La creación y la caída del hombre

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Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
(Juan 8: 44) 

El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
(1Juan 3: 8) 

La maldad es un estado mental de desprecio hacia la justicia, rectitud, verdad, honor y virtud, la maldad comienza con una disposición de la mente, después se exterioriza en actos, los cuales moldean el carácter de quien se da a ella. Se llega con ella a un punto sin retorno, con una total perversión de los valores.

¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!  (Isaías 5: 20) 

Después de su expulsión por su rebelión contra Dios, Lucifer y sus ángeles se transformaron en demonios, y éste vino a llamarse Satanás que significa adversario de Dios. 

La creación y caída del hombre.

En el principio cuando el Señor Dios creó al hombre, todo lo que él creó era bueno en gran manera. Hizo al hombre a su imagen conforme a su semejanza, y le entregó en sus manos el control de la tierra. 

Y dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar; sobre las aves del cielo, sobre las bestias, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra. Creó, pues,  Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar; sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra. Y dijo Dios: He aquí, yo os he dado toda planta que da semilla que hay en la superficie de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto que da semilla; esto os servirá de alimento.
Y a toda bestia de la tierra, a toda ave de los cielos y a todo lo que se mueve sobre la tierra, y que tiene vida, les he dado toda planta verde para alimento. Y fue así. Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana: el sexto día. 
(Génesis 1: 26-31) 

Todo lo que el Señor Dios creó era bueno en gran manera, el Señor le otorgó al hombre el dominio del mundo, el hombre era libre del mal mientras obedeciera la voz de su Padre, el Señor Dios, creador de todo. 

Y mandó el Señor Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás.
(Génesis 2: 16-17) 

Parece algo simple de entender y obedecer, pero el hombre decidió elegir por sí mismo. El enemigo puso su voz en la serpiente, quién se acercó a Eva para persuadirla de que no era malo comer de aquel árbol, que ese fruto podía darle sabiduría, aun conociendo el mandato de su padre, ella decidió comer del fruto, pero esta decisión también la tomó Adán, pues pudo rechazar lo que su mujer le había ofrecido pero decidió escucharla a ella antes que a Dios. 

Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?  Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.  Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos  y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. (Génesis 3:1- 7)

Promovido la lectura: Estudio BíblicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora