Capítulo 19

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Los piratas son la mayor escoria del mundo. Son personas egoístas, codiciosas, sanguinarias, bestiales y sin una pizca de moral. Eso era lo que todo marine o persona promedio pensaba de los piratas y en cierta parte tenían razón

La mayor parte de los piratas eran unas malditas bestias sin cerebro. Atacaban pueblos, robaban su dinero y suministros, mataban a sangre fria a cualquiera que se metiera en su camino e incluso secuestran personas inocentes, convirtiéndolas en esclavos y vendiendolas por una alta suma de dinero. Eso hacían la mayoría de piratas y nadie podía negar este echo

Por otro lado, en algún lugar del paraíso, una gran tripulación pirata navegaba con calma por los mares. Si le preguntabas a cualquier persona fuera de este barco como eran estos piratas, todos te dirían los mismo "son escoria y de la peor. Todos en esa tripulación son unos bárbaros sangrientos que no vacilan a la hora de asesinar"

En cambio, si le preguntas lo mismo al comandante de la primera división, Marco el Fénix, quien ahora revisaba un informe donde se acusaba formalmente a Thatch, Ace, Sabo y Luffy de robar la ropa interior de toda la décima división, pintar la misma de un desagradable amarillo chillón y colgarla por todo el Moby Dick, lo único que él te diría es "son unos niños".

Sin ninguna ansia de salir de su habitación y ver la nueva broma, Marco se recostó en su silla, mirando la pila de papeleo que aún le faltaba terminar. Con un suspiro de cansancio el rubio tomó un nuevo informe de la pila, dandole una rápida ojeada y revisando que todo este en orden

Despues de un par de horas la tortura del pobre comandante al fin se terminó, dejándolo libre de tanto estrés y una peso menos en sus hombros. Cansado, Marco se levanto de su escritorio y se dejó caer en la cama justo al lado, sin siquiera quitarse los zapatos, listo para tener una merecida y larga siesta. Pero a diferencia de lo esperado, cuando estaba a punto de dejarse caer en los brazos de morfeo un fuerte ruido en la puerta le devolvió a la realidad

Dejando salir un gruñido de molestia, el comandante se levantó de su cómoda cama para atender cualquier situación de vida o muerte por la que alguien se atrevió a interrumpir su próximo momento de paz. El rubio tenía claro que debía de ser algo tan grave como un enfrentamiento contra un almirante de la marina o alguien de su mismo rango, ya que si no fuera de esta forma habían muchas posibilidades de que la persona fuera de la puerta no sobreviva a su furia

Al abrir la puerta, su ceño fruncido creció más que antes y la molestia se hizo presente con rapidez... No había nadie fuera

Pensando que era una broma de Thatch, Marco apuntó mentalmente darle algún castigo después de su siesta y sin más, volvió a cerrar la puerta. Justo antes de dar un solo paso, la puerta volvió a ser golpeada a sus espaldas y sin nada de pasiencia Marco abrió la puerta con molestia, volviendo a encontrar pura soledad en el pasillo

-eh, ¿Marco-San? - una pequeña voz se escucho frente a él o más precisamente debajo "cierto, ahora también debo de ver para abajo" se recordo mentalmente el comandante, bajando su vista y encontrándo a un pequeño Luffy con su cabeza levemente inclinada a un lado a modo de confuncion - ¿porque cerraste antes la puerta? Casi me golpeas

Claramente Marco no le diría que no lo había visto por ser tan pequeño. Estaba casi seguro que el niño empezaría una rabieta y el comandante no tenía energías para lidiar con un eso - estaba probado tus reflejos, ya sabes, parte de tu entrenamiento

Luffy formó una "O" con su boca, creyendo completamente las palabras de Marco, quien volvió los ojos en su interior por lo ingenuo del niño - ¿Necesitas algo? Estaba algo ocupado aquí dentro - preguntó el comandante, apuntando dentro de su habitación

Con esto, Luffy pareció recordar el motivo de su visita, ya que una sonrisa en forma de "D" apareció en su rostro - yo~ quiera que me acompañaras a la isla

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