VI: Entrenamiento de combate. Parte I.

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VI

Entrenamiento de combate. Parte I.

Sero obtiene mejores resultados en sus interacciones con Yamamoto el segundo día de clases, consiguiendo algunas respuestas a sus múltiples intentos de conversación en los momentos libres entre clases y una contestación afirmativa a la oferta que ...

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Sero obtiene mejores resultados en sus interacciones con Yamamoto el segundo día de clases, consiguiendo algunas respuestas a sus múltiples intentos de conversación en los momentos libres entre clases y una contestación afirmativa a la oferta que le hace de almorzar juntos. Ella es bastante callada, pero es agradable, riéndose de sus bromas y conversando también con el resto de las personas que los acompañan en la extensa mesa del comedor: Kaminari, Ashido, Maeda, Kirishima y Hirai.

Bakugo se encuentra junto a ellos también, pero no luce con intenciones de hablar con nadie a excepción de la chica rubia a su lado. Y en realidad, Sero duda que siquiera la tolere a ella.

—Oi Kacchan, ¿vas a comerte eso? —le pregunta.

—Si comiéndotelo te vas a callar al menos un minuto, tómalo —farfulla.

La rubia le agradece en un tono cantarín y toma con sus palillos lo que quiere del plato del cenizo, comiéndolo con alegría. Yamamoto los mira con interés desde su lugar en la mesa, apartando la mirada en cuanto Bakugo la mira de regreso, mirando de nuevo a Sero.

Katsuki no le toma importancia, regresando la mirada a su plato. La manera floja en la que Yuji sujeta los palillos le llama la atención, arrastrando los ojos por su brazo hasta su rostro y viéndola mirar la mesa donde el maldito Deku come con la cara redonda y el carácter lateral. Le golpea la frente casi de inmediato, haciéndola quejarse mientras pestañea, mirándolo mal mientras se soba la zona adolorida.

—Ellos dos son raros —le dice Maeda en voz baja a Kirishima, mirando a los rubios.

—Ah, pensé que era el único que lo creía —suspira el pelirrojo.

—Ustedes dos comparten la misma neurona —comenta Ashido.

—Es por eso que somos mejores amigos, ¿verdad, Ei-chan? —canturrea la peli-lila con una sonrisa, mirando luego al chico a su lado.

El corazón de Eijiro se detiene por un segundo mientras la mira, admirando los ojos verdes que son cubiertos por algunos mechones lilas que le caen sobre el rostro. Lleva una mano a su frente y le aparta el cabello delicadamente, sonriéndole una vez que su corazón retoma el ritmo normal.

—Los mejores, Hana-chan —confirma.

Hanae le sonríe, contenta. Mina resopla y niega con la cabeza, sin poder creer que ellos dos sean tan ciegos. «O quizá no lo son», reconsidera, pero algunas personas le temen a los cambios; y definitivamente las cosas cambiarán si uno deja salir lo que claramente ambos sienten.

Todoroki Shoto reconoce a Kimura Nara el segundo día de clases. Durante las pruebas del día anterior, su mirada se había mantenido en ella por poco más de tres segundos antes de abandonarla y concentrarse en lo suyo, pero la sensación de haberla visto en algún lugar no lo abandonó durante el resto del día, la noche e incluso lo persiguió al amanecer siguiente.

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