Una híbrida demonio con una vida un tanto complicada, dos lobos en una manada peligrosa, se ven metidos en el camino hacia el emparejamiento.
El destino no juega limpio y las cartas han sido echadas.
*Libro 1
Me desperté envuelta en el mismo calor con el que dormí en la noche, si bien ellos estaban despiertos no se movieron, al contrario hicieron algo que podría considerarse creepy, pero particularmente solo me pareció extraño: ambos estaban viéndome dormir.
-Buenos días dulce-dijo Wyatt acariciando mi rostro con cuidado.
-¿Dormiste bien?-esta vez fue Maurizio quien reclamó mi atención con caricias suaves en mi hombro.
-Buenos días peluditos-dije en medio de una sonrisa, antes de acercarme y depositar un beso casto en cada lobo.
-Alguien amaneció de buenas-canturreó Maurizio
-No te emociones amiguito-le reprendí antes de que el lobo reclamara mis labios una vez más.
Todavía era temprano por lo que nos quedamos un rato más jugando en la cama, antes de que cada uno tomara su turno en el baño, desayunamos algo rápido ya que no tenía mucho en la alacena, cosa que tendría que cambiar puesto que los lobos son de comer porciones sustanciosas. Tras elegir un atuendo cómodo y bonito para el trabajo, que consistía en jeans azules ajustados, un par de botitas bajas y una blusa crop holgada, deje mi cabello castaño con mechones azules.
-Te ves hermosa-comentó Wyatt mientras me observaba terminar de maquillarme.
-Gracias peludito-dije volteándome para darle un casto beso en los labios.
Una vez que estuvimos listos, ellos me llevaron a la estación, esta semana tendremos jornada completa, por lo que deberán ir solos a buscar tanto trabajo como un lugar para ellos. Conociendo su naturaleza espero que puedan encontrar alguna casa o habitación que tenga o de algún tipo de espacio verde y amplio, ahora que lo pienso primero deberían conseguir algo fijo o podríamos estar en problemas.
La semana paso volando, los chicos consiguieron una casa pequeña a cuarenta minutos de distancia de mi departamento, ya que esta cuenta con un patio absurdamente grande y privado. Si no estuviera solo para renta, podría convencerlos de comprarla entre los tres, mis queridos peluditos consiguieron trabajo en una ferretería y una construcción, cosa que los mantendría ocupados la mayor parte del tiempo.
Hoy me toca llevar mis cosas a la casa, es mi semana para quedarme con ellos y si no fuera porque Evan, quien fue debidamente notificado de todo, vive a un par de cuadras y se ofreció a llevarme al trabajo, quizás me hubiera replanteado el quedarme solo un par de días. Por más que los aprecie, ya me cuesta bastante levantarme con el tiempo suficiente como para arreglarme y comer, si tuviera que ir por mi cuenta tardaría demasiado. Claro que me podría aparecer o algo así, pero sería demasiada energía desperdiciada en ello, además, me gusta tentarlos un poco, siendo Evan un shifter macho sin pareja suelen ponerse un poco más serios de lo usual cada que me ven con él.
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-¿Quieres salir antes? Puedo cubrirte, es solo una hora-dijo Karin mientras apilaba carpetas que estuvimos rellenando en la tarde.
