SEGUNDO DÍA

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Decir que a Yoongi le dolía el cuerpo sería restarle muchísimo sentimiento a lo que realmente sucedía. Deseaba haberle hecho caso a aquella vocecita dentro de su cabeza que el día anterior le decía que se pasara la sugerencia del instructor por el arco del triunfo e hiciera lo que se le diera la gana. Porque "hacer ejercicios de todo para que se acostumbrara más rápido" era una completa mierda. A cada paso que daba se le desgarraban más los pocos músculos que tenía, y eso no parecía ser acostumbrarse rápido.

Estaba más que seguro de que se trataba de un nuevo método de tortura de alguna secta de sádicos terroristas para hacer sufrir a sus víctimas, y no dudaba que su supuesto mejor amigo perteneciera a ella, porque ese día por la mañana, aquel idiota desalmado, aun viendo el estado tan deplorable en que se encontraba, había ido y lo había sacado de su cama para llevarlo forzosamente hacia aquel horrible lugar.

-Hyung, ¿cómo estás? ¿Te sientes... bien? -Jungkook preguntó dudoso al ver el rostro molesto de Yoongi.

Yoongi estuvo a punto de contestar que estaba bien, que se sentía perfecto, pero en realidad se sentía tan, tan adolorido que su boca no era capaz de soltar una sola mentira de semejante magnitud, así que optó por decir la verdad.

-Me siento como si me hubiera follado un hombre de tres metros.

Se escuchó un suspiro pesado. Yoongi no supo si había salido de su cansada boca o de la de su amigo frustrado a su lado.

-Yoongi hyung, estoy hablando en serio.

-¿Quién dijo que yo no?

-Es obvio que no lo estás. No tienes cómo saber qué se siente que te folle un gigante.

-¿Y tú qué sabes?

Los ojos de Jungkook parecieron querer escapar de sus cuencas, y Yoongi no pudo hacer más que soltarse a carcajadas. Jeon Jungkook era un increíble tonto. Sin embargo, y aunque la reacción ajena fuera tan graciosa, su risa murió rápidamente. Su abdomen también estaba destrozado. Se encorvó e hizo un gesto adolorido, llevándose una mano al punto donde más dolía.

-Te odio, Jeon Jungkook. Te odio mucho.

Jungkook se colocó a su lado, aunque con semblante dudoso, le levantó el brazo y rápidamente lo atravesó por sobre sus hombros. Grave error; ahí también dolía como el infierno. Yoongi se alejó de su toque más rápido de lo que sabía que era capaz de moverse, mirando a Jungkook con enojo para después propinarle un débil golpe en el pecho.

-¡No me toques! ¿No ves que me duele todo?

-Perdón, yo solo...

-Cállate y sigue caminando -demandó, frunciendo el ceño, continuando con su lenta caminata-. No acabes con el poco respeto que te tengo. No quiero terminar arrojándote frío y tieso desde allá -Señaló con su mano a la izquierda, en donde se encontraba un gigantesco puente sobrevolando por encima de una laguna.

Y Jungkook tragó en seco.

-Sé que me amas -cambió el tema de conversación-. Yo también te amo, y por eso te obligo a venir, hyung. La vida sedentaria te iba a llevar al hoyo tarde o temprano.

-Que me trague el hoyo si es lo que quiere, me haría un gran favor.

La expresión en el rostro de Jungkook cambió por completo y los ojos se le ensombrecieron.

El gimnasio de los Park - [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora