Jongho suspiraba una vez más frente a la puerta del gran edificio mientras sobaba sus hombros.
Era un miércoles cuando él y su amigo Yunho se encontraban en casa del primero jugando videojuegos y charlando sobre lo que les ocurrió durante lo poco que llevaban de semana.
Para Yunho fueron días tranquilos, pero para Jongho todo lo contrario.
Desde hacía semanas comenzó a trabajar para ganar algo de dinero, pues no podía simplemente subsistir así como así. Debía encargarse del transporte de algunas pesadas cajas en una empresa que, pese a no ser muy lujosa, se encargaba de dar un digno sueldo a sus trabajadores.Choi era una persona bastante fuerte por lo que en un principio no se le dificultó el mover esas cajas de un sitio a otro. El problema vino cuando las semanas pasaban y, por desgracia, el número de cajas aumentaba en demasía. Jongho juraba a veces que si usaba un solo músculo más acabaría explotando, pero necesitaba dinero, por lo que tragaba saliva y suspiraba con fuerza antes de sentir como sus músculos volvían a tensarse de nuevo y dolían como si estuviese siendo golpeado de forma continua.
El consejo de su amigo Yunho al ver que el menor no podía casi ni moverse de su asiento para tomar las palomitas situadas en una pequeña mesa a escasos metros de él, era visitar un centro de spa.
En un principio la idea no le gustó a Jongho, no por nada, sino porque nunca había ido y tampoco conocía ningún lugar así. El resultado podría ser un claro empeore y no quería que su cuerpo se destrozara aún más por quienes decían ser profesionales pero apenas sabían cómo mover sus manos.—No te preocupes, el dueño de un centro de masajes no muy apartado de mi casa es un chico que hace tiempo fue el novio de mi amigo Wooyoung. Seguro que será bastante bueno. —dijo.
—Pero hyung, —habló Jongho. — No creo que realmente sea necesario esto. Cuando el número de cajas en el trabajo se reduzca comenzaré a estar mejor. Parece que sólo es una época en la que llega mucho material a la empresa.
—No digas tonterías. Si no vas ahora lo que ocurrirá es que cuando tengas diez años más parecerás un señor mayor que apenas puede moverse sin su bastón. —regañó. —No te preocupes, yo pagaré y lo dejaré todo listo. Solo debes ir y relajarte.
Pese a que el menor intentó volver a hablar, su amigo no se lo permitió. Antes de poder hacer nada Yunho tomó su teléfono entre sus manos, buscó el número por internet, marcó el mismo y segundos más tarde la llamada ya estaba siendo atendida. Yunho sonrió ampliamente al escuchar la voz de la persona tras la línea telefónica.
—Sannie, —dijo con alegría. — Soy yo, Yunho. —hubo una pausa, probablemente ese tal San saludando debidamente al alto. —Tienes algún día libre para un masaje? Un amigo no está muy bien y seguro que en tu local estará en buenas manos.
No muchos segundos después y tras algunas palabras más intercambiadas Yunho dejaba su teléfono a un lado.
—No puedes librarte ahora. —fue lo único que dijo entre risas.
Entonces dos días más tarde Jongho se encontraba frente al lugar del cual le habló Yunho.
El letrero de este era bastante grande y daba a entender a la perfección que efectivamente era un lugar de masajes.Su cita estaba programada para las 17:30 y aún eran las 17:05. Decidió ir con tiempo por si no podía ubicarse bien, pues sabía que estaba cerca del hogar de Yunho pero no el lugar exacto.
Sin poder esperar fuera mucho más se adentró al lugar pasando por la puerta automática y llegando a la recepción.—Eh, ¿San? —preguntó a un muchacho joven que se encontraba allí.
—El mismo. —dijo sonriente, mostrando unos hermosos hoyuelos. —¿Qué desea?
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Massage {Jongsang}
FanfictionDespués de ser convencido por su amigo, Jongho decide ir a uno de esos centros de spa para recibir un masaje y así aliviar la gran tensión acumulada de las últimas semanas. Lo que no sabía, claro, era que el masajista era un chico, y el final del m...