Vennus

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Evaluó mi situación durante la comida. La autocrítica siempre se me ha dado muy bien, porque tengo buena ayuda pero eso es otra historia. No comprendo que momento me llevó a esto. Escarbo en el pasado pero no consigo explicación lógica. Y el futuro me inquieta más. ¿Qué pasará con la empresa?, ¿podré seguir manejándola? ¿Acaso las reinas están demasiado ocupadas vigilando el país de su marido? El rey se mantiene en silencio.
Luego del almuerzo Sofía me guía por los pasillos. Me muero por quitarme este vestido. Necesito mi casa.
-Esta será su habitación, señorita Vennus. -Me entrega un juego de llaves-. Llámeme siempre que sea necesario y acudiré de inmediato. Siéntase libre de hacer cuanto desee, excepto por las limitaciones que le haya manifestado su majestad. ―¿Es que se le considera mi dueño para decirme qué no hacer?
››Espero que no se ofenda, conocemos su reputación. -¡Maldita sea! Me vale un pepino si me ven como una fornicadora. Sí, lo soy. Lo hago para satisfacer las necesidades del cuerpo, tan normal como comer, ¿qué carajos le importa a la gente? Odio a los fisgones.
-Gracias -respondo con toda la rabia que me permito demostrar. A las personas les fascina meter el dedo en tus llagas, entre menos sepan de tus puntos débiles más tranquilo puedes estar.
Entro a la habitación. La sangre corre rauda por mis venas y mis manos tiemblan de ira. Pego la frente a la puerta y doy un respingo al sentir lo fría que está. Inhalo y exhalo hasta expulsar la rabia de mi sistema. Y, finalmente, observo la estancia.
La habitación es hermosa. Parece que estoy sobre el salón azul, una piscina cruza casi por completo la habitación, que es inmensa. O tal vez hay muchas piscinas como ésta en el palacio. No puedo dejar de preguntarme qué pensaría Zaak si su futura esposa nada desnuda por una piscina que desde abajo pueden ver. Tal vez esté en una reunión y ¡zas!, ¡llegó la diversión viejos verdes! Pagaría por ver su cara. Río de mi propio chiste.
La cama se ubica a un costado de la habitación junto a unos ventanales que hacen de pared izquierda. Las cortinas están descorridas permitiendo que la luz natural inunde el lugar. Puedo admirar los jardines del palacio desde aquí. Junto a la piscina hay un baúl con bañadores y un control para temperar la piscina. Ajusto el agua para probarla después de que examine todo el lugar.
A la derecha hay una biblioteca, donde sé que pasaré horas, y un sillón para tumbarse a leer. Entre los títulos consigo viejos conocidos y algunos de mi lista de espera. Más allá hay tres puertas. La primera es un closet, quien haya seleccionado todo esto tiene un gusto estupendo, podría usar un conjunto de ropa, zapatos y accesorios diferentes tres veces al día durante tres meses sin repetir. Recorro las deliciosas texturas de las telas.
La siguiente puerta es el baño, está cubierto de azulejos en diferentes tonos de azul y plateado. Al fondo, una mampara cubre la ducha y una tina. Un enorme espejo y una peinadora dominan el lado derecho, sobre ésta última hay cremas y perfumes de las ediciones que prefiero. ¿Sabrán lo que me gusta o es coincidencia? Me quito el vestido y admiro a la mujer en el espejo.
―¡Bien por ti, Zaak! Espero que seas un buen polvo y de verdad vamos a divertirnos.
¿Qué puede ser la otra puerta? Al abrirla me quedo de piedra, es un cuarto pensado para cumplir cualquier fantasía sexual, infinidad de cosas que hacen volar mi imaginación. Igual que en el closet tanteo la textura, el pulso se me acelera con las posibilidades de esta alcoba. ¿Así que estoy en la habitación de sus amantes? Al parecer no soy la única que tiene una mente abierta. Él no puede entender mi situación respecto de eso, nadie puede hacerlo.
No seas ridícula.
Ah, alguien se ha dignado a aparecer, ¿puedo saber por qué demonios me has faltado en el momento más crucial de nuestras vidas? Silencio. Hablo contigo, Anna.
Sí, Vennus, lo siento, algo me ha impedido hablarte, no sé qué es.
Me encanta tu capacidad inventiva, ¿sabes? Me pregunto qué ganas conmigo casada. Perderás tu libertad, no podré soltarte por allí o moriré. La horca, ya lo has oído, Te aburrirás hasta la muerte de sólo estar con él. Te lo has buscado al no ayudarme. Aunque, siendo honestas, no parece del todo un castigo.
Está bien, no es para tanto. Me desespera que lo acepte sin pelear.
¿Qué no es para tanto? El matrimonio es para toda la vida, ¿te parece poco? ¿Qué pasa?
Nada, debí hablar antes de estas cosas contigo. Se queja, porque es lo único que hace ahora, seremos unas mujeres casadas y quejicas.
¿Qué cosas? No hemos estado casadas, cómo ibas tú a hablarme de esto.
Hay cosas más allá del matrimonio. Silencio. De verdad no puedo hablarte. Debe ser muy fuerte.
¿Debe ser muy fuerte? Claro que lo es, estaremos casadas, no es cualquier cosa.
Anna es mi consejera; sin embargo, ha estado ausente desde el compromiso y ella no es callada, para nada. Nunca he hablado con alguien de Anna. En el fondo sé que soy yo, pero ella es tan... No se siente como una invención de mi mente. Además, siempre puedo controlar su posesión de mi cuerpo o mente. La fornicadora lujuriosa es ella. Nuestra vida sexual, conocida en todo el país, es obra suya. No voy a decir que no me gusta, ¡por todo lo sagrado que hay en el mundo! Cuando Anna toma el control consigue una manera de pasarlo bien.
Nunca he ido con un profesional para indagar en esto, ser declarada loca no entra en mis planes. Mis planes de vida...Son poco prometedores, debo admitir, amasar una fortuna, gastarla, donarla a instituciones caritativas antes de morir, supongo, no tengo a quién dejársela. Me siento bien sola, aunque a muchos les parezca inconcebible.
Hoy Anna me abandonó, y ella es buena negociando... Si he podido sobrevivir tanto tiempo ha sido por sus consejos y mano dura para mantenerme lejos de la depresión o autocompasión que te hacen desperdiciar la vida en sandeces. Siempre es segura, nunca antes estuvo nerviosa o titubeante. Desde que llegó la notificación del matrimonio he estado sola nadando contra la corriente.
Anna, dime ya qué te pasa. ¿Es por la compañía?, ¿el compromiso o la fidelidad?
No es eso. Se estremece. Hay que ser fuerte, no tenemos escapatoria.
¿Qué? No tenemos ni un día aquí, aún podemos hacer algo. ¿Acaso no es Anna-nada-es-imposible?
Ahora no lo comprendes, Vennus, pero pronto lo harás.
Empiezas a sonar como Zaak ¿Qué te pasa?
Lo siento, debí contarte antes. ¡Todo esto es mi culpa!
Debes parar, ¿cómo vas a saber si nunca nos hemos casado? Además, no es tu culpa, ¡rayos, Anna!, es el sistema, ¡maldito sistema arcaico de matrimonios! Siento pena, esto la afecta demasiado.
Mira, al fondo hay una puerta. ¿Quién aguardará al otro lado? Apuesto a que es el rey.
Lo más probable. Suena desinteresada, hueca.
¿Dónde quedó tu sentido de la diversión? ¿Es probable? Claro que es él. Algo toma forma en mi mente. Escucha: cerraremos con llave este lado y vamos a seducirlo hasta que no resista, por supuesto no lo ayudaremos cuando llegue al límite.
No me parece muy inteligente.
Ya sé que no ganaremos nada, pero algo de diversión no estaría mal. ¿Sabes?, eso de nadar desnuda suena como un buen inicio. Empezaré ya mismo.
Venn...
Anna está tan rara. Salgo del que llamaré cuarto de las fantasías, y cierro con llave desde mi habitación ¡Prepárate, Zaak! Voy a la piscina pasando de largo el baúl con bañadores. El agua está agradablemente cálida.
Anna mantiene su silencio y empiezo a acobardarme. Ella se encarga de estas cosas, si dependiera de mí nuestro himen estaría intacto. Tomando valor desde... ¿desde dónde?, yo casi no tengo, con el de Anna es suficiente para las dos, nunca he necesitado más.
Mis mejillas arden, me hundo con los ojos cerrados, al abrirlos solo veo el fondo de la piscina, ¡qué tonta soy!, se verá solo si Zaak lo desea, y ahora mismo el cristal está oscuro. ¡Bien por mis inexistentes agallas! Nadar es placentero. Braceo de punta a punta deleitándome en el aletargamiento que el agua me produce, adoro lo que me quita: el sonido, el movimiento, las penas.
Nado con los ojos cerrados hasta tocar el fondo. La piscina no sería invisible para siempre y me decidí a nadar desnuda con un propósito y allí debajo está. La habitación de abajo no es el salón azul sino otra alcoba y seguro que es la de Zaak, quien precisamente está allí acostado en un diván, ¡mirándome! Su habitación debe tener dos plantas porque estoy segura de que el cuarto da al suyo y sólo alcanzo a ver una sala de estar.
Una mirada hambrienta es lo que quería provocar en él hace unos momentos, pero no pensé que me afectara a mía también, ¿Cómo hace esto Anna? La opresión en el estómago vuelve y esta vez recargada. Quiero irme pero hay dos problemas. Uno: no puedo mostrarme tímida frente a él o lo voy a lamentar siempre. Dos: estoy hipnotizada, Zaak está sin camisa y tengo una vista en primera fila de sus músculos, su piel tersa me hace una invitación inmoral y su marcado abdomen muestra el camino a la gloria. Solo está cubierto por unos calzoncillos que marcan una clara erección. Me mira intentando contener la sonrisa, ¿cuánto rato tiene observándome? No estoy en posición de quejarme, acabo de repasar su cuerpo sin reparo, aunque mis mejillas arden como el infierno.
-¿Te gusta lo que ves tanto como a mí? -pregunta. Me sobresalto porque una pared de cristal nos separa, no debería escucharlo-. La piscina tiene altavoces. Verte nadar desnuda será mi pasatiempo favorito hasta que me permitas hacer otras cosas en el cuarto del placer.
¿Ese es el nombre que le da? Pensar en ese cuarto me va a poner al borde y no quiero. Me impulso y salgo de la piscina contoneando las caderas todo lo que me permite el agua. Mucho tiempo después consigo serenarme.

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