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"Abrázame,

ámame,

tócame, cariño.

Sé el primero en hacerlo".

Cinnamon Girl – Lana del Rey.

Mientras Jimin observaba la vida nocturna de Seúl desde la azotea, un desagradable sentimiento de nostalgia se arrastró por su pecho. En Busan la noche no era tan alejada del aspecto que tenía frente a sus ojos, pero, a su parecer, esta luz no era tan cálida a lo que acostumbraba. Desde este nuevo lugar al que se vería obligado a acostumbrarse desde ahora en adelante, podía observar los rascacielos que se alzaban ante él y varios letreros de reconocidas tiendas a unas calles alejadas de la facultad. A diferencia de su ciudad natal, donde desde la ventana de su habitación lo único que llegaba a sus ojos era la calma del mar que reflejaba la luz de la vida nocturna en sus aguas.

Mirando frente a él, pensó que esta vista también le era agradable a su manera. Quizás no le llevaría tanto acostumbrarse, incluso podría llegar al punto de observar las calles de Seúl que le rodeaban ahora con el mismo cariño que a las de su infancia, solo que con un diferente significado. No las apreciaría con el afecto que le tienes a tu zona de confort, a aquello tan familiar con lo que has crecido rodeado toda tu vida. Sino que con el afecto que le tienes a la oportunidad de comenzar otra vez.

No era que deseara olvidar Busan, nunca lo intentaría. Pero incluso recordar las cosas más bellas de aquel lugar traía consigo un desliz emocional que terminaba con él rememorando cada aspecto de su pasado, en mayor medida los negativos. Había decidido escapar de ello y, por fin, la gran ciudad frente a él mostraba un panorama lleno de esperanza y un futuro prometedor.

De eso se trataba volver a comenzar, ¿no? Aquel sentimiento burbujeante en el centro de tu pecho al pensar en lo que podría ser de ti, lo que podría esperarte unas calles más adelante. Estaba decidido a iniciar su vida de nuevo, dejando atrás los malos ratos y centrándose, por una vez, en su vida, en aquello que lo llenaba por completo. Su sueño.

Una pequeña mueca de incomodidad se apoderó de sus labios al recordar la razón por la cual había logrado entrar a la más prestigiosa universidad de artes de Seúl. La muerte de su padre sin duda les había afectado como familia. El hecho de que no hubiera causado tanta sorpresa el haberse enterado de su asesinato, no quitaba el dolor que sentía al recordarlo. No venían de los mejores barrios de Busan; haber presenciado robos, asesinatos y peleas de pandilla a su alrededor era lo normal, así como tampoco fue nada del otro mundo descubrir que su padre apostaba con los rufianes más peligrosos del ghetto*.

Cuando la noticia de su muerte llegó a oídos de él y su madre, lo que más les sorprendió fue el enterarse de que el hombre había heredado todo su dinero a Jimin para que este cumpliera con lo que había sido su mayor sueño por casi toda su vida. El recordarlo solo provocaba que el nudo en su garganta se hiciera más prominente, así como la confusión en su cabeza.

Todavía era impensable para él que el mayor de los Park le hubiera apoyado con aquel dinero para usarlo a su beneficio. Era algo que nunca hubiera imaginado, no después del constante desprecio que solía expresar hacia su hijo y sus tendencias, como lo llamaba el hombre. Había invalidado hasta sus metas y sueños en relación con lo que la sociedad esperaba para un hombre; desde su temprana adolescencia recordaba las desagradables miradas y palabras que su progenitor dirigía hacia él, todo desde que Jimin había confesado querer ser bailarín luego de observar un programa en la televisión de su difunta abuela, y el hombre no había perdido la oportunidad de atribuir su pasión a sus "ideas maricas", como vulgarmente siempre decía.

Prometo Amarte | JIKOOKMIN ✦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora