Vennus

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-¿Estas usando lentes de contacto? -Titubeo. Si esto es una broma, espero que acabe pronto.
-Mis ojos son cambiantes, Vennus, como los tuyos. Cuando me conociste te pregunté el color de mis ojos porque quería asegurarme de quien eres. ―Ahora que lo pienso, en las fotos sus ojos eran negros. ¿Por qué no me di cuenta antes?
-Mis ojos son negros, nada de cambiantes -ataco.
-Aún no lo aprecias por ti misma dado que no has visitado los mundos originales. Yo sí puedo porque estás vinculada a mí. Ahora tus ojos son verdes con motas azules.
-¿Sólo tú puedes notarlo? ¿Vinculada? Me alegra saber que no soy la única loca aquí. -Río para convencernos a ambos de que estoy tranquila.
-Siéntate. En adelante van complicándose las cosas. -Dejo entre nosotros todo el espacio posible-. Te suplico, querida, que no me mires de esa forma, pronto comprenderás todo. Sí, sólo yo puedo ver el color de tus ojos. Le llamamos vincularse a la unión de una pareja ya sea supramundana, submundana o intermundana.
-¿Le llamamos? ¿Intermunqué?
-Vennus, avanzaremos mejor si solo escuchas.
-Escucho.
-El supramundo es de dónde venimos Anna y yo. Ella no es un alter ego tuyo sino una supramundana que, para escapar de cuentas pendientes, vino al intermundo y te usó como energía. ― No está funcionando. Los términos que menciona se aglomeran en mi cerebro confundiéndose unos con otros y creando una masa amorfa de palabras.
-Tal vez no sé llevar el tema. ¡Maldita sea con Anna!, debió hablarte de esto. ―Todas mis dudas se desvanecen al recordar las disculpas de Anna. Suponía que hablaba del matrimonio,pero ya veo que no.
-Amor mío, tú eres medio supramundana y medio submundana. Puedo sentir tu mezcla. El supramundo es habitado por seres que controlamos la naturaleza, tenemos otras peculiaridades dependiendo de nuestra raza. El intermundo es habitado por seres ordinarios, y los submundanos poseen poderes sobre el alma. ―¿Qué es peor?, ¿las locuras que cuenta o mi credulidad? ―Los supra y sub podemos viajar entre los mundos, dependiendo de nuestra raza.
-Dijiste que Anna me usó como energía, ¿a qué te refieres con eso? -pregunto.
-Energías son los inter capaces de recibir en su interior a un ser original, pero no es tan sencillo como suena. ―¡Claro, no es como si estuvieras desvariando!―Entre ambos seres existe un lazo, son como la misma persona, pero desarrolladas en distintas dimensiones.
-¿Cómo sabes de Anna?
-Anna... Ella es una supra menor, Belliza, para ser puntuales. Esa raza es únicamente femenina y se caracteriza por su habilidad manipuladora, no lo digo con desprecio, siempre consiguen lo que quieren. Los supra superiores no sucumbimos tan fácilmente ante sus poderes. Algunas pueden controlar mentes, otras alguno de tus sentidos, etcétera, son muy conocidas por ser adictas al sexo así fue como la encontré. ―¡¿Quiere decir que se acostó con Anna... conmigo? No, lo recordaría.
››No tienes mucho tiempo en Muanda Capital. Cuando llegaste sentí tu cercanía y Anna, aunque es muy cuidadosa, se hizo su fama. Un hombre la llamó una diosa del sexo. Hace 25 años una Belliza desapareció del supra huyendo de su destino, no podía ser coincidencia.
-Es demasiado. -La cabeza me va a explotar.
-Lo sé, cariño. -Me acaricia la mejilla-. Anna debió haberte hablado de esto. -Se hace un silencio incómodo-. En esta semana te instruiré sobre las cuestiones básicas y entrenarás para cuando tengas facultad de tus poderes.
Si hace una semana creía que mi vida era una falacia ahora está clarísimo que lo es. O tal vez estoy soñando. No me entero de que Zaak va acercándose peligrosamente hasta que su rostro está a escasos milímetros del mío.
-En una semana estaremos casados, Vennus. -No me deja responder algo ingenioso. Me besa sujetando mi rostro entre sus manos, dejo que lo haga.
Su boca sabe a limón. Siento su sonrisa contra los labios, una de sus manos empieza a recorrerme la espalda, se topa con el cierre del vestido y lo baja dejando mi torso a la intemperie, no traía sostén, mis pezones firmes y duros quedan servidos ante él como una ofrenda, me acaricia la aureola de uno mientras lame el otro, gimo. ¡Bendito! Me humedezco cada vez más y arqueo el cuerpo suplicando aquel contacto.
Me pasa lo mismo de siempre, los nervios pueden conmigo. Al notar la indecisión en mí, Zaak me recoloca el vestido y besa cada hombro antes de subir el cierre.
-Tranquila, querida, es normal tener dudas. En una semana ya no tendrás escapatoria. No quiero obligarte a nada, tendré paciencia, pero el tiempo apremia. Es más necesidad que deseo.
-No es que no quiera -me excuso sonrojada, parezco una adolescente y lo odio por hacerme sentir así-. Anna siempre se ha encargado de... esto. Y no quiero que ella esté.
-Tampoco yo -gruñe-. Ella no ha estado ausente por voluntad propia, más bien se lo he impedido. En lugar de aconsejarte hace que llegues a esto ignorante, la odio un poco por ello.
Y le creo, su cara es surrealista. Aunque estoy de acuerdo mejor será cambiar de tema. Yo puedo estar enojada con Anna, pero no quiero ver a otro así con ella.
-¿Cómo que lo necesitas? -desvío la conversación.
-Los seres originales nos dejamos llevar por los instintos. La vinculación sólo es un hecho si nos apareamos. Hasta entonces, aunque estemos casados no estaremos vinculados. Para las visitas que recibiremos es imperioso el vínculo de pareja.
―Dijiste que estaba vinculada a ti ―lo acuso.
―Y es así, estamos predestinados. Pero es al yacer juntos cuando el vínculo se asienta, siempre que aceptemos este destino de corazón.
-¿Quiénes son estas visitas ante las que tomaremos tantas precauciones?
―Mis padres.
-¿Tus padres? ¿No están muertos?
-Sí, pero vendrán mis padres supramundanos, querida, no los que concibieron esta energía.
-¿Por qué deberíamos temerle a tus padres?
-Dije que nos guiamos por los instintos -asiento aunque no es una pregunta-. Pues si te ven débil querrán deshacerse de ti para que la familia no sea un blanco fácil.
-Siempre puedes buscar una supremunloquesea y no alguien débil ni desubicada -Su comentario me muestra la luz―. Yo me voy de buena gana, no necesito colaboración para ello.
-No -escupe la palabra-, para mí no es cuestión de debilidad o fuerza contigo. Siento el lazo y eso no se desecha.
-¿El lazo?
-Es otra forma de llamar el vínculo. Estamos enlazados, por eso tú puedes ver mis ojos cambiar de color, son negros para cualquier otro, tú distingues cuando cambio de elemento. Ignorarlo causa un dolor profundo, no sólo sentimental sino también físicamente. Una vez que conoces a tu lazo estar con él es necesario.
-Suenas como una novela romántica barata. En cualquier caso, ¿no sentiría dolor yo también?
-No, sólo duele para el hombre -se apresura a responder-. La mujer, aunque está ligada también, puede ignorarlo sin dolor, pero no ampliar sus poderes.
-¿Cómo que ampliar?
-Al vincularse se afianza en ambos las capacidades del más fuerte. Si un tierra y un agua, este último más poderoso, se enlazan, ambos tendrán la misma fuerza y compartirán un poco el poder del otro, los hijos heredan el elemento más fuerte. Para los superiores, todos los poderes que se comparten con el vínculo poseen la misma fuerza. En una pareja sin lazo la raza de los hijos la dicta el azar.
-Tienes mucha imaginación y te tomas muchas molestias para gastarme una broma.
-Sabía que no me creerías tan fácilmente. Mira. ―Señala a mi regazo. Sobre mis piernas hay un lirio moldeado en arena. Si trata de hacer que le crea con una artesanía muy elaborada está frito. Estiro la mano para agarrarlo, pero se descompone y, en lugar de caer al suelo, cada grano de arena queda suspendido en el aire. Retiro la mano y vuelve a formarse.
-¿Cómo es posible?
-En este momento controlo la tierra por la ubicación del palacio. Domino la naturaleza, sino ¿cómo crees que las flores en Apsu nunca se marchitaron? -alega con un encogimiento de hombros.
-Pensaba que las cambiaban periódicamente.
-Ahora sabes que no.
-Necesito dormir. Llévame a mi habitación y mañana te diré como lo he llevado. -Voy a retirarme, pero me toma de la muñeca. Se acerca hasta que quedamos cara a cara, me sobresalto cuando me abraza.
-Necesito decirte algo más. En este palacio no dormirás sin mí.
-¿Qué? -gruño.
-Es que... -Se masajea la cara desesperado-. Mis padres vigilan este palacio, la servidumbre está compuesta de energías que albergan fieles súbditos suyos. Son despiadados y no pienso dejarte por allí sin mi protección.
-Y si quiero dormir en una habitación sola, ¿qué pasaría?
-Verás, querida, mis padres son muy creativos borrando a un ser del libro de la existencia, y ese no es el único motivo por el que debes dormir conmigo en este palacio. -Toma mis manos para empezar con sus cursilerías, no debería sorprenderme-. Es... Normalmente el vínculo se afianza en los primeros días y postergarlo duele. Dormir juntos puede ayudarme un poco.
-De acuerdo -zanjo. Será bueno para irme acostumbrando a esto y no tengo la fuerza mental para contradecirlo ahora-. No tendremos sexo hasta la boda.
-No lo haremos, a no ser que me lo supliques. -¡Pff!-. Y cuando sea el momento prometo hacerte gemir hasta dejarte sin voz, no temas.
-¿Cómo que me da miedo? No soy virgen. ―Para ser honesta lo tengo. Muchas veces quise estar con algún amante, pero siempre me acobardaba y era Anna quien terminaba la labor.
-El lazo me permite sentir ciertos pensamientos o sentimientos. En cuanto a lo de ser virgen, explico: con cualquier energía lo que hace un ser original con su cuerpo es permanente, pero tú no eres una. Cuando Anna usa tu cuerpo y vuelve al interior elimina los cambios, así que tu himen, el de Vennus, está intacto aún.
-Antes dijiste que Anna me uso como energía, ¿puedes ser más claro?
-Para empezar, las energías no controlan a su huésped, además, te siento compatible a muchos supra y sub y eso es raro, muy raro. Una energía es siempre compatible con sólo un ser.
-Me quedaré encantada si continuamos mañana la lección fantasía. Quiero ducharme y dormir. -No escondo mi mal humor.
-De acuerdo. Esta habitación tiene dos baños. -¿Por qué alguien tendría dos baños para la misma habitación?-. Voy a ducharme también, el tuyo es ese de allí, dentro encontrarás un closet, lo que necesites está ahí.
-Gracias -es lo único que digo antes de irme.
Luego de una relajante ducha me escurro al closet. Me gusta dormir desnuda. Como compartiré cuarto con Zaak, me obligo de mala gana a usar un pijama. De vuelta en el dormitorio me siento en la cama, escucho la otra ducha. No voy a dormir abrazadita a él; puedo desnudarme, envolverme en una sábana y dormir cómoda siempre que no se amenace mi espacio.
Me quito el pijama, pero antes de tumbarme estiro los músculos, es una costumbre que tengo para dormir. Pongo las manos en la cama, estiro el cuerpo hasta que me siento relajada, me subo a gatas para acostarme boca abajo, ruedo sobre mí y me envuelvo en una sábana de seda.
Escucho un carraspeo. Me apoyo sobre los codos para observarlo, trae un pijama azul de rayas que parece recién planchado, también lleva en el bolsillo un pañuelo de adorno, ¿para dormir? Su cabello, como siempre, está peinado rígido, ¡pero si acaba de bañarse! Se apoya en el marco de la puerta que mira a la cama. ¿Qué espectáculo más lujurioso habré dado con mis extrañas manías? A juzgar por su sonrisa, uno maravilloso, la vergüenza no me deja pensar y mis mejillas están calientes.
-Yo...
-No te preocupes, querida. Mis disculpas, no debería observarte a escondidas.
-Este... ¿Gracias?
-No volverá a suceder, te anunciaré si voy a aparecer la próxima vez.
―Pues te lo agradecería.
-Aun así no me puedo callar algo, tienes un culo espectacular y una flexibilidad... -suspira.
-Buenas noches. -Me apresuro a cubrirme hasta la cabeza, Zaak no insiste gracias a... ¿Dios?, siento su peso ahuecar la cama y caigo en un sueño profundo.

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