Situaciones (V) Parte 1/3

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Idea a petición de: @darkesmoon

Advertencia: contenido explícito.

Diaboys (5/14): Tsukinami Carla, Tsukinami Shin, Mukami Yuma, Mukami Ruki y Mukami Kou.

La luna brillaba con todo su esplendor, dejando en un estado de máxima necesidad física y sexual al muchacho. La deseaba más que nunca, la quería entre sus brazos, entre sus manos... Entre sus piernas. El sudor recorría su frente y no era capaz de pensar de manera clara. Sí, eso es, iría hasta su lado y se deleitaría con la perfecta imagen de su figura. Siempre había pensado que era hermosa, pero ahora... El ínfimo recuerdo de su cuerpo lo hacía temblar de placer. 

Y eso hizo, se acercó hacia su dormitorio y llamó el nombre de la chica. Cuando le permitió entrar, vio cómo se cambiaba de ropa. Apretó los puños y la mandíbula con fuerza. Avanzando con paso lento, disminuyó la distancia entre ambos y deslizó una mano por su cadera. Oh, que suave y fina piel estaba acariciando en ese momento. Parecía como si estuviera sumido en un sueño. ¿Debería contárselo? Impaciente, comenzó a dejar caer ciertas pistas de su condición. Sin embargo, daba igual las veces que lo intentase, no mostraba ninguna señal de entendimiento.

Tsukinami Carla: algo dentro de él estaba derritiéndose. La necesitaba más que nunca. Su calor, su sudor, su tacto, su... Todo. Notaba cómo cierta parte de él se endurecía sólo con el pensamiento de verla completamente desnuda. No obstante, se apartó. No podía permitir que ella lo viera en aquel estado. "Estás sudando, ¿te encuentras bien?" dijo con esa voz dulce que le hacía perder la razón. No, no estaba bien. Y no lo estaría jamás si no se adentraba en su interior, pero se contuvo firme y con la cabeza alta. No mostraba indicios de comprender, y sabía que ella estaba preparándose para irse a dormir, tras haber pasado un día agotador y repleto de exámenes. Se volvió a acercar hacia su amada y posó un delicado beso en su frente. La instó a que se metiera en la cama y la cubrió con la sábana. Luego, se despidió diciendo que debía arreglar cierto asunto con su hermano y desapareció entre la oscuridad de la noche. Inmediatamente después, entró en el baño de invitados y se quitó el guante de la mano derecha mientras se desabrochaba el cinturón del pantalón con la izquierda. No es lo que él pensaba que pasaría desde el principio, pero por ahora no le quedaba otra que desahogarse de esta manera.

Tsukinami Shin: no sólo sentía esa parte de él dura, sino que palpitaba con ansia y deseo. Le costaba incluso mantenerse firme sin cobijar su rostro entre los pechos de ella. Quería tocarla, quería estar dentro de... "Estás raro, Shin" susurró suavemente, sacándolo de sus sucios pensamientos. Fijó los ojos en los suyos y después examinó esos carnosos y preciosos labios que ahora tanto soñaba besar. "Quiero que me..." Comenzó. No, ella no iba a entenderlo, aunque se veía inclinado a intentarlo, al menos. Si conseguía que comprendiese su situación y estuviera dispuesta a unirse a él... Pero... ¿Y si le hacía daño? Esto no era un deseo sexual normal. Era un hambre monstruosamente carnal y salvaje. ¿Estaría bien con eso? Desesperado, se arrodilló ante ella y entrelazó sus dedos entre los de la joven. "Me gustaría que me ayudases con algo... Sólo si estás totalmente preparada para ello".

Mukami Yuma: estaba sudando a chorros, maldita sea. Nunca había sentido un fuego tan atroz como ese. Cada parte de él dolía con anticipación. Tenía la sensación de que el pantalón le iba a estallar por las palpitaciones de su miembro. Pero ella llevaba semejante inocencia y cansancio en el rostro... Parecía un cervatillo indefenso, inconsciente del peligro que acechaba. Deseaba comerla a besos, devorar cada rincón de su ser sin dejar ni un solo lugar intacto y lleno de saliva. Las gotas de sudor se deslizaban hacia abajo desde su nuca y cada vez era menos consciente de sí mismo. Intentó en varias ocasiones más explicarle lo que le estaba pasando e incluso puso empeño en iniciar algo, sin embargo, permanecía confusa e ignorante. ¿A quién estaba intentando engañar? No iba a entenderlo, era demasiado complicado. Se sentía como ese típico villano que instaba a la protagonista a pasarse al lado más sucio y oscuro de la vida. No era la primera vez que, debido a su fuerza, había ocurrido algún que otro accidente durante sus relaciones sexuales. ¿Qué sería de ella ahora que poseía todavía menos control sobre sí mismo y su poder sobrehumano? Entre gruñidos, decidió salir del dormitorio y resolver el problema solo.

Mukami Ruki: de repente, sintió una sed descomunal e impropia de él. Le dolía y escocía la garganta. Creía que le habían vertido una garrafa de ácido puro por la faringe. Era como si un enorme felino se hubiese aferrado a su cuerpo y le hubiera desgarrado con sus mortíferas garras el cuello. Comenzó a respirar por la boca, intentando encontrar algo de alivio en el frescor del aire. Sin embargo, no sirvió de mucho, pues la aspereza de la inhalación solo empeoró sus síntomas. Su amada, preocupada, le sujetó por los hombros. "¿Qué te pasa, Ruki?" Preguntó, agobiada. Las puntas de los dedos se le derretían por el calor que desprendía el cuerpo de ella. No sabía qué ansiaba más: su sangre o su cuerpo. Oh, sí que lo sabía. Lo ansiaba todo. "Te necesito" consiguió susurrar, lleno de dolor. "Dime lo que quieres de mí y te lo daré" Respondió, con dulzura e inocencia. Se conformaría con su sangre, sí. La razón era muy obvia: sería perfectamente capaz de destruirla si la llevaba con él a la cama. Prefería abandonar sus deseos carnales y abordar la sed antes que hacerle un daño innecesario. Ciertamente, en ocasiones podía llegar a molestarle a la joven la acción de clavar sus colmillos, pero siempre intentaba asegurarse de que fuese lo más placentero posible para los dos. "Quiero tu sangre" balbuceó, tembloroso por la impaciencia. Al ver que la chica apartó suavemente su cabello del cuello, no titubeó y se adentró en el éxtasis de su vida.

Mukami Kou: toda clase de pensamientos sucios se le pasaron por la cabeza. Oh, pero los disfrutaba tanto... La cabeza de la chica entre sus piernas, los dedos de él en su interior... Aunque eran solamente fantasías, y eso lo volvía loco. Mientras la abrazaba tierna e inocentemente, sentía cómo su miembro palpitaba a modo de queja por el deseo carnal de adentrarse en ella. Y si eso fuera todo... Sin embargo, todavía quedaba la sed. Una parte de él quería verla suplicar con el fin de que la penetrara; otra deseaba que torciese su cuello para que le chupase la sangre. Eran las dos igual de tentadoras, pero no podían ocurrir a la vez, no esta noche. Hoy era diferente. La luna llena afectaba a los vampiros de una manera inequívocamente mortífera. Si daba un paso en falso, podría verse en la situación de no poder contenerse y que todo acabara mal. Tenía miedo, pero el placer le instaba a actuar. Con las manos temblorosas, alzó la barbilla de su amada. "Por favor... Ayúdame..." Suplicó, al borde de la desesperación. "Sé que es complicado, pero no puedo resistir más este dolor" continuó "Sólo tú puedes hacer que pare, y necesito que estés segura de querer avanzar". La muchacha envolvió el rostro del rubio con sus frágiles manos. "Cuéntamelo todo. Déjame hacerte sentir bien" respondió. Sin vacilación alguna, se acercó hasta su oído. "Necesito que me permitas hacerte el amor toda la noche sin parar ni un solo momento. Y aviso que no será como las otras veces."

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Hasta aquí la primera parte de esta sección de Situaciones (V). Como son muchos Diaboys y hay que tratarlos a todos con igualdad de longitud y dedicación, he decidido recortarlo para que no salga todo muy extendido. En el próximo apartado pondré a otros cinco.

Si alguien quiere que haga alguna de sus ideas para las reacciones, que se sienta libre de ponerlo en los comentarios. Dependiendo de cómo de original e interesante lo vea, lo haré o no. Gracias y un saludo.

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