El hombre más veloz del mundo

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El Anticristo desprendía un aura maligna, como si esta fuese el origen de su poder. Jesus se dispone a hablar con el, diciéndome que no intervenga en la conversación.

- Tantos años queriendo matarme y justamente eliges este momento, el peor de todos.
- Siempre has sido igual de fuerte que mi padre. Yo soy un débil comparado contigo. Pero cuando vi este bastón tuve clara una cosa, tal vez podía derrotarte.
- Está claro que nunca me dejarás tranquilo, Anticristo. La única forma de que no estorbes es borrarte de la vida.
- A nuestros padres no les gustará que me mates. Dios es muy pacifista, si me matas te castigará de alguna forma. En cambio, Satán, mi padre, irá a por ti en forma de venganza.
- Me da igual lo que me haga Dios si pudiendo matarte salvo a la humanidad. En cambio, Satán si puede ser un peligro, pero no creo que le importes. Siempre te ha ignorado.
- Callate niño mimado
- ¿Mimado yo? Inútil
- Papanatas
- Abrazafarolas
- Patatudo
- Tontín
- A ver, escuchadme los dos. O luchais o me voy a buscar el objeto que falta.
- Calla mocoso -gritan los dos cristos-.
- En el fondo tiene razón -dice el Anticristo-. No he venido para hablar. Prepara tu mejor movimiento, hijo de Dios.

Ambos arremeten con una gran velocidad, dispuestos a pegar el primer golpe. Jesús lo esquiva y le pega en la espalda al Anticristo. El golpe es tan potente que crea una gran corriente de aire, pero el Anticristo no parece sufrir ningún daño. Jesús hace una lluvia de golpes sobre el enemigo, pero ningún golpe le afecta.

- Eres un necio, Jesucristo. Parece que no te das cuenta de que bloqueo todos los golpes gracias al bastón. Al ser tan resistente es imposible que me hagas algún daño.
- No te he visto usarlo en ningún momento.
- No hace falta usarlo, solo con tenerlo en la mano tu cuerpo gana resistencia. Me pregunto qué pasará si te golpeo con el bastón.

Jesucristo bloquea el golpe cona muñequera, pero está no desvía el golpe. Tras bloquear más golpes Jesús se da cuenta de lo que realmente ocurre: No es que la muñequera no desvíe los golpes, lo que pasa es que el bastón es tan resistente que no le afecta el desvío del poder.
Todo parece una batalla igualada. Fuerza contra resistencia. Abai es consciente de que la resistencia gana a la fuerza, y que Jesucristo se cansará en algún momento. Cuando eso ocurra, el Anticristo acabará con él. La resistencia del bastón no disminuirá, pero la fuerza de Jesús sí. Abai decide ir a ayudar a Jesús, es un impulso suicida, pero lo hace para ayudar a salvar a la humanidad. El Anticristo lo ve y mientras carga un ataque le dirige la palabra.
- Mira que mono el niño, va directo hacia mi. ¿En serio crees que me vas a poder golpear?
Después de decir eso el Anticristo le lanza una esfera de energía oscura tan potente que le envía a las afueras de la ciudad. Cuando Jesús ve eso se pone a reír.

- Maldito loco, en serio te da risa que haya matado a tu compañero.
- Es imposible que muera, se las arreglará. Es más, te doy las gracias por lanzarlo.

Abai está a punto de caer, pero justo antes se agarra a una de las numerosas enredaderas que hay en los edificios. Aunque se haya sujetado, el impulso era muy fuerte y se le resbala la mano. Impacta contra el edificio, cayendo al suelo poco después. Para empeorar las cosas, se encuentra a un pequeño grupo de furros. Abai ve un puesto de armas en la que podría recargar su escopeta, pero cuando va a sacarla se da cuenta de que no está, había caído mientras estaba en el aire. Indefenso empieza a correr entre esas calles que tiempo atrás habían sido un lugar para ir de compras. Mientras escapa se da cuenta de que podría haber mirado si había alguna arma en la tienda de antes, pero al mirar atrás ve que los furros le persiguen. Abai acaba en un callejón sin salida. Desesperado, entra a la última tienda, una zapateria.

Una vez dentro, intenta buscar objetos con los que defenderse. El primer furro entra en la tienda y cuando está a punto de atacar a Abai, este le clava un tacón en el ojo. Aprovechando el aturdimiento, entra en el almacén. Con el miedo infestado en todo su cuerpo, empieza a buscar entre las cajas, o más bien las pocas cajas que quedaban, pues el techo del almacén se cayó y aplastó un montón de cajas. Abai ve el cielo desde ese techo caído. Si pudiera saltar y escapar por los tejados, pero es imposible llegar. Intenta hacer una pila de cajas, pero esta se desmorona. Los furros están a punto de entrar en el almacén, pero en ese mismo instante, Abai ve un legendario objeto en una de las cajas, las zapatillas del rayo McQueen.
Se las pone y obtiene un gran poder. Intenta ganar velocidad para poder saltar y escapar, pero antes de poder hacerlo llegan los furros.

Desesperado, Abai es consciente de que no tiene terreno para coger velocidad sin que los furros lo atrapen. Así que, a la desesperada, va corriendo a la puerta del almacén para pegar un puñetazo a los furros. Cuando está a punto de pegarles, las zapatillas del rayo McQueen alcanzan una velocidad tan alta que todo el cuerpo de Abai se ve rodeado de rayos rojos. El impacto, sumado con la velocidad, hace que todos los furros salgan volando contra la pared de la zapatería, la cual traspasan. Abai va a mirar por el agujero y ve como todos han muerto debido al fuerte impacto. Entonces se da cuenta de una cosa:
Si es tan fuerte con esas zapatillas, podría ayudar a acabar con el Anticristo. Decide volver con Jesús, pero no sabe qué camino tomar, así que empieza a correr por las calles de ese tal Teruel hasta encontrar a Jesús
- Esto parece un laberinto -exclama Abai-.

De vuelta al lugar de la batalla, Jesucristo sigue riéndose. El Anticristo decide preguntarle sobre lo que había dicho:
- ¿Cómo que me das las gracias por lanzarlo? Está claro que te estás volviendo loco.
- No es eso, es que ahora que no hay nadie débil que pueda sufrir daños, puedo usar todo mi poder contra ti. Es hora de que te desinstale de la vida, Anticristo.

Jesucristo el mata furrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora