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n/a: hola chiquis !! voten y comenten mucho que sus comentarios siempre me matan de la risa <3

Además de alguna que otra mirada asesina por parte de Mikey, el chico no provoca estragos de ningún tipo, no intenta sacarle los ojos con una cuchara, ni hace amague de cortar su estúpida trenza como la había llamado. En realidad, no parece querer cumplir ninguna de sus (muchas) amenazas que había manifestado en el bosque, y la cena transcurre, para alivio de Draken, en relativa calma. Al menos hasta que Baji abre la boca.

Chifuyu y Hakkai están ayudando a levantar la mesa, llevándole los platos sucios a Mitsuya y guardando las sobras de la cena para el día siguiente, por lo que son los únicos sentados en sus sillas.

—Entonces... ¿cómo se conocieron? — inquiere, moviendo su mano en un gesto que oscila entre el dúo delante suyo.

Ante la sonrisa socarrona que les dedica a ambos, Draken siente la urgencia de tirarle los dientes uno por uno. Abre la boca con la intención de decirse que no es de su jodida incumbencia, pero Mitsuya lo interrumpe.

—Ustedes dos —los llama desde el marco de la puerta —. vengan conmigo.

Draken sabe de antemano el tema de conversación.

Cuando Chifuyu sale de la cocina, Mitsuya y Baji hablan al mismo tiempo.

—No se quedará —masculla el pelinegro.

—¿Qué haremos con él? —pregunta el omega, limpiándose las manos con un paño que va deteriorándose cada vez más.

Mitsuya y Draken miran incrédulos al otro chico, quien no muestra signos de remordimiento por sus palabras, en cambio, los mira como si ellos fuesen los que quieren dejar a un omega en la calle, en pleno invierno, de noche.

—¡¿Te has vuelto loco, Baji?!

—¡Ni siquiera lo conocemos, Mitsuya! —exclama, observándolo como si le hubiesen crecido dos cabezas —. ¡Y por la paliza que le dio Draken antes de venir, dudo que sea un omega inofensivo!

—Estaba asustado —explica, tratando de mantener la calma.

Ni siquiera entiende por qué lo defiende, pero no es justo, no importa que no lo conozcan en absoluto, no es justo que lo echen a la calle en su estado, porque, aunque le haya dado una paliza, Draken no está seguro de que pueda hacerlo de nuevo, no a la mitad de la noche y definitivamente no contra más de una persona.

—¿Lo estas defendiendo? —demanda, incrédulo—. Te has ablandado, Draken —se burla—. Ahora te dedicas a recoger perros rastreros por donde vayas.

Ahí va lo último de paciencia que le quedaba.

—Pues si no fuese por mi habito de acoger perros rastreros, tú y Chifuyu seguirían durmiendo en la puta calle, comiendo de la basura —espeta, mirándolo directamente a los ojos.

Ha tocado un tema delicado, se da cuenta en el instante en que Baji hace ademan de abalanzarse hacia él, con claras intenciones de propinarle un puñetazo.

— ¿Qué diablos sucede con ambos? —sisea Mitsuya, metiéndose entre ambos alfas—. Los dos han estado inaguantables desde hace días —intercambia su mirada violácea entre ambos —. Si tienen tantas ganas de bronca pueden ir reservando una pelea en el club de Pah, par de imbéciles, pero aquí no.

Antes de que ninguno pueda replicar, un par de ojos índigo asoman por el marco de la puerta.

—Oigan —gruñe Hakkai, arrastrando una expresión casi asesina y los puños apretados a cada lado de su cuerpo—. Como sigan disgustando a mi omega, yo mismo les daré una paliza a ambos.

Ferox (draken/mikey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora