Saviour - Andy Biersack

4. Vampiresa del Infierno

Capítulo 4 "Vampiresa del Infierno"

-¿Una falda pastel? ¿En serio?- mi voz salió como diez tonos más alta de lo normal cuando vi el objeto que mi madre ponía en mi mano. En serio que sentía el vómito en mi garganta. 

-Sí, en serio, corazón -sonrió dulcemente-. Sólo... considéralo como un favor a tu madre que tanto te adora.

Sí, su amor destilaba por sus poros mientras me ignoraba totalmente. ¿Qué creía que era? ¿Un unicornio sonriente con vísteme ridículamente tatuado en la frente?

-Ya te hice un favor, dejé que me usaras de Barbie ayer -protesté, cruzándome de brazos. ¿Por qué rayos estamos teniendo esta maldita conversación, aún así?

-Entonces considéralo tu castigo -levantó una ceja. 

-¿Castigo por qué? -Mierda. 

No podía ser por la salida, por que ella había llegado tarde y nunca jamás se lo diría. Carajo, Brett se lo dijo.

-Tú sabes... -dio una sonrisa ladeada-, por la pequeña cosita que hiciste. 

No, Brett nunca haría eso. ¡Se lo dijeron los duendes de la casa de Andy! 

-Por llegar tarde ayer en el carro de un chico que yo no conozco -dio un golpecito en mi hombro. 

-Espera, ¡¿qué?! ¿Qué hice? -inquirí, con ambas cejas alzadas.

-Las vecinas son muy informativas, mi amor -guiñó su ojo derecho. 

Ugh. Que se pudran las vecinas y se las coman sus gatos. Una cordial disculpa por culpar a los duendes de la casa de Andy. 

-Ahora, podemos hacer lo siguiente: te quitas una de tus monstruosidades del cuerpo y te pones este inocente sustituto, o... 

Exploté. 

-¿O qué? ¿Qué va a hacer? Brett ya no está para que lo llames, no hay nadie que me conozca aquí, pero... ¡Nooo! Ésta fue tu brillante idea, irnos hasta el otro lado del país, sólo para no manchar tu estúpida reputación. Vete al diablo.

Vi cómo los ojos de mi madre crecían con cada palabra que salía de mi boca, como si estuviera cantando una canción devota al diablo. 

Pero no me importó. 

Estaba enojada, resentida, herida, sentía la adrenalina correr por mis venas. Todo lo que quería hacer era golpear y aventar todo artículo en esta casa, y si era posible, quemarla hasta sus cimientos, para después asar bombones de chocolate junto a Brett, bajo la luna. Sí, eso debería de hacer. 

***

Me miré al espejo. Mi cabello era tan recto como una tabla y este se atravesaba sobre mi ojo derecho. Usaba un collar de picos pegado al cuello y pulseras a juego en mis muñecas. Utilizaba una blusa de Led Zeppelin y una camiseta a cuadros negros y rojos arriba de ésta, unas botas militares y... la maldita falda pastel de mi madre. 

Después de explotar y sacar a mi madre de mi habitación a fuerzas, decidí usar la maldita falda, pero tomaría venganza, y eso fue lo que le dije a mi mamá antes de salir de la casa con un estruendoso y dramático portazo. 

Me puse mis audífonos y caminé hacia la escuela. La canción Faithless martillaba en mis oídos mientras recorría los pasillos en busca de mi taquilla. 

Amaba mi ropa. 

Era seguro de que tendría la mínima interacción social. Sí, eso no había servido hoy. Álgebra transcurrió lentamente, una hora completa llena de miradas de asombro e incredulidad, sobretodo de la chica del otro día.