gimme more ، ♡ kookmin.

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Los primeros rayos de luz solar se filtraban por las ventanas abiertas.

Un pequeño cuerpo se removia incómodo en la gran cama matrimonial sintiendo suaves caricias en su cintura y seguidamente, algunos cuantos besos en sus mejillas, lentamente y acostumbrándose a la tenue luz fue abriendo sus ojitos.

ㅡBuenos día, mi amor ㅡpronunció el pelinegro mirándolo fijamente a los ojos y brindándole una sonrisa.

ㅡBuenos días, Jungkookie ㅡhabló entre bostezos.

ㅡFeliz aniversario de bodas número cuatro, cariño ㅡJimin lo miró a los ojos y sonrió pero poco a poco esa sonrisa desapareció dejándose ver sus ojitos llenos de lágrimas y algunas ya escurriendo por sus rosadas mejillasㅡ. ¿Qué pasa?, ¿qué tienes cariño? ㅡpreguntó, limpiando su húmedo rostro.

ㅡTe amo mucho, Jungkook ㅡsoltó un pequeño sollozoㅡ. Feliz aniversario a ti también.

Una suave risa acarició la garganta de Jungkook y dejó un suave beso en los labios de su esposo, que ahora lo estaba mirando.

ㅡYo también te amo, bebé ㅡLo abrazó hacia sí y el menor se acurrucó en su pecho sintiendo el palpitar del corazón de su amado.

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Jimin yacía sentado en el regazo de su esposo, ambos desayunaban juntos en el comedor de su hogar entre besos y caricias.

ㅡJimin... ㅡLo llamó el pelinegro captando la atención del menor que tenía las mejillas llenitas de comidaㅡ. ¿Qué pasa Kookie?

ㅡTengo que irme o llegaré tarde a la reunión que te mencioné anoche ㅡEl rubio lo miró fijamente y luego asintió inclinándose hacia el rostro de Jungkook y dejó un cálido beso en sus labios.

ㅡEstá bien. ㅡmurmuró bajito bajándose de las piernas de su esposo y parándose a un costado.

ㅡEsta noche iremos a cenar ¿sí?, te llevaré a cenar en tu restaurante favorito ㅡEl pelinegro guió sus manos a su cintura y lo acercó a él comenzando un tierno besoㅡ. Ponte más lindo de lo usual, esta noche te daré tu regalo de aniversario, te encantará.

El menor asintió dándole un último pico a su esposo, este salió del comedor dejando a un Jimin alegre, curioso y emocionado por sus palabras.

Saliendo de su ensoñación a pasitos silenciosos caminó hacia su habitación, al abrir la puerta chilló emocionado tirándose a la cama, en una parte tenía vergüenza de lo que iba a hacer y de repente las dudas llegaron a él, ¿Y si a Jungkook no le gustaba?, ¿Y si decía que no era muy bueno en eso y solo le pedía que parase?, No, definitivamente no, su esposo jamás le diría eso, a él le encantaba todo lo que hacía y seguramente al terminar acabarían teniendo una larga noche.

Disipando las dudas de su pequeña cabecita tomó su teléfono viendo la hora, percatándose de que eran apenas las diez de la mañana, estiró sus brazos hacia arriba y se dirigió hacia el cuarto de baño que tenía en su habitación, y como dijo la otra noche, se dispuso a tomar una larga ducha mientras se debatía en qué podría ser la sorpresa de Jungkook.

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Y por fin la noche había llegado, Jungkook había vuelto a casa y ahora se encontraba fumando un cigarrillo en el jardín, mientras Jimin terminaba de prepararse para salir juntos a cenar.

El rubio se miraba al espejo con el ceño algo fruncido, ya que el pantalón que llevaba puesto no lo convencía lo suficiente, bufó chiquito haciendo un puchero y poniéndose de costado, contorneo con sus dedos su trasero y cintura, orgulloso de que a sus veintisiete años aún mantenga un cuerpo tan definido y para él, hermoso, bueno, no solo para él ya que Jungkook se lo repetía varias veces al día y hacía que se sintiera siempre a gusto con su cuerpo.