08.
Mikey estuvo ayudando a Shin'ichiro y a la persona que su hermano llamó, atento a lo que le pidieran que les pasara o trajera (ya sea más vendas, gasas o tijeras).
Y se mantuvo al lado del dragón luego de que terminaron de limpiar, zurcir y vendar la herida. Sintiendo alivio cuando se supo que estaría bien.
Shin'ichiro y él le dieron gracias a la persona que les ayudó –aparte de haberle pedido mantener esto en secreto–, y cuando se fue, escuchó un sonoro suspiro de su hermano.
— Lo bueno fue que estaba tranquilo — se refirió al dragón que trajo —. Por cierto, ¿Dónde lo encontraste, Manjiro?
— Por ahí — respondió vago.
Shin'ichiro sonrió con cierta resignación.
— Ya... Entonces ve a cambiarte o el abuelo y Emma van a preocuparse.
Por un momento se olvidó que todavía tenía puesta la ropa ensangrentada. Se acercó el cuello de la camisa a la nariz, percibiendo el olor metálico de la sangre seca.
Parece que debía darse un baño otra vez.
09.
Saliendo del baño y yendo a su habitación, observó un momento al dragón que descansaba a un lado de su cama.
Quién tenía algunas almohadas bajo su cabeza y cuerpo que le aportaban comodidad y descanso.
Y antes de ponerse algo de ropa, lo cubrió con unas sábanas con tal de brindarle calor.
Y tras pensarlo un momento, le dio su cobija. Poniéndola a lo largo de su cuello.
(No se la estaba dando, únicamente se la estaba prestando. Por esta ocasión).
10.
Luego de comer (y también de que Shin'ichiro le contase al abuelo y Emma sobre el dragón, más o menos), se dirigió a su habitación a dormir la siesta.
Nuevamente contempló al dragón, y sin pensárselo mucho, optó por dormirse a su lado. Habiendo tomado una almohada y una sábana propia, se acostó a su lado.
Seguía sintiéndose fascinado por el hecho de haber visto, sostenido y también ayudado a un dragón.
Lo miró un poco más, sonriendo levemente. Hasta que cayó rendido al sueño en tan poco tiempo.
11.
Cuando Ken se despertó nuevamente, tuvo la sensación de ser abrazado o mejor dicho, la sensación de que había algo sobre su lomo.
Fue cuando abrió los ojos que se dio cuenta que el niño no estaba donde originalmente yacía durmiendo, que era a su lado. Y al levantar su cabeza y girar su cuello en dirección a su lomo y espalda lo encontró, durmiendo a sus anchas el desdichado.
Aunque tampoco es como que fuese pesado, no del todo. Pero no por ello, era cómodo sobre todo porque estaba herido y se supone, recuperándose.
Al parecer, había descubierto que también, era inquieto a la hora de dormir.
(Y pese a todo, no se movió y decidió ignorarlo).
12.
Cuando Manjiro abrió los ojos –tras largas horas de sueño–, notó bajo su espalda la suave y mullida sensación del colchón. Siendo que, él no recuerda haber dormido en su cama.
Y la posible respuesta a sus dudas es, un chico de su edad de cortos cabellos rubios rapados por ambos lados de la cabeza con un tatuaje de un dragón en el lado izquierdo, que le mira sentado en la orilla de su cama. Desnudo para aclarar.
– Buenos días, ricitos de oro.
¿...Era de mañana? ¿Tanto había dormido?
– ¿...Es de mañana?
– No – responde, sin quitarle la mirada de encima. Y antes de que él pueda procesar del todo lo que está pasando, principalmente porque todavía hay resquicios de somnolencia en su ser, el chico vuelve a hablar –. Pero, ¿Podrías prestarme algo de ropa?
Mikey no puede evitar mirar esa parte expuesta de su anatomía, antes de volver a posar su mirada sobre la suya, para responder impávido:
– Seguro.
-Traumada Taisho