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Hoy viviríamos otra de las muchas oportunidades que nos da la vida. Hoy era un partido muy importante para la selección, tanto para los jugadores, que estarían a un paso menos de conseguir ese ansiado trofeo con el que sueñan, como para los aficionados de la roja que era otro sueño ver levantar esa copa a cada uno de los jugadores que jugaban para la selección y se dejaban el pecho cada minuto en el campo. Hoy jugábamos contra Croacia en octavos.
Nosotros, mi hermano Álvaro, Alice, su mujer, y yo estábamos en Sevilla, de camino al aeropuerto, teníamos que coger el vuelo hacia el partido. Miraba a mi hermano con admiración, siempre lo he hecho. Estoy orgullosa de lo que es y lo que consigue día a día.
Veía como el daba golpes constantes con su pierna derecha. Lo hacía cuando estaba nervioso. Alice y yo hemos intentado tranquilizarlo, pero los comentarios negativos que le llegan cada día solo hacen que ponerle más peso en la espalda y generar presión sobre él. Es algo lo cual llevamos intentando controlar varios meses.
Llegamos al aeropuerto y mi madre nos trajo a mis sobrinos para que pudieran ver a su padre jugar. Estos tres vinieron corriendo hacia mi. Los adoro.
—Titaaaa—me llamó el pequeño de Ale
Y vino seguido de Leo que repitió la acción anterior de su hermano . Alice había cogido a Edo en brazos y fui a ver al más peque de todos.
Me encanta el tiempo que paso con ellos, realmente valoro cada minuto de su infancia porque verlos jugar, pelearse, quererse... es lo mas bonito del mundo.
Mi hermano cogió a Edo de los brazos de su mujer. Yo aupé a Leo . Y Alice cogió a Ale. Y los seis nos dirigimos hacia la puerta de embarque.
Estuvimos esperando un rato a que la torre de control aceptara el vuelo.
Yo me senté al lado de Leo porque el pequeño quería explicarme sus historias, siempre trataba de cambiarlas, pero casi siempre me explicaba que Edo es un ladrón de caramelos y su mami siempre le regaña. Yo me hago la sorprendida para no arruinarle su cuento.
No sé cuántas horas pasaron desde que nos subimos en el avión porque a mí se me pasaron volando, nunca mejor dicho. Me dediqué a ver un par de películas de dibujos de estas que le gustan a los niños.
Al llegar, desabroché a Leo y lo llevé de la mano, salimos del avión y esperamos a mi hermano y a mi cuñada.
Salimos y nos encontramos con todo el equipo de la selección.
Yo, junto a leo, fuimos a saludar a todos los que conocíamos de anteriores convocatorias o de que llevan jugando con mi hermano desde pequeños, y nos fuimos con Marcos.
Conocí a Marcos en su primera convocatoria, iba con Paddy la cual fue tan agradable con todos y todas que nos enamoramos de los dos. Hacían tan buena pareja y se complementaban tan bien que daban envidia. Desde aquellos días Paddy se ha convertido en otra de mis mejores amigas.
Después de hablar un rato con la pareja Leo y yo fuimos con Pedri, el cual estaba más apartadito de todos, no se si era su segunda o tercera vez con la selección. El culé tenía una visión de juego digna de estudiar. El canario se acercó a mi el primer día como jugador de la Roja para preguntarme algo sobre los periodistas y desde entonces, al igual que con Marcos, somos buenos amigos.
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Todos junto al mister nos fuimos hacia el hotel, comimos y los jugadores se fueron a descansar para el partido.
Alice y yo decidimos pasar ma tarde en las piscinas del hotel para, de esta manera, tener a los pequeños entretenidos y cansados para que durmieran bien cuando volvieran del partido de su padre.
Los mellizos querían tirarse por los toboganes, pero no podían sin un adulto y como no queríamos dejar a Edo con Álvaro decidimos que yo me iba con los dos y Alice se quedaba en los animalitos que tiran agua con Edo.
Mis dos sobrinos siempre querían, al igual que yo, pasar tiempo conmigo, y los partidos con la selección siempre eran sus favoritos porque sabían que yo iba a apoyar a su padre siempre.
Les pregunte a los peques en cual querían tirarse y los dos a la vez me dijeron que querían tirarse por el de color azul,siempre el color azul para ellos. Ese tobogán era con colchonetas de 4, no perdían el tiempo, han salido a su padre.
Una vez los niños un poco cansados decidí llevarlos con su hermano y su madre a que se bañaran en la piscina.
Eran las 16:45 y Alice y yo decidimos ir a las habitaciones a cambiar a los niños y a cambiarnos nosotras para el partido.
Los jugadores estaban saliendo del hotel ahora. Saludé a mi hermano, a Pedri, a Marcos y a los demás y les deseé buena suerte, Alice hizo lo mismo.
Una hora más tarde, Alice, los niños y yo salimos dirección al estadio para ver el partido.
Y llegamos bastante justas a decir verdad.
Los jugadores saltaron al campo, sonaron los himnos de ambos países y el colegiado pitó el inicio de partido.
