« Sentir lo invisible y ser capaz de crearlo, eso es arte. »
Él nació con una habilidad asombrosa: Plasmar sentimientos, emociones y situaciones en un cuadro. Desde pequeño había logrado transmitir todo lo que con palabras no era posible, pero, ¿...
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— Es verdad, Alex. Créeme.
— ¿Qué quieres que te crea, George? ¿Qué te metiste algo antes de dormir? ¡Si es así, sólo dilo!
El más alto gimió en protesta, talló su rostro con fuerza, desesperado porque el mexicano no le creyera. ¡Aquello había sido más que un sueño! Lo supo desde que al despertarse, todos los elementos que soñó ya no estaban en la mesa. El cereal, el plato, la leche, ¡Todo había vuelto a su lugar como si él nunca lo hubiera tocado!
— ¿Por qué es tan difícil creerme? ¡Yo sé lo que vi! — Exclamó, claramente molesto por el hecho de que su mejor amigo no le creyera. Lo vio negar varias veces, sin querer escucharlo más. — Fue raro, pero sucedió.
— Gogy, escucha. — Eso causó confusión en su cuerpo y una sensación extraña en su cuerpo, el apodo, Alex nunca lo había llamado de otra forma además de su nombre. — Si eres como el tal Van Gogh que comía pintura amarilla, está bien, sólo ten cuid...
— ¿Cómo me llamaste? — Lo interrumpió casi de inmediato en cuanto se percató que ese había sido el mismo apodo por el cual el chico de su sueño lo había llamado.
— George, te he llamado George, ¿Qué pasa contigo, viejo? En serio necesitas un descanso, el thinner va a joderte ese cerebro inteligente y terminarás como.. — Un silencio se prolongó entre ambos, el ambiente era tan tenso que podía ser cortado con unas tijeras. El artista lo miró incrédulo por lo que estuvo a punto de decir.
— Guárdate esa mierda para ti.
Las ganas de buscar apoyo por parte de Alexis se le fueron inmediatamente. Se alejó con rapidez, perdiéndose entre la gente de donde estaban con anterioridad. Sentía la rabia de que no le creyera, además de una nueva cólera por su comentario. Aunque era algo de su pasado, continuaba afectándole a su presente.
Sus pies caminaron sin detenerse, sin pensar en una dirección exacta. Dejó que su cuerpo trazara el camino y se dirigiera a dónde fuera que se sintiera bien... Por lo que no se sorprendió al darse cuenta hasta dónde había llegado.
Permaneció inmóvil durante varios minutos, sus ojos expresaron la tristeza profunda con la que cargaba desde hacía años atrás, pero comenzó a adentrarse al Hospital Central de Lmanburg, volviendo a dejarse guiar por su cuerpo. El olor era tan común para él que se sintió melancólico.
Las enfermeras lo reconocieron, pero sabía que no era por sus obras.. Sino algo más. La razón por la que había llegado ahí en primer lugar. Percibió la lástima de sus miradas, no disimulaban nada, por lo que él tampoco disimuló su enojo al corresponderlas. Se sintió tranquilo cuando estas dejaron de observarle y se iban sin mencionar palabra alguna.
— Oh, George. — Al reconocer la voz, volteó de inmediato. — No esperaba volver a verte aquí, la última vez...
— Estaba en el camino. — Le interrumpió mintiendo, sin querer escuchar el resto. — Creí que sería bueno pasar a verle.. Porque supongo que todo sigue igual, ¿No es así? — Dejó escapar un suspiro cuando lo vio asentir, habían pasado años y todo continuaba de la misma forma: Sin mejoras.
