Quatre | 𝘎𝘰 𝘙𝘰𝘯𝘨。

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    Ya estábamos cansados de buscar. De recorrer calles, de preguntar a la gente... incluso armamos un plan para dejar folletos por todo el pueblo para que, si alguien vió a Junny, la devolviera o avisara. Planeamos la recompensa, la foto que usaríamos, le comentaríamos a la gente lo que ocurrió...

    Hasta que Pucca me miró con las cejas alzadas. Sin darme cuenta, mi estómago había sonado pidiendo algo dentro suyo.

    ㅡUy, ¿tienes hambre? ㅡpreguntó, aún mirándome, mientras yo me enfocaba en salir del desbordante estacionamiento con cuidado.

    ㅡUn poco, sí ㅡdije, sin prestarle mucha atenciónㅡ. Apenas son las doce del mediodía, creo que deberíamos volver al departamento y comer algo...

    ㅡEspera ㅡme detuvo en el semáforo, mirando las callesㅡ Dobla en la siguiente esquina, iremos a visitar a mis tíos.

    ㅡ¿Por qué?

    Ella me miró con una sonrisa encantadora y ojos brillosos; ㅡEllos hacen los mejores fídeos de la ciudad.

    No me arrepiento de no haberme quejado cuando me dijo que iríamos a ver a sus tíos. Finalmente conocí el Go Rong y a tres hombres maravillosos.

    ㅡ¡Pucca! ㅡgritó un hombre alto, con una coleta en su cabello, bigotes y barbaㅡ ¡Muchacho! ¡Pucca está aquí!

    Dos hombres más salieron de lo que parecía ser las puertas de la cocina; un hombre calvo con un pequeño gorro de paja, y un hombre algo gordo con barba y cabellos negros.

    Se avalanzaron, literalmente, sobre ella; abrazándola y llenándole la cara de besos. Cuando finalmente se separaron, ella se volteó a verme.

    Sus mejillas sonrosadas, sus ojos brillosos y una sonrisa sincera que escondía estúpidamente su notable vergüenza y nerviosismo.

    ㅡÉl es mi vecino, Tobe ㅡme señaló con su mano, tomando mi brazo con cariñoㅡ. Somos amigos.

    ㅡ¡Me alegra que hayas encontrado amigos en tu piso! ㅡhabló el de piel morenaㅡ. Un gusto, somos los tíos de Pucca; mi nombre es Dumpling. Ellos dos son, Ho ㅡseñaló al de gorro de paja, quién hizo una pequeña reverencia ante miㅡ, y Linguini ㅡy también le señaló.

    ㅡ¿Vienen de visita? ㅡpreguntó Linguini, limpiándose las manos con su delantal.

    ㅡEstábamos buscando algo de comer.

    ㅡEntonces, ¡adelante! El Go Rong está abierto para ustedes.

    ㅡMuchas gracias ㅡatiné a decir, haciendo una pequeña reverencia con mi cabeza.

    Yo, Tobe, estoy en todas mis facultades mentales para admitir que éstos son los mejores fídeos del mundo. He viajado por doquier, he probado comidas de casi todo el mundo, pero jamás unos fídeos hechos con tanto amor; cómo los fídeos del Go Rong.

    Miré a Pucca, quién terminaba su segundo plato, igual que yo. Eran tan adictivos, que simplemente me adelanté a pedir otra ronda. No eran muchos y, no sé si fue el hambre, pero los platos lucían pequeños.

    ㅡDada salió ㅡdijo Ho, mirándonosㅡ. Por suerte no hay muchos problemas en la cocina, y tampoco hay mucha gente a esta hora.

    ㅡ¿Fue a entregar pedidos?

    ㅡNo, a pasear al perrito que encontramos...

    Pucca y yo nos miramos automáticamente, ambos fruncimos el ceño y movimos los labios, murmurando el mismo nombre.

    ㅡEs muy tranquila y tiene un collar rosado muy bonito.

    Al mismo tiempo que nombraba la mascota que habían encontrado, un muchacho sin cabellos, de pantalones negros y camiseta bordo, ingresaba tras nosotros con Junny.

    ㅡ¡Junny! ㅡgrité, y ella salió corriendo a mi cuando el muchacho le quitó la correaㅡ. ¡Gracias a Dios, estás bien!

    ㅡ¿Dónde encontraron a Junny?

    ㅡAfuera ㅡcomentó su tío, por mi grito, los otros dos salieron de la cocinaㅡ. Estaba en la puerta, chillando de frío. ¿Es su mascota?

    ㅡNo, es de su vecina de piso ㅡLinguini le miró confundidoㅡ. Vive debajo de mi, compartimos el techo ㅡentonces, hizo una mueca de asombro.

    ㅡ¡Gracias por mantenerla a salvo! ㅡdije, mientras los miraba con la sonrisa más grande que mi rostro me dejaba hacer, luego miré a Junnyㅡ. ¡Ring Ring estará aliviada cuando te vea otra vez!

    Ése día, cuando salimos del Go Rong, sus tíos me dijeron que esperaban verme en las festividades dentro del restaurante, pues sería un placer para ellos que los amigos de Pucca asistieran, ya que no tenía muchos...

   Ho, por alguna razón, me tomó del brazo con una mueca de preocupación, tristeza y felicidad en su rostro y me susurró algo que quedó tan marcado en mí, qué al volver a casa, lo escribí en una pequeña hoja y lo escondí en el cajón secreto de mi escritorio.

    "Confío en tí, para mantener a Pucca a salvo"

    Aquel día, Ring Ring no dejaba de llorar de alegría al tener a Junny de nuevo con ella, y nos invitó a pasar la tarde comiendo pastelillos en su departamento.

    Cada vez que miraba a Pucca reír con mis vecinos, sentía que mi corazón se ensanchaba en alegría.

    Y, aún así... se me hacía imposible olvidar las palabras de Ho.

삶    𝖣𝖾𝖻𝗂𝗈́ 𝗌𝖾𝗋 𝖾𝗅 𝖵𝗂𝖾𝗇𝗍𝗈  ❚  tobecca. [✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora