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Corea del Sur era un completo caos en el tiempo en el que nací, 1956, la gente apenas estaba en la recuperación de la posguerra, demasiados heridos, familias separadas y gente perdida

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Corea del Sur era un completo caos en el tiempo en el que nací, 1956, la gente apenas estaba en la recuperación de la posguerra, demasiados heridos, familias separadas y gente perdida.

Aquellos tiempos de tragedias aún no terminarían, por lo que mi familia decidió que lo mejor era irnos a China, un país que aunque no estaba mucho mejor que nosotros, estaba entrando en un nuevo gobierno que años después ayudaría a que el país sobresaliera al grado de comenzar a llamarlo una potencia mundial.

Por ende, hablo dos idiomas, el coreano y el chino, fue muy difícil no olvidar mis raíces coreanas, dado que mis padres eran muy jóvenes cuando me tuvieron y mis abuelos fallecieron en la guerra.

Con el paso de los años China fue saliendo de la pobreza en la que se encontraba sumergida, el "socialismo con características chinas" fue el que impulsó las reformas económicas que mayormente estaban centradas en la agricultura, liberación del sector privado, la modernización de la industria y la apertura de China al comercio exterior.

Se podría decir que la vida allí era mucho mejor y con el paso de los años pude confirmarlo.

Siempre fui un niño calmado, no me gustaba causar ningún tipo de pleito, mucho menos con la autoridad.

Asia estaba pasando por diversas cosas, la gente estaba oprimida y con miedo, recordando lo que sus familias o incluso ellos mismos habían tenido que vivir en carne propia... aunque ahora de grande me doy cuenta que todo el mundo pasó por al menos una guerra, donde desafortunadamente hubo muchas pérdidas, tanto humanas como materiales.

Gracias al esfuerzo de mis padres, pude tener una buena educación, estudié día y noche para poder conseguir un buen trabajo y darles una mejor vida a mis progenitores, una que ellos no pudieron tener.

Dejé de lado las amistades, mi vida social y el amor; el último porque era algo imposible donde acabaría lastimado... por mí mismo y por la gente de mi alrededor.

Soy bisexual, me gustan hombres y mujeres, actualmente a mis veintiséis años sí he tenido parejas, la mayoría puras chicas, claramente, pues estaba mal visto que estuvieras en un noviazgo con alguien de tu mismo sexo. Otro lamentable tema que me toca vivir.

A la edad de dieciséis años me dediqué a entrenar, hacer ejercicio, fortalecer mis músculos; si no eres fuerte e inteligente no sobrevives, era una enseñanza que la vida me había dejado.

Actualmente me encuentro trabajando en una empresa de importante prestigio, Chiang 's Company, entré gracias a un conocido y tengo el puesto de supervisor en el área de convenios y trabajos con empresas del exterior. Suelo viajar mucho pero gracias a ello puedo aportar más en la economía a mis padres.

Debido a uno de los trabajos que se realizaría, tendría que viajar a Corea, mi país natal, no había estado allí desde que nací, pues lamentablemente el país apenas salía de una represión por parte del ejército, donde hubo mucha sangre, sudor y lágrimas.

Sabíamos que por ser de los países vecinos, teníamos que ayudar un poco a que sobresalieran nuevamente y mejoraran su economía; me sentía en la responsabilidad de ayudar, por ser coreano pero haber tenido el privilegio de esquivar esas décadas en mi vida.

La empresa me había avisado desde una semana atrás, por lo que decidí irme antes y aprovechar un poco más el tiempo, pues no creía volver para otra cosa más que por trabajo.

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Llegó a su habitación de hotel sobre las seis de la tarde, después de un largo día de trabajo. Estaba relativamente cansado, pero tenía ganas de pasear por las calles de su país de origen.

Hoy no tenía tiempo para hacer turismo, quizás mañana, pero sí que tenía tiempo para salir y dar una vuelta por ahí, tal vez ir a alguna discoteca.

Se dio una ducha, la cual no duró demasiado y se dirigió al armario para ver que se pondría. Se decidió por unos pantalones negros y una camisa blanca. Un poco de perfume, y por último, se peinó.

Sonrió mirandose al espejo y soltó un suspiro, si tenía un poco de suerte, a lo mejor conseguía a alguien con quien pasar una noche agradable. Aunque desgraciadamente y teniendo en cuenta su suerte de los últimos meses, eso era muy poco probable.

Era bisexual, sí, pero no le apetecía acostarse con una mujer y no había muchos chicos gays, al menos no abiertamente.

Y bueno, no importaban sus gustos, tarde o temprano terminaría casándose con alguna mujer. Eso le llenaba de rabia. Le causaba impotencia no decidir con quién casarse, no poder elegir con quien querer pasar el resto de su vida. Pero ese era el castigo por gustarle los hombres, o al menos eso era lo que él pensaba.

Sin darle más vueltas a su cabeza, salió de aquella habitación, y tras de eso, del hotel. Decidió ir caminando, le apetecía dar un paseo y toparse con alguna discoteca.

Y así fue como llegó al barrio Itaewon, un barrio lleno de bares, discotecas, clubs y pubs. Entró en uno, el que más tranquilo parecía. Miró detenidamente el lugar, pero no pasó desapercibido cierto castaño de labios gruesos y mejillas regordetas, quien lo estaba mirando atentamente.

Miró como las mejillas de aquel chico se sonrojaban, sonrió y cuando decidió que se acercaría a donde él, este salió corriendo, dejando desconcertado a Wonho. Vio como salía del establecimiento, pudiendo notar el trasero del menor y sin poder evitarlo, mordió su labio inferior.

Salió detrás de él, pero aquel chico había desaparecido sin dejar rastro, como si nunca hubiese estado allí.
Wonho soltó un suspiro, las ganas de pasarlo bien se habían esfumado. Su corazón latía con fuerza, recordando el rostro angelical y etéreo del castaño.

ㅡ¿Quién eres? ㅡsusurró para sí mismo.

Sus pies caminaban por sí solos, como si tuvieran vida propia. La cabeza de Wonho solo pensaba en una cosa y él estaba completamente confundido, ¿por qué pensaba tanto en alguien que no conocía?

Se sentía confuso y en cierto modo un poco estúpido, porque él mismo sabía que era imposible que lo volviese a ver. Sin embargo, tenía una cosa demasiado clara, era el chico más hermoso que sus ojos habían sido afortunados de presenciar.

No obstante, se culpaba de no haber reaccionado más rápido.

Llegó a su habitación hecho un lío, su cabeza solo le daba vueltas y más vueltas al asunto, causando que le costase quedarse dormido.

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Founding the real color ♡̶ WoMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora