Capítulo 1

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15 de agosto de 1976.
Zoe.

La tierra era el hogar para los mortales, el mar era lo que llamamos el hogar para las especies marinas y, sí, en conclusión eso era, pero había algo que causaba intriga y es que debajo de ese desmesurado océano había un mundo oscuro, un hogar para bestias y apariciones que en su mayoría eran malignas, los mortales le llamaban a este lugar el infierno o inframundo, resultando ser lo opuesto al cielo, reino de seres puros y fidedignos a Dios.

Nos llamaban Ángeles, eso éramos a fin de cuentas, cada uno con una labor distinta pero con un mismo objetivo, salvaguardar la vida de los mortales. Nos dividíamos por tres jerarquías; consejeros divinos, gobernadores del cielo y los mensajeros divinos, pero, curiosamente entre ellos existía un Ángel único en su tipo, un ser celestial que no tenía registró alguno de su existencia ni de su habilidad, tampoco estaba en ninguna jerarquía pero que extrañamente era el más custodiado por el simple hecho de ver el pasado y futuro.

Un Ángel que desde hace dos siglos ha tenido la excesiva curiosidad de conocer y convivir con los humanos a los que tanto protege, experimentar los sentimientos como; el amor, la felicidad, el dolor. Sentimientos que tenían estrictamente prohibido experimentar los Ángeles.

Las reglas habían sido impuestas para todos por igual pero eso, en la línea del tiempo estaba por cambiar porque, Zoe, un Ángel de predicciones, la única Ángel en el cielo —como lo llaman los mortales— que ve tanto el pasado como el futuro a través de sueños, había visto en sus más recónditos recuerdos el desafío a su naturaleza.

Para aclarar, ese Ángel soy yo.

Soy distinta a mis hermanos, eso lo supe desde que un día desperté en una sala tan clara que aturdió mis ojos logrando que los cerrará de golpe y luchará por acostumbrarme a su luz para luego ver a un superior a mí lado dándome la bienvenida a este desconocido lugar y dándome a conocer la habilidad que había heredado de Dios, una habilidad que no sabía que poseía.

Después, tarde un siglo en entender que era distinta porque mientras ellos paseaban libremente por todo el reino, yo era la única que no podía ir con libertad por el palacio celestial, en pocas palabras, lo tenía estrictamente prohibido.

El Arcángel Miguel se dedicó durante años a dejarme en claro que aunque no podía tener acreditación de mi existencia por motivos de seguridad habían criaturas de la tierra que por razón desconocida ya tenían conocimiento de mi poder, que bestias del inframundo me anhelaban y el tener mi habilidad en sus manos podría causar el destruimiento de todas las razas hasta dejar el mundo en la nada, lo repitió en muchas ocasiones hasta que no me quedo de otra que confiar en sus palabras y reprimir mis ganas de conocer más allá de las cuatro paredes que me rodeaban.

Normalmente nunca salía de mi sala asignada —realmente nunca había salido— en el palacio celestial, pero hoy había hecho una angustiante excepción, pues debía informar con urgencia un futuro acontecimiento que había logrado erizar los vellos de mis brazos, una guerra, una muy sangrienta que a mi pesar, estaba próxima a suceder y que a toda costa debíamos tratar de evitar.

Caminaba con prisa por los largos pasillos buscando la sala del Arcángel y luego de pasar algunas, encontré la gran puerta dorada que tenía escrito el nombre de mi superior en ella, recibiría una reprimenda por salir de mi sala pero lo que había soñado no podía esperar.

«Algo debían hacer cuánto antes.»

Toqué la pesada puerta y entré. Mi superior, el Arcángel Miguel yacía detrás de un monumental y blanco escritorio, y con pasos dubitativos, me acerqué.

—Por él Altísimo— me hinque de una pierna y con mi mirada en el suelo hablé— Señor, hay algo que debo informar con urgencia.

—Por él Altísimo. Espero que sea importante, Ángel de predicciones, tus órdenes son no abandonar tu sala bajo ninguna circunstancia— Habló con voz agraviado y ensayado.

—Es muy importante, señor. Tuve una predicción que si no se corrige desde ahora puede afectar el mundo entero y como entenderá el Ángel Principado no estaba cerca para enviarle el mensaje, no podía esperar.

—¿Afectar? Por favor, Ángel de predicciones, habla— lo miré por nanosegundos antes de volver a bajar mi cabeza y hablar.

—En mis visiones se ha presentado el escenario de una guerra, dos bandos, el bien y el mal pelean a muerte por el poder.― nombrar aquella predicción hizo que mi corazón latiera apresuradamente y mi mente revocará dicha visión.

«¿Qué me ocurre?»

—¿Una guerra? ¿Algo más que hayas visto?

Negué con mi cabeza— Sólo tengo presente que sucederá en la ciudad de New York. Fue un escenario totalmente desconocido pero descriptivo, tanto que era claro diferenciar que había mucha sangre, y señor… Si se me permite decirlo, es la primera vez que una visión me deja descolocada. Son sentimientos humanos después de todo y creo que no se debería pasar por alto.

—Con que es así— no sabía que estaría haciendo pues aún tenía mi cabeza gacha y cuando mi pierna empezó a doler, el arcángel Miguel habló— Levántate, Ángel… Admiró tu capacidad de soportar los daños y atrocidades que causan los demonios en tus visiones y es claro que no se puede ignorar ninguna de tus predicciones y como bien lo dijiste, si no se corrige desde ahora puede afectar todo.

—¿Puedo preguntar qué se hará al respecto, señor?— lo miré extrañada pero manteniéndome inexpresiva ante él.

—Por los momentos, hablaré con Los Consejeros y mientras, debes volver a tu sala y recuerda que no tienes permitido salir de ahí hasta tener autorización, ¿Me entendió, Ángel de predicciones?

—Sí, señor.

Di una inclinación corta para caminar hasta la gran puerta y cerrarla tras de mí, con un sabor agrio instalándose en mi paladar y los nervios en cada poro de mi piel.

Hablaría con los consejeros, el mayor grupo de Ángeles de todo el Palacio Celestial. Mi curiosidad por ellos siempre estuvo presente, pues yo, aun siendo un Ángel protegido no había tenido contacto con nadie más que mi superior.

Y, solo sabía de ellos gracias a Miguel; ellos eran llamados Serafines, Querubines y Tronos. Desconocía su poder o apariencia, lo único que realmente sabía de ellos es que tienen tanta autoridad en este Palacio como lo tiene el Altísimo.

Para recurrir a ellos, mi predicción debía ser muy alarmante, tanto como para preocupar a Miguel.

☆❀☆

Mi corazón estaba palpitando con tanta prisa que temí que saliera de mi pecho causando un estruendo por lo acelerado que iba aun cuando ya me encontraba en el interior de lo que se podía catalogar como mi habitación, caminé hasta el centro y con nerviosismo toqué el espejo terrenal.

A través de él podía observar la tierra, las personas, los paisajes y el mar, nada estaría ocultó para este espejo y tristemente era mi único modo de contemplar lo que desde tiempos remotos ha sido mi deseo de visitar.

«¿Era esto normal? ¿Todos mis hermanos sentían está misma ansiedad de explorar cada rincón de la tierra? Y si no, ¿Por qué yo sí?»

Llevaba minutos u horas observando un risco, las olas golpeaban con calma las rocas y el viento movía las ramas de los árboles pausadamente instalando un calor en mi pecho, sucedía cada vez que lo contemplaba y quería saber porque ese risco aparecía constantemente en mis visiones pasadas, ese lugar debía tener algo importante porque fue la primera imagen que tuve al despertar y ya había perdido la cuenta de cuántas veces lo vi en mis sueños.

Mis visiones no me mostraban algo solo por mostrarlo, muchas veces era una señal de algo inconcluso en el mundo o algo catastrófico y si llevo desde hace mucho viendo este risco es porque algo intentan decirme mis sueños.

Seguía mirando el risco cuando la puerta sonó y el Arcángel Miguel entró, con rapidez volví a tocar el espejo y en esté se reflejó a las personas caminar, volteé a verlo con el corazón en mi garganta e intentando mantener oculto mi nerviosismo preparándome para algún regañó de su parte pero él, simplemente tenía su mirada clavada en el espejo, tal vez había sido más rápida y había evitado que él viera lo que escondía en mi interior, pues ese risco era la única visión que nunca me atreví a decirle a mis superiores, era mi mayor secreto y desconocía el porqué.

—Por él Altísimo.

—Por él Altísimo— hice una reverencia pero me incorporé al oír lo que salió de su boca.

—¿Te gustan los humanos? ¿Sientes curiosidad por ellos? ¿Por su mundo?

—El propósito de mis predicciones es preservar el bienestar de los humanos, naturalmente me sentiré atraída por la raza a la que tanto dedicó mi existencia.

—Ciertamente eso es a lo que todos aquí nos dedicamos, Ángel de predicciones. Proteger, restaurar, salvar. Cada cosa que hacemos es con ese objetivo pero la pregunta es, ¿Qué estarías tú dispuesta hacer por los humanos?

La pregunta me dejó pensativa por varios segundos, ¿Cuál era el propósito de hacerme tal pregunta? ¿Acaso ya había notado mi fuerte inclinación hacia esa especie? ¿Era una prueba?, sí, es cierto que ansiaba conocer ese mundo, es cierto que muy dentro de mí deseaba formar parte de ese núcleo, era totalmente cierto pero, ¿Qué pasaría si expresaba mis verdaderos deseos?

—Lo que sea necesario para su bienestar— tragué el nudo de ansiedad que ya estaba acumulándose en mi tráquea.

—Bien, porque hemos decidido que solo un Ángel irá a la tierra para investigar este nuevo… Suceso— mi corazón volvió a latir velozmente al escuchar eso.

—Es un trabajo muy importante, señor. Si llegó a tener otra visión similar se las haré saber para que el Ángel asignado tenga más información.

—De hecho…— empezó a pasearse por la sala hasta detenerse frente a mí y para este punto yo ya era un manojo de nervios que luchaba por esconder— Queremos enviarte a ti.

—¿A mí, señor?—. ¿Realmente había escuchado bien?

—Sí, sabemos el riesgo que hay al dejarte en la tierra pero consideramos que no hay ningún otro Ángel que esté capacitado para esta tarea. Tú eres el Ángel de predicciones, sabes dónde y cómo se desarrollarán los eventos próximos así que eres la indicada. Pero, si no te sientes capaz, buscaremos a otro Ángel.

—Al contrario, señor. Me gustaría realizar esta tarea asignada— me miró fijamente hasta que tocó mi mejilla y habló.

—Perfecto, partirás mañana al atardecer, debo preparar los papeles y firmar tu ausencia. Descansa, Ángel de predicciones, a partir de mañana serás una humana más.— bajo su mano hasta ponerla detrás de su espalda.— Debes tener mucho cuidado en la tierra, ya sabes que las bestias del inframundo quieren poseerte pero confío en que cumplirás está misión correctamente.

—No se preocupe, señor. Haré todo lo necesario para proteger a la tierra y a los humanos.

Caminó hasta la puerta y antes de salir dijo— No me decepciones, Zoe.

“¿Zoe? ¿Acaba de llamarme Zoe? ¿Cómo sabe él ese nombre?”

Cuando cerró la puerta solté todo el aire que había comenzado a retener en mis pulmones, me sentía emocionada, ansiosa y preocupada, iría finalmente a la tierra y conocería lo que tanto contemplaba a través del espejo terrenal.

Decidí que no era el momento de preocuparme del porque mi superior conocía el nombre que me había dado Aleida hace tantos años, tal vez eso significaba que mis hermanos si conocían de mi existencia y mi nombre y no sólo era algo privado de mi mejor amiga y yo.

No sabía si mi emoción afectaba mis visiones pero esa noche, volví a estar en el risco pero ahora había algo diferente, ya no estaba solo admirando el paisaje, ahora había un Pegaso que estaba a pocos pasos de mí, invitándome a montarme en él. Era blanco e incluso en la lejanía se veía que su pelaje era sedoso y brillante, como si estuviera bien cuidado por alguien.

☆❀☆

Finalmente había llegado el atardecer y como lo dijo el Arcángel Miguel, partí a la tierra con un único objetivo en mente, Aleida.

La única amiga que había tenido la osadía de romper las reglas al visitarme constantemente en mi sala privada pero desafortunadamente nuestros caminos se separaron al momento en que ella se enamoró perdidamente de un humano, causando que recibiera el destierro permanente.

Había usado un portal sagrado pues lo más adecuado era no levantar ningún tipo de sospecha, sería extraño que los humanos vieran a un Ángel aterrizar en su mundo por lo que al usar el portal, llegué a un parque desolado y con la emoción a mil, empecé a recorrer y a observar todo a mí alrededor.

Había visto este lugar un montón de veces por lo que no iba a perderme o eso creía. El paisaje era cautivador, las ramas de los árboles se movían pausadamente por el viento donde varias hojas volaban alrededor, era verano por lo que el viento aún no era el más frío del momento, mi piel fugazmente se erizó por lo que aceleré el paso hasta la casa de Aleida.

La había visto un par de veces por el espejo terrenal camino a su casa, así que confiaba un 70% en que no me perdería. Había logrado salir del parque y ahora caminaba por las no tan solitarias calles de New York, había caminado varios kilómetros hasta detenerme en la entrada de un edificio de 3 pisos, no había querido usar mis alas debido a que aún habían humanos rondando alguna que otra de las calles.

Entré en el edificio y empecé a subir las escaleras, las paredes estaban perfectamente pintadas con algunos cuadros adornando cada lugar.

Me detuve en el piso dos y tocando la puerta frente a mí y espere. Apretaba mis manos en un intento de calmar mis nervios, ¿Me reconocería?

Esperaba que sí.

Podía escuchar el andar dentro del departamento más la voz de una Aleida molesta e involuntariamente solté una sonrisa.

—¡Quien quiera que seas! Espero que sea importante porque…— se detuvo abruptamente al verme frente a ella.

—¿Así es como recibes a una vieja amiga?— dije con una gran sonrisa.

—¡Zoe! ¡Por los jodidos mil demonios! ¿¡Cómo es que estás aquí!?— se lanzó a mí y me abrazó tan fuerte que hizo que soltara una carcajada genuina. Me sentía tranquila y feliz, la única amiga que había tenido en mi vida me recibía con todo el entusiasmó posible.

Estaba tan feliz que no resistí al hecho de apretarla contra mí en un fuerte y reconfortante abrazo.

Primer capítulo editado.
Disfruten tanto como yo esta versión mejorada.

Denle mucho amor con sus votos y comentarios si gustan, los esperaré ansiosa.

PD: varias escenas siguen siendo las mismas, solo con ligeros cambios para mejor disfruté.

Con amor y cariño,
Angel Rosa 🌹

Pecado ✓ [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora