Zoe
La abrazaba con fuerza queriendo que este momento no acabara, desbordaba tanta alegría por tener un gramo de satisfacción al estar en la tierra y en compañía de Aleida que me había olvidado que no debía mostrar ni sentir dicha emoción.
Recordaba la primera vez que la había visto, acababa de tener una predicción cuando la puerta de mi sala privada se abrió lentamente mostrando a un Ángel que a simple vista era tímido y callado pero que conmigo resulto ser todo lo contrario. Me había hablado como si nos conociéramos desde nuestro despertar y era extraño pero cómodo a la vez.
Le hablé de mí, de mi propósito y el porque no tenía permitido salir de mi espacio personal y sin duda podía recordar que fui yo quien en un principio la había apodado “Aleida” solo porque me cansaba de llamarla Guardián y ver que ahora su nombre era ese me llenaba de felicidad.
—Estoy tan feliz de verte otra vez, Aleida. Te he extrañado un montón— expresé una vez nos separamos.
—¡Joder, pasa!
Me tomó de la mano y me arrastró al interior del departamento donde me sentó en el sofá más grande, no pude evitar reír por su comportamiento tan exagerado.
—¿Cómo es que estás aquí? ¿Te han desterrado? Ya sabía yo que esos malditos perfeccionistas terminarían por acabarse entre ellos mismos, mira que expulsarte así como así, ¡Ven aquí!
—Aleida, cálmate— tomé un poco de distancia en el sofá y esperé a que ella se tranquilizará para poder hablar— No fui desterrada. Tuve una visión un poco perturbadora y Los Consejeros me ha enviado a investigar.
—¡No me importa! Carajo, estás aquí y al fin seras una de nosotros.
—¿Una de ustedes? Así que aún eres parte de ese grupo.
Sabía que a ella le había tocado rehacer su vida cuando cayó y el que ahora tuviera más personas a su lado inexplicablemente me hacía sentir cabizbaja, la miraba esperando alguna respuesta de su parte cuando comencé a sentir un dolor en el pecho que me hizo hacer una mueca de dolor.
—¿Qué ocurre? ¿Quieres agua? Voy por agua, no te muevas.
Aleida se levantó y fue corriendo hasta lo que supuse era la cocina, toqué mi pecho y justo en ese momento fui transportada a otro lado.
❁❁
“Estaba en el acantilado de mis otras visiones, el cielo portaba unas nubes negras «se acercaba una tormenta», el agua se agitaba con violencia, golpeando las rocas sin descanso y el viento soplaba tan fuerte que lograba desestabilizarme. Un remolino empezó a formarse en el agua, tan grande que solo logró que retrocediera unos cuantos pasos de la orilla cuando sentí el chocar de mi espalda contra un pecho duro, iba a voltear para ver su rostro cuando fui empujada hasta la orilla y luego caer.
El agua era helada y oscura, intentaba nadar a la superficie pero mi cuerpo se sentía pesado, fue cuando frente a mí, dos ojos rojos comenzaron a mirarme fijamente.
Me removí, me forzaba a nadar pero era imposible, mi cuerpo no cedía, estaba a nada de perder la conciencia cuando la criatura frente a mí puso uno de sus tentáculos en mi frente”
❁❁
Respiraba agitadamente aun tocando mi pecho, se había sentido tan real que me había hecho sudar. Era la primera vez que tenía una visión y no dormía para tenerla. Aleida había regresado con un vaso de agua, donde me obligó a tomarla cuando perfectamente sabía que eso no haría ninguna diferencia.
—¿Qué fue lo que pasó?— preguntó mientras sobaba mi espalda.
—Tuve otra visión y fue tan extraña. Yo…— no pude terminar de decir lo que quería porque empezaron a tocar la puerta principal.
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Pecado ✓ [COMPLETA]
RomanceNUEVA VERSIÓN PRIMER LIBRO. Existe una leyenda, una muy antigua. Una leyenda que te cautiva y envenena. Una en la que vives y mueres. "Dos almas destinadas a encontrarse, amarse y morir en los brazos del otro. Pacto realizado a sangre, pacto cobr...