3. Una sonrisa al final del día

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-Entonces si nos abandonó -dijo mi madre con resentimiento

-Así es -dijo simplemente Arnold

-No tardo tanto en mostrar sus verdaderos colores -decía mientras masajeaba una masa con sus manos y debo agradecer que fuera la masa con la que estaba pagando su enojo de ser una de nosotros no quería ni imaginarlo -pequeña zorra malcriada seguro vuelve en una semana llorando y rogando pidiendo perdón-golpeo la masa -pero es mejor que se vaya buscando un sitio en el burdel del pueblo, en mi casa ya no sirve

Arnold me miró e hizo un gesto para que yo comenzara a seguirlo al patio trasero

-Sabes lo que esto significa ¿verdad? -él no estaba mirándome

-Si, supongo -cruce mis brazos sobre mi pecho -nuestra esclavitud será mucho más fuerte y severa que antes

Arnold se volteó para quedar frente a mi -Esto es culpa de Tina, si ella no se hubiese dejado llevar por sus hormonas quizás estuviese en la cocina preparando el desayuno como siempre, allí es donde debía permanecer

Así es, al vivir en un lugar tan cerrado como el pueblo y las montañas las personas solían tener pensamientos anticuados y machistas como el de mi hermano

-Debo ir a trabajar a la hacienda, nos vemos por la tarde

Y con eso se marchó hacia la hacienda mientras en casa todo se complicaba

No habían pasado ni siquiera dos horas y ya a todos nos habían dado en la espalda con el maldito fuete. Entre los deberes normales: barrer, cocinar, limpiar y ordenar la casa nos quedaban los deberes de Carter y Tina: La leña, el agua, las gallinas y los chivos

¿Queríamos llorar? Si, ¿por qué no lo hacíamos? Bueno porque...

-¡Y si veo una sola lágrima les rompere un palo en la espalda! ¡¿Está claro?! -grito mamá

-Si -respondimos

-¿Si qué?

-Si, señora

-¡Pues no los veo moverme pedazo de inútiles! -dijo un latigazo contra la pared

Y con eso salimos corriendo a terminar de hacer todo

*
Al siguiente día en la mañana, madre me levantó muy temprano

-Anda a casa de tú abuela y lleva a Rob contigo

-Está bien pero, ¿por qué debo pasar el día allá?

-Ella te enseñará a cocinar sostuvo mi cara entre sus manos -necesito que aprendas para que cuando yo tenga que ir al pueblo, tú le hagas la comida a tu padre y hermanos ¿comprendes? -dijo suavemente y por la forma en que lo dijo supe que de verdad lo necesitaba

Quien era yo para decirle que no a la mujer que me dio la vida y que la sigue dando para que nosotros podamos vestirnos, calzar, comer y dormir tranquilos

-Tratare de aprender todo lo más rápido que pueda -le asegure, a lo que ella sonrió fue algo muy bonito porque ella sonríe muy poco

Lágrimas de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora