Calido

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En una de las casas del pequeño pueblo se vivía una situación peculiar ya que el moreno se encontraba sentado en la cama donde hace pocos minutos había tenido relaciones con quien era su "amigo", su cuerpo desnudo estaba siendo oculto solo por una pequeña sabana

–Entonces eso es lo que planeas hacer?–
–Si, mi querido Vox lo malo es que tenemos que irnos mañana temprano–
–Tenemos? Jajaja ay cariño que te hace pensar que ire contigo?–
El pelinegro comenzaba a levantarse de la gran cama buscando su ropa la cual estaba regada en el piso de esa habitacion

–Me tienes que acompañar mi querido Voxy a no ser que quieras que te corte los servicios conmigo–
Contesto mientras salía de la cama para acercarse al pelinegro este volveo a verlo incrédulo por lo dicho, sin que lo viera venir el moreno lo comenzo a besar de forma lujuriosa llevándolo de nuevo a la cama

–Mañana tienes que irte temprano–
–Lo se pero no me importa pasar horas con tu amigito hasta que logre convencerte–
Una sonrisa se formo en los labios del moreno sabiendo que solo era cuestión de tiempo para que el pelinegro aceptara ir con él.

En otro lado del pueblo la situación era un tanto crítica, un peliblanco daba instrucciones a su esposa quien le ayudaba para poder bajar la fiebre de Pentious, después de que se desmayo la pareja tuvo un poco de dificultad para llegar a la casa de este pues ambos como pudieron cargaron su cuerpo hasta llegar a su hogar, lo acomodaron en una de las camas para tratar de bajar la fiebre que este tenia

–Moxxi cariño crees que se pondrá bien?–
–No lo se Millie la fiebre esta muy alta, tenemos que bajarla como sea–
Contesto el peliblanco a su esposa para despues regresar a su labor de mojar el pequeño pañuelo con agua fría tratando de bajar la fiebre del mayor quien entre jadeos no paraba de repetir el nombre  de Angel.

En el castillo una situación similar a la del inventor sucedia pues la Bestia se encontraba en su gran cama siendo atendido por Angel pues no habían notado la gran mordida cerca del cuello de la Bestia la cual rápidamente le causo una fiebre alta pues sin explicación comenzaba a infectarse, el rubio hacia todo lo posible para bajar la intensa fiebre en su cara se formo una expresión de preocupación siendo notado por los objetos quienes de igual forma miraban a su amo con angustia.

Habian pasado 4 días donde la fiebre de la Bestia se iba y regresaba poniendo en alerta a todos los objetos quienes se turnaban para vigilarlo junto con el rubio quien solo se alejaba para poder comer o hacer sus necesidades gracias a los libros que Charlie le proporciono se distraía en la enorme habitación, leía tranquilamente un relato trágico pero hermoso a sus ojos que lo hacia soñar  despierto deseando algún día encontrar el amor que tantos escritores describían, pero sentía que para él encontrar ese tipo de amor era casi un imposible, se detuvo en una de las líneas del libro sientiendo las palabras muy dentro de su alma y sin pensarlo lo leyo en voz alta

Amor...¡Oh sentimiento preñado de juicio y de locura, amargo veneno que mata, dulce bálsamo que repara y conserva!...–
Su mente divago pensando el gran significado de lo recitado tanto que no se había dado cuenta que la Bestia se había levantado justo cuando leía en voz alta

–Vaya quien diria que te gusta el arte dramático–
El rubio pego un pequeño salto ante la sorpresa, rápidamente sus mejillas llenas de pecas comenzaron a tener un color rojizo
–Que tiene de malo que me guste el amor dramático?–

La bestia se sorprendió ante la pregunta y mirada sería que Angel le daba haciendo que soltara una leve risita haciendo que el rubio inflara sus mejillas creando un tierno puchero

–No tiene nada de malo, solo que nunca entenderé los relatos de amor dramático, prefiero leer cosas más reales–
–Oh es que acaso sabes leer?–
Pregunto con una sonrisa ladina tratando de provocar a la Bestia

El Angel y la Bestia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora