CAPÍTULO II

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La lentitud con la que pasaban los días en la casa de los Evans era cada vez más notable; Emma pasaba horas en el jardín buscando alguna flor hermosa, también se pasaba por la biblioteca para molestar a Mery; que pasaba casi la mayoría de su tiempo en ella, rebuscaba una y otra vez los estantes de libros, buscando algo nuevo o algo que haya pasado desapercibido de su mala vista.

— ¿Nada afuera?- Mery intercepto a su hermana antes de que cruzara la puerta.

— Eres buena Mery; tú oído cada vez es más agudo, pero no nada una cuantas golondrinas pérdidas; y tu algo que no sea aburrido.

— Encontré algunos diarios de papá, cuando era soltero. Al parecer era muy aclamado por las chicas a pesar de su falta de fortuna y casta-mientras se sostenía del librero para no caer de la escalera.

— ¿Has recibido la carta de Julie?- camino lentamente por la biblioteca, y sentándose en el sofá.

— Ni una, tampoco mamá; ¿Cuánto ha pasado ya?-se acomodó los lentes, y preparándose para saltar se agarró el faldón para que no le estorbara.

La luz del sol entraba por las grandes ventanas, y las motas de polvo revoloteaban en el aire:

— No lo se, ¿Crees que nos olvidó?-dejó caer el brazo derecho por el costado del respaldo.

— Dos años- Se acercó a su hermana— Tal vez está muy ocupada con Fabián.

— Esa fue la última carta que envió, solo nos contó de su parto; ni siquiera nos invitó a conocerlo-se sobo las sienes— Solo espero, que no haya olvidado sus invitaciones y gratos deseos.

— No seas así, ella está feliz; o eso espero, Adam la trata bien ¿Qué más puedes querer de ella?

El ruido de los animales desde los corrales era exagerado, se aproximaba una carroza;

— ¿crees que sea ella?- dio un salto y bajó corriendo las escaleras.

— ¡Emma no corras!- siguiéndola.

A cualquier indicio de cambio Emma se emocionaba; todo en su vida era aburrido, dedicándose solo; a la costura, música y educación. Mery al contrario amaba pasar el tiempo a solas, leyendo y tocando el piano; haciendo canciones de lugares lejanos e Historias fantásticas con criaturas asombrosas.

Cualquiera creería que Emma era frívola, pero en la juventud cualquiera desearía una historia que contar y aventuras con las cuales soñar.

— Madre, ¿Alguna carta de Julie?- Mery desesperada.

— No querida, tu hermana se ha olvidado totalmente de su propia madre- Sollozó- ¡Una carta de tu Tía Carlota!

— ¿Qué dice?- Emma se acomodó en la butaca del saloncito-

— Veamos, « Querida, cuñada mía; me encantaría que vinieras a visitarme, y que pases la primavera conmigo este invierno ha sido muy duro y mi artritis no me ha dejado ni un segundo, pues ya sabes no soy tan joven como hace diez años. Si pudieras traer a una de tus hijas para que acompañe a mi hija Berta pues como sabes es la única que me queda, y esta no tarda en encontrar algún pretendiente para casarse, estoy muy sola así que por favor atiende a tu hermana solitaria. Con amor Carlota»-suspiro y se acercó a la vinera.

— ¡Genial! Madre ¿Me llevara a mi verdad? Soy la mayor...

— Si madre lleva a Emma me tiene harta su cotilleo de mi cabello.

Emma agradeció la falta de gusto de Mery por salir de su casa;

— Deberías llevar un sombrero de copa, ¡como una bruja!- Soltó una carcajada.

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