Mentiras

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-Ja, ja, ja, ¿trata de burlarse de mí? -Debo admitir que tiene imaginación sobre su alteza-Esto no tiene sentido. ¿En serio cree que voy a confiar en lo que dice? Llevo prácticamente toda mi vida sin tener alguna interacción con usted, ¿por qué confiaba en usted?-

-Querida, sé que es difícil de comprender. Créeme que lo último que quisiera causarte daño, pero ya estás en edad de entender lo que pasa fuera de los muros del castillo.-

-Bueno, hipotéticamente le doy la razón, ¿por qué esperar tanto tiempo para confesarme esto?-

-Tu madre se encargó de que no tuvieras conexiones fuera de la familia real, te privó de la verdad, pero creo que en estos tiempos de guerra tú más que nadie debes saber.-

-¿Saber qué? - Debía buscar mis guantes lo más rápido posible antes de perder el control.

-Si dudas de mí porque no lo escuchas de tu propia madre, esta noche se reunirán a discutir las estrategias en el frente de batalla, por obvias razones es una junta privada, pero hay una entrada oculta en la sala, te diré cómo entrar -

-Gracias por su oferta, pero me temo que debo rechazarla. No haría tal falta a mis padres, tengo mis principios-me di la vuelta para darle la espalda, así entendería que no me iba a convencer. 

-Ahora le pido que haga el favor de retirarse, como puede notar ... Estoy ocupada — le dije después de elevar mi mano cubierta de escarcha a modo de amenaza.

-Si cambias de parecer, te esperamos después de la puesta de sol- decía para luego colocar un papel sobre la mesa de centro. -Hasta pronto Elsa- la puerta se cerró detrás de ella.

Mientras daba vueltas por toda mi alcoba, me vi envuelta en una tormenta de pensamientos. Las palabras que había dicho la reina resonaban en mi mente, pero una sombra de incertidumbre se cernía sobre mi corazón.Me cuestionaba si debería confiar en ella o en mi propia familia, sintiendo cómo la duda tejía una telaraña en mi interior. 

Consideraba la posibilidad de que todo fuera una falsedad, pero un atisbo de escepticismo se insinuaba en el rincón de mi mente.Sentía que el terreno bajo mis pies se volvía cada vez más frío, casi congelándose. Dirigí mi mirada a la ventana, no me había percatado de que ya casi era hora del atardecer.

«¿Ir o quedarme en la duda?» Las palabras en mi mente se asemejan a piezas de un rompecabezas desordenado, y yo intentaba encajarlas para descifrar la verdad. Ya era difícil lidiar con los problemas que mi peculiaridad me ocasiona, ahora debía enfrentar toda una guerra.

 En medio de la incertidumbre, anhelaba la claridad, aunque temía lo que podría descubrir. ¿Qué ganaría la reina al mentirme? Todo carecía de sentido. Quería confiar en mis padres, que en su peculiar forma me demostraban su amor incondicional, pero, por otra parte, sabía en el fondo de mi corazón que ellos tenían más secretos de los que aparentaban.

Mis pensamientos oscilaban entre la esperanza y la sospecha mientras avanzaba, tratando de encontrar respuestas en un laberinto de palabras ambiguas. Sin pensarlo más tiempo, tomé el papel que había dejado la reina; era momento de aclarar todo de una vez por todas.

El mapa improvisado que me dio la reina indicaba una ruta detrás de la biblioteca real con acceso directo a la sala donde tendría lugar la reunión. Me apresuré lo más que pude, siendo cautelosa. Por si alguna ama de llaves aparecía de pronto, la entrada estaba oculta detrás de un viejo cuadro empolvado en la esquina de la biblioteca. 

Recorrí el largo túnel, lleno de telarañas y humedad, hasta llegar a una vieja puerta de madera. Empuje la pesada pieza para entrar, pero de pronto escuché unas voces,eran mis padres.Sali con cautela esperando no ser vista detras de los tapices.

-Una Ultima vez- (Hiccelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora