Capitulo 1: Invitado.

540 53 20
                                    

Holi, 

disfruten ctm. <3

.

.

.

Ha sido una mierda de semana, en los últimos días durante todo su trayecto a casa o a la U.A las señoras alejan a sus hijos de su espacio junto con miradas de miedo y desagrado, ni que las fuera a morder y no es como si le importara pero ya le empieza a estresar. Los comentarios malintencionados de la gente le dan ganas de levantar la mano hacia su cara y mostrarles su quirk, por desgracia debe evitar dichas acciones solo porque es un estudiante a héroe y terminaría dañando a una persona. Como si las personas no fueran ya un pedazo de basura - se incluye-, deberían hacer una ley para poder golpear a quien se lo merece sin quedar como un completo hijo de puta sin empatía ni control. Ganas no le faltan de recurrir a la violencia con viejos desagradables que lo confunden con una mujer o con su madre, quienes la conocen, y le empiezan a coquetear, aunque ama la cara que ponen al saber que tiene pene. Una sonrisa desagradable se le forma en su cara al recordarlo, las personas a su alrededor se alejan paso a pasito del cenizo intentando no provocar a la bestia, sin darse cuenta que sus persistentes miradas lo incentivan a cometer homi- digo, a verlos de manera agradable para que dejen de verlo, sí... eso.

Dando grandes pasos se acerca a la puerta, de forma suave el transporte disminuye la velocidad de a poco hasta detenerse por completo, en el instante en que las puertas se abren Bakugou sale con grandes zancadas y su ceño fruncido constante. Las personas dentro del metro debido a la ida del estudiante suspiran de alivio con pequeñas sonrisas dibujadas en sus rostros, mientras que un pequeño niño, no importante para nada, descubre porqué no le gustan las niñas de su escuela al ver al rubio cenizo con cara bonita y sonrisa antipática, dando paso a un nuevo mundo a sus 12 años.

El anochecer se cierne sobre las superficies de la avenida, el manto estrellado aun no aparece en su totalidad dejando una mágica transparencia atrayente a todos los ojos, exceptuando unos rojos que solamente piensan en lo estúpido de haberse quedado hablando con el a̶d̶o̶r̶a̶b̶l̶e̶  jodidamente persuasivo Kirishima, debido a ello está llegando tarde a su casa con la noche casi envolviéndolo. Sus pensamientos recriminando el haber socializado se interrumpen por jadeos y quejidos provenientes del callejón que está a unos cuantos pasos adelante de su ubicación, mientras tanto el manto nocturno estrellado envuelve el entorno.

— "Joder están cogiendo, bueno solo debo avanzar sin mirar hacia los putos precoces que no pueden pagar un motel o estar en su propia casa. Personas y sus extraños fetiches". — La tensión e incomodidad aumenta en su cuerpo mientras sigue su camino, los jadeos se hacen más fuertes y con ello el dolor en los ruidos se hace presente, lo dejan en alerta y con dudas. — "Mierda, creo que no están jodiendo". — Razona. Es un estudiante a héroe, por lo que lo correcto sería llamar a un profesional avisando sobre la situación, o, por defecto, ir hacia el callejón de donde provienen los jadeos de dolor como cualquier ser humano normal haría. 

¿Primera opción? No. ¿Segunda opción? No no no... Bueno sí.

Primer error.

Con la elección ya hecha se acerca de a poco al callejón iluminado por un limitado halo de luz, sus pupilas se dilatan acostumbrándose a la baja iluminación, los pasos son silenciados por las fuertes maldiciones y jadeos. El fuerte latido de su corazón bombeando sangre hace que sus palmas suden en demasía, su cerebro manda señales para aumentar la sudoración en su cuerpo por una posible situación de lucha. Se mantiene atento y en silencio siendo guiado solo por el sonido, la oscuridad crece a cada pisada que da, después de unos pasos los ruidos se detienen y solo se oye una respiración pesada, puede que se haya desmayado facilitando la situación al cenizo. Oh, ya encontró la fuente de los desagradables jadeos, por la oscuridad no se logra apreciar bien pero levanta la mano juntando sudor en su palma, genera una explosión leve casi insonora solo dejando iluminación. El sujeto no identificado rodeado de un charco de sangre es una persona de unos 25 años de pelo negro con líneas albinas y puntiagudo, su cara se encuentra llena de cicatrices de quemaduras que parecen infectadas, dichas quemaduras se unen a la piel por corchetes ensangrentados, su vestimenta está arruinada llena de sangre con cortes en la tela. Dirige su vista hacia más allá del sujeto, descubriendo ojos cercenados en el piso con lo que parecen ser intestinos. Por la escena Katsuki entra en un pequeño colapso mental, nada de lo que preocuparse.

Malas decisiones (Dabibaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora