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Josephine POV

Desde muy pequeña me enseñaron que la comprensión era una de las cosas que más necesita la gente en todo momento, al igual que la empatía y respeto. Siempre hay una historia o justificación de los actos de cada persona, así como un acto-consecuencia.

Si Hero decidió dejarme plantada fue por algo. Volver a nuestra relación inicial como perros y gatos, fue la consecuencia.

No lo juzgo, no estoy molesta ni mucho menos decepcionada. Solo que lo que pudo ser una linda amistad como compañeros de trabajo quedo nulo; no pasará. Debo admitir que estaba emocionada por ir con él donde sea que quisiese ir. Su mente, en lo poco que me dejo ver, era algo impresionante y digno de conocer: tiene pensamientos maduros e interesantes.. al menos para mi quedo clarísimo que no es solo un hombre atractivo con un gusto de emborracharse en las fiestas y el fútbol.

Pero todo se resumía al mismo imbécil que guarda sus pensamientos bajo llave y solo demuestra los básicos y simples. Alguien que a pesar de sus maravillosas características, se deja opacar por seguir la corriente.

¿Cómo lo sé? Porque después de que me aburriera esperando en la recepción a que se dignará a llegar, o por último mandarme un mensaje que le había salido un improvisto, Pia me mando una fotografía de un grupo del elenco en un bar cercano celebrando el primer día de grabación. Y en ellos estaba Hero, con una cerveza en la mano sonriendo (jodidamente guapo) a la cámara.

Llevaba eso de 1 hora esperando por él, y ver que siquiera tenía en sus planes salir conmigo fue decepcionante. Pero no tenía porqué importarme, en fin de cuentas, él solo fue.. gentil al invitarme: no está en sus planes ser amigo mío.

Volví a mi habitación a cambiarme por algo más cómodo antes de bajar a comer algo al restaurante de la planta baja del hotel. Me cambie mi vestido por unos vaqueros y una blusa y salí. Al llegar, lo primero que vi fue que estaba muy lleno.

No había mesa disponible, por lo que no me queda de otra que tener que pedir el servicio a habitación; al llegar a los elevadores, una voz conocida me llamo la atención.

—¿No entraste?— Swen parecía bastante agitado. Como si hubiese corrido hasta aquí,

Él era casi de los únicos del elencos con los cuales no he hablado, mucho al menos. Lo miré extrañada.

—Está lleno. Pediré al cuarto.

—Oh, yo estaba esperando mi comisa en la barra.. no es tan cómodo como una mesa pero al menos estas sentado— río, me pareció adorable— ¿Quieres comer conmigo? Es un asco comer solo.

¿Porqué el no está con los demás?

—¿Estas comiendo solo?

—Si, no quise ir al bar. Supongo que tú tampoco; mañana hay que trabajar.. no sé cual es el gusto de emborracharse después del primer día de trabajo— me reí con él.

—Ni sabia que saldrían, la verdad— miré mis pies. 

—Oh, lo lamento.

—No, no lo hagas. Supongo que es normal no agradarle a todas las personas— me encogí de hombros.

—Si les agradas, solo que no quieren desconcentrarte del trabajo. Ya sabes.. protagonista— me sonrío, su sonrisa es linda.. pero no tiene hoyuelos, el manos no como los del idiota que me dejo plantada.

—Nunca antes había tenido un papel tan importante, la verdad.

—Siempre hay una primera vez, pero no una última en tú caso. Lo sé— me sentó bien la confianza que me derramo en tan solo una oración.

—No tengo ganas de comer en una barra. ¿Comemos afuera?— le sonreí.

—Por mi, estupendo.




(...)

Salimos del local tan satisfechos que, entre nos reíamos ya veíamos que vomitábamos todo lo que comimos. Fue una agradable velada, Swen es muy simpático y sabe como no dejar morir la conversación.

Al llegar a la recepción, lo primero que vi hizo que mi sonrisa desapareciera. Swen se percató, pero no de todo; fue a saludar a Hero, quien estaba sentado en un sofá cercano a la entrada del hotel.

Él levanto la vista hacia Swen y luego hacia mi. Sin pensarlo y con 0 ganas de escucharlo dar escusas baratas, seguí mi camino hasta el ascensor. Antes de que las paredes se cerrasen, puso un pie dentro y ambos quedamos dentro de el. ¿Qué habrá pasado con Swen?

Nerviosa, comencé a jugar con mis manos esperando llegar al piso. No se suponía que él tendría que estar aquí conmigo, debería aún andar de fiestas con los demás.

—¿Fuiste a cenar con Swen?— su voz ronca me sacó de mis pensamientos, giré la cabeza y lo encontré mirándome.

—Si.

—¿Por qué?— ¡Y tiene el descaro de preguntarme! No me enojé con él cundo me plantó, pero que sea cínico me saco de mis casillas.

—¿Estás fastidiándome? Porqué si es así mejor que te calles. Ya superaste mis limites hoy.

—Te estuve esperando para cenar.

—¿A si? ¿A qué hora? 

—Bueno.. llevaba más de 30 minutos esperando cuando llegaron.

Me reí ante su idiotez. Debe estar tan borracho que desde ya estoy disfrutando su jaqueca.

—Oh, que lastima. Porque antes de que Swen me sacará a cenar, esperé unas 2 horas por ti. Después me enteré de que estabas de celebración, incluso después de ser tú el de la idea de cenar.

Quedo con la mandíbula mil metros enterrada bajo tierra.

—Si, fui con ellos.. pero..— la puerta del ascensor se abrió y antes de que pudiese terminar, salí en carrera a mi habitación.

Cuando creí poder llegar a mi meta, una mano bastante grande, con las venas marcadas me sujeto la muñeca e impidió mi huida.

Me volteó y quedo frente a mi. A distancias minúsculas, solo él y yo en aquel pasillo; el confundido y borracho mientras que yo enojada con un humor de perros.

—No me dejes con la palabra en la boca, Josephine.

Lo miré a los ojos, mientras que por alguna extraña razón, el no despegaba la mirada de mis labios. Inconscientemente, pase mi lengua por ellos para humedecerlos. Su mano soltó mi muñeca y bajo directamente a mi cintura y ahí la dejo. La otra fue a mi mejilla.

Por un momento quise que me besara. La tensión era real, ni siquiera tenía la decencia de mirarme a los ojos, solo los labios. Mientras que los míos iban de sus ojos a sus labios gruesos. Era malditamente guapo.

Iba a dejar que me besará, hasta que sentí su olor a alcohol en su aliento. Y caí en la realidad. Me había dejado plantada. Esta borracho. Esto si ocurre, sería un error.

Puse mis manos en su pecho y lo aparté.

Su rostro mostró una confusión evidente. Saque mis llaves y antes de cerrar la puerta de mi habitación, lo mire y susurre:

—Hablemos mañana. Cuando no estés borracho; buenas noches, Hero.






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