras- dejé salir un suspiro al entrar a mi consultorio y caminé hasta el escritorio dejando mi bolso encima de este más la botella que me dio anteriormente Cristina.

Tomé mi bata y me la coloqué recogiendo mi cabello con una pequeña liga.

Unos toques se empezaron a oír en la puerta.

-Adelante- tomé asiento en frente de mi escritorio mientras empezaba a sacar las cosas de mi bolso.

-Hola Beà - levanté la cabeza amenazando con la mirada a aquella pareja- Si, nos quiere matar-

-Fueron ustedes ¿No?- los apunté y me levanté de la silla- Ustedes le dijeron a Taehyung sobre lo que pasó-

-No Beà no fue así- negó Alejandro- Solamente lo oyó de una conversación que tuvimos Demián, Richard y yo en mi casa-

-Pero debieron de tener cuidado, no quería que Taehyung se enterara-

-¿Por qué?- y el susodicho había entrado en el consultorio- ¿No tenía derecho a saberlo a caso?-

-No- él empezó acercarse a mí - No tenías ninguno-

-Era mi hija, si lo tenía- asintió

-No, no lo tenías- lo señalé sintiendo mi vista borrosa- Así como ella tampoco tuvo que haber muerto - tensó su mandíbula y nos quedamos ahí, así, diciéndonos miles de palabras con la mirada.       

       

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Adicto #1 ||KTH||✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora