-Silencio-

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El canto de los pájaros aturdió mis oídos y me hizo removerme de mi lugar. Seguía sin abrir mis ojos; los sentía tan pesados que me cubrí el rostro con las cobijas de seda para que la luz que se asomaba por la ventana no me molestara. Era muy extraño; mi cabeza me dolía demasiado, como si hubieran expuesto mi cuerpo a mucho esfuerzo físico. Las piernas se me adormecían si no las movía, las muñecas las tenía vendadas, y no solo eso, también noté que los vendajes llegaban poco arriba de mis hombros, como si de guantes se tratasen. Supongo que me lastimé mucho. 

Me levanté de la amplia cama que me hundía junto con un montón de cojines bellamente decorados con el símbolo del reino de Corona. Había perdido la noción del tiempo; no sabía cuánto llevaba acostada. Probablemente, en unos minutos mis guardias llamarían a la puerta.Cuando toqué el piso, una sensación extraña recorrió toda mi espalda. Mis descalzos pies se helaron con facilidad, así que preferí esperar a las mucamas. Seguramente ellas me traerían las ropas que debo usar el día de hoy. 

Tomé mis piernas y las abracé mientras contemplaba la vista por las inmensas ventanas de la habitación. Sin duda, el reino de Corona es mucho más colorido en comparación con mi querido Arendelle. Eso me recordó que no he escrito carta para Anna; de seguro debe estar muy molesta conmigo. Pediré también que me den hojas y una pluma lo antes posible. Rápidamente, el sonido de la puerta me sacó de mis pensamientos.

-Buenos días princesa Elsa- era Ryder - ¿Como se encuentra el día de hoy? -dijo mientras se retiraba el casco que complementaba su uniforme. -Veo que finalmente opto por levantarse de la cama-

-Muy bien, aunque aún me duelen mis piernas y un poco el cuello- solté -Supongo que voy a tardar unos días más en sanar por completo-

- ¿Entiendo en ese caso si aún tiene dolor pediré al médico real le suministre más del ungüento medicinal, le informo el día de hoy tomara el desayuno en el comedor real, los reyes de Corona y sus padres la esperan, gusta la lleve cargando? -comentó Ryder dirigiéndose a las ventanas y cerrando las cortinas de estas

-Te he dicho que no seas tan formal cuando estamos los dos, y aprecio la oferta, pero no es necesario que me cargues, ¿aún tengo algo de dignidad,no? y puedo caminar por mi cuenta- conteste con seriedad -Solo te pido puedas llamar a las mucamas para que me ayuden a vestirme por favor? -

-Como usted ordene alteza, sin más me retiro- salió de la habitación cerrando la puerta detrás de el

Ryder sea portado muy raro conmigo desde el día del accidente, espero esa tensión entre nosotros se acabe lo más pronto posible. En cuestión de segundos volvieron a llamar a mi puerta, eran un par de mucamas de una edad ya considerable en sus manos tenían diferentes prendas y unos pares de zapatos.

-Su excelencia en un momento prepararemos su la tina para que tome un baño, pero primero déjeme retirarle las vendas- dijo una de ellas mientras me incorporaba en la cama, en un segundo la mujer retiro los vendajes con cuidado de no lastimarme y lo que me temía...

Esas extrañas líneas que se marcaron en mis muñecas no se habían desvanecido por completo, parecía como si mis venas se asomaran por mi piel. La mujer noto mi semblante y rápidamente volvió a colocar otro vendaje.

-Agatha, el baño esta listo- aviso la otra mujer a su compañera. -Gracias – contesto la que ahora se es Agatha. Me retire el ligero vestido que llevaba por pijama y las otras capas de tela que llevaba encima, hasta quedar completamente al desnudo, se me dio una bata larga de seda y me indicaron entrar al cuarto de baño.

-Estaremos afuera esperando a que terminé su alteza-

-Gracias- dije al cerrar la puerta.

-Una Ultima vez- (Hiccelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora