Sam vive una tranquila vida en Paris en el trabajo de sus sueños. Un día, por accidente, descubre que su vida no es la que creía, ni su origen el que pensaba. De repente, todo cambia y todo lo que conocía debe quedar atrás.
¿Qué ocurre en la vida de...
Val y Sam tenían reservadas un par de habitaciones en un hotel de Nueva York. Ambas llegaron a la puerta del hotel desde que salieron del aeropuerto en cincuenta minutos, pero antes Natasha había hecho una pequeña parada para pegar un bocado rápido a modo de cena a mitad de camino, en un local que ella conocía.
- Hemos llegado señoritas... - dijo Nat mirando hacia atrás,donde estaban sentadas Sam y Val.
- Muchas gracias Nat. Has sido muy amable. No tenías que traernos. Te debemos una - insinuó Sam desabrochándose el cinturón.
Natasha sonrió. - Tranquilas, creo que vamos a vernos a menudo estos días. Algo se nos ocurrirá.
Bruce que estaba sentado en el copiloto del vehículo, salió para ayudar a bajar el equipaje de las chicas.
- Mañana por la mañana os veo. Vendremos a recogeros sobre las diez para ir a la Torre Stark. Allí conoceréis a mis otros compañeros y podremos seguir ensayando en el laboratorio de Tony la conferencia- dijo Bruce.
- Gracias Banner. Estoy ansiosa por ver esa gigantesca torre y conocer al gran Iron Man, la verdad - contestó Sam.
- Si...- tu y yo ensayaremos mientras ésta se va de fiesta... - concluyó Val con ironía.
Sin más, se despidieron de Nat y Bruce y subieron hasta sus habitaciones. El hotel era bastante caro, y aunque la habitación de Val estaba pagada por la comisión científica que organizaba la conferencia, Sam tuvo que abonar su estancia. Para ella no fue un esfuerzo puesto que no tenía grandes gastos y ahorraba bastante.
Al llegar a sus habitaciones, y tras acordar encontrarse a la mañana siguiente a las ocho y media para desayunar, ambas se quedaron solas en sus respectivas habitaciones.
Sam dejó sus dos maletas junto al escritorio, y admiró la enorme habitación. Se dio cuenta de lo gigante que era la cama, y no dudó en acercarse a observar por la ventana. Su habitación se encontraba en el piso veintidos, asi que las vistas de la ciudad no podían ser más impresionantes.
- Vaya... Esto es increíble. Hace un mes ni siquiera se me pasaba por la cabeza que hoy estaría aquí. Creo que va a ser una de las mejores experiencias de mi vida. Tengo muchisimas cosas que hacer aquí antes de irme - pensó.
Se acercó al baño y observó una enorme ducha. Decidió que por el cansancio del viaje, y las horas que eran, sería mejor ducharse e irse a dormir. Se desvistió, y se introdujo entre la enorme mampara de cristal. Giró el grifo y tras unos segundos el agua caliente comenzó a salir y el vapor a empañar los cristales.
Mientras el agua caía por su rostro, a su mente vino el sueño que tuvo en el avión. ¿Quién sería ese hombre que le daba la espalda y no contestaba a su pregunta?
Pocos minutos después, Sam se puso el pijama y tras encender la calefacción se metió en la cama hasta el día siguiente.
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La alarma del móvil empezó a sonar a las ocho de la mañana. Sam la apagó y tras un par de minutos se levantó. Se vistió con un vestido de colores, unos botines y se dejó el pelo suelto. Se puso su maquillaje de siempre y cogió su bolso.
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