Capítulo dos; Rumores.
—Oh.—Una pequeña sonrisa gatuna se apoderó de los labios de la rubia.—¿Por qué tan de pronto esa curiosidad por nuestro compañero, Usagi-chan?.
—Respondeme o no te ayudaré en el proyecto de física.
Yoi se tuvo que guardar su orgullo al igual que sus ganas de molestar a su amiga para proceder a suspirar y asentir.
—Dicen que estaba en una pandilla y que acosaba a chicos menores que él. Su tatuaje se lo hizo a los diez años, y escuché por ahí que vive en un prostíbulo. No suena la clase de persona decente que hay en este instituto, no entiendo por qué lo aceptaron con ese historial.—Se encogió de hombros comenzando a jugar con sus uñas.
—Ya veo.—Murmuró la ojigris.—Te ganaste las primeras cinco preguntas del informe.
—¡Por eso te adoro, Usagi-chan!.
Luego de ello la ojiverde se levantó para irse a charlar con el grupo de populares del salón. La Irie se quedó en su lugar meditando lo que acababa de escuchar.
Eran sólo rumores pero la verdad sonaban lo suficientemente convincentes.
Excepto el del tatuaje, ese no se lo creía.
Pero ¿Una pandilla, vivir con prostitutas?.
Se había tomado la molestia de revisar -gracias a su contacto estrecho con el presidente del consejo- las notas del pelinegro y tampoco eran nada fuera de la media, casi media-baja. No estaba en clubes ni menos aun en alguna de las comunidades de la escuela.
Paró a sí misma en aquel punto.
¿Por qué le estaba importando tanto aquello?
Sí, creerse detective era divertido y todo pero ¿Aquí realmente había algo que investigar?.
Sólo era su idiota compañero de clases que al parecer también es un pandillero violento y pervertido.
Eso era todo.
[...]
Su ensayo general había sido un asco por la humedad que la lluvia había traído, ahora, con sus instrumentos más desafinados que el director Arima cuando quería cantar ambos se subieron a aquel autobús que los llevaría a la casa de la chica. Naoto había sido invitado por esta a dormir allí y así poder tener un maratón de películas de comedia de los noventas.
Usagi quedó del lado de la ventana con el violín de Naoto en sus piernas y el pelinegro al pasillo sujetando el estuche del Cello de la pelirroja. Con total confianza, la chica posó su cabeza en el hombro del menor para aumentar su comodidad y a la vez buscar calor en el contacto. Hacia un frío de los mil demonios.
—Bueno, tu sabes el tema que tengo con la religión, Naoto. Además, yo jamás he sentido esa necesidad de aferrarme y creer en algo ¿Entiendes?, Sencillamente me parece que la gente es muy crédula y están tan necesitados de seguridad que caen en alabar un amigo imaginario gigante.
No habían parado de hablar de eso desde que escucharon a una anciana predicando casi como si estuviera poseída afuera del auditorio.
—Sí, ¿Sabes?, Yo siento que la religión es una forma de vivir...primitiva. Digo, en su momento funcionó como estrategia política del imperio romano, pero ¿Ahora?.
—Exacto, además ¿Te has preguntado de todo el adoctrinamiento implícito que tenemos?.
—Ejemplos.
—Quinientos años antes de Cristo.
—Oh, mierda.—Murmuró algo anonadado por jamás haber notado eso.
—¡A eso es lo que me refiero!, Es decir, entiendo que aquello fue un acuerdo que tuvieron historiadores para usar como punto de referencia, pero ¿Por qué usar a Cristo?, Que si hablamos de cosas tangibles es literalmente solo un mito.
—Es cierto, están dando por sentado que existió y además de eso ¿No se supone que esas cosas deberían ser Laicas?.
—Todo debería ser Laico, pero la iglesia se apodera de las masas.
—Literalmente lo hacen, se meten en su mente de una forma retorcida.
—Ajá, pero yo pienso ¿Nunca se lo cuestionan?, Sus parámetros, lo que dictan sus reglas ¿En serio viven toda su vida agachando la cabeza y solo siguiendo lo que dice un libro escrito como estrategia de unificación?.
—Siento que ese es un punto demasiado importante.—Alogió, dió una pausa para luego volver a hablar.—Tengo un libro, lo escribió un judío que vivía en Portugal pero que junto a su comunidad fue expulsado del país y se tuvieron que ir a Holanda.
—Siempre han tenido problemas con los judíos.—Comentó con algo de diversión la chica.
—Sí, en todas partes.—Asintió el Tachibana.—El punto es que cuando él llegó a Holanda y se estableció con sus cercanos, su grupo, él comenzó a cuestionarse muchas cosas con respecto a la religión pero no a la fé en sí. Así se dió cuenta que el judaísmo en realidad no tenía patas ni cabeza, luego armó una teoría algo rara de que todo es Dios y que no es una figura externa a nosotros, eso es otro tema, pero ¿Sabes que hicieron en su comunidad?.
—¿Lo expulsaron?.
—Lo mataron en vida, lo excomulgaron y las normas judías lo declararon muerto cuando el tipo tenía veintitres años. Eso significaba que nadie podía hablarle, venderle cosas, ni siquiera nombrarlo. Terminó por irse al campo al tiempo después para poder sobrevivir en realidad y ahí comenzó a escribir sus libros. ¿Pero te das cuenta de lo fuerte que es el poder que la religión tenía en las personas para convencer a todos de que él estaba muerto y que ellos obedecieran sabiendo que no era así?. Me parece hasta aterrador.
—La religión llega hasta el inconsciente de la gente contantemente.—Afirmó ella—A los primeros filósofos que comenzaron a cuestionar aquella fé absoluta los quemaron en hogueras, el mensaje era claro.
—Mierda, sí.
Ambos se vieron directamente a los ojos un par de segundos para luego sencillamente reír. No sabían si era para no llorar o porque la humanidad ya no tenía salvación pero disfrutaron del momento mientras se acomodaban mejor en los asientos del autobús.
La compañía de Naoto era la mejor que podía tener en la tierra. Nadie existente podía darle una conversación mejor que él, lo apreciaba demasiado. El ojigris se la había ganado en sentidos que nunca nadie había hecho antes.
Era la clase de compañero que quería tener a su lado rosa su vida, no importaba si sólo eran ellos dos contra una existencia en decadencia constante.
El tenerlo cerca la hacía sentir segura y extrañamente feliz.
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𝐄𝐝𝐠𝐞 𝐨𝐟 𝐬𝐞𝐯𝐞𝐧𝐭𝐞𝐞𝐧.-𝐃𝐫𝐚𝐤𝐞𝐧 𝐅𝐢𝐜.
FanficLuego de la muerte de Emma y la separación de Toman, Draken se ve a sí mismo encontrando una nueva oportunidad para ser feliz junto a una de sus compañeras de clases; Usagi. La pelirroja en cambio sólo ve en Ken un imbécil que no quiere cerca por ni...