Estonia estaba en su escritorio pensando en demasiadas cosas, si sus demás hermanos no querían ayudar en nada no tendría porque preocuparse por ellos. Jugaba con un cubo rubik el cual lo resolvía y desordenaba continuamente para no aburrirse tanto, había demasiado en juego y que a la mayoría no le importaba pero... al final... era el único que recordaba bien lo que siempre importó. Su niñez se había basado en maltratos hasta que URSS apareció, lo cuidó y crió de la mejor manera posible hasta que un imbécil llegó y lavó su cerebro haciendo que los hiciera sufrir como nunca. Culparon a su padre por dejarse llevar por esas ideas estúpidas e irrelevantes, la empresa de URSS no necesitaba de jodidos soldados pero ni ellos pudieron hablar con él y hacerlo entrar en razón. Estonia se sentía frustrado y furioso, la sangre le hervía de la impotencia y a penas si podía respirar con calma por el estrés. De pronto la puerta de su oficina abrió dejando ver a un chico alto de piel pálida y ojos muy claros, traía algunas cuentas para el báltico que dejó el cubo en su lugar y recibió las cuentas. El chico de tez pálida veía al estonio algo inquieto, y obviamente no se iría así sin más -Dime... ¿Qué te ocurre?- Islandia puso sus manos sobre el escritorio tratando de llamar la atención de su contrario. Estonia lo miró con cierta extrañeza, la mayoría de los hermanos nórdicos casi no le prestaban atención, él era solo un administrador más pero lo procuraban bastante -Nada grave...- Dijo en un tono bastante tranquilo, tomo las cuentas pero la incomodidad no desaparecía del ambiente pues aquel chico lo observaba constantemente, este se sentó en una de las sillas frente al escritorio del estonio el cual miró a otro lado incómodo -¿S-Se te ofrece algo más? ¿Islandia?- Dijo bastante nervioso e inquieto -¿En serio no dirás nada? Mis hermanos dicen que es mejor hablar de lo que nos inquieta a callarnos de manera permanente. No debes de callarte, debes de expresarlo... ¿puedo escucharte?- El islandés seguía insistente ante la actitud del báltico quien ahora quería salir corriendo, suspiró levemente y miró las cuentas otra vez hojeando una por una viendo los números en fila, si las páginas tenían un orden de impresión correcto y si todo estaba en forma; el nórdico no apartaba su vista hasta que el chico mitad soviético se cansó -Está bien... te diré... no tienes porque quedarte mirándome de esa manera ¿bien?- Aquel chico sonrió triunfal mientras el estonio quitaba sus lentes y tallaba sus ojos cansado de ver tantos números -Bien... URSS cometió un grave error y ahora nos dejó la deuda a nosotros, estoy bastante nervioso porque prácticamente todos estamos siendo afectados, el señor que nos había citado jamás llegó, discutimos, hubieron soluciones absurdas y... como siempre... jamás llegamos a nada... a veces me pregunto si les importa aunque sea un poco. Ellos hacen lo que quieren sin que nadie les diga nada, no tienen un orden en su vida y eso... eso en verdad me irrita y más que irritarme... me preocupa. Letonia, Lituania... incluso Moldavia, los demás pueden irse al diablo- Estonia realmente había expresado todos sus sentimientos, el islandés estaba bastante sorprendido por ello, el frío y reservado Estonia había hablado con él por al menos 57 segundos de sus problemas intrafamiliares. Para el estonio era bastante complicado expresar sus sentimientos y sus ideas que tenía acerca de su familia adoptiva -Oh... ya veo... entonces Estonia, ¿En qué puedo ayudarte?- El báltico estaba realmente sorprendido por aquella reacción, ¿cómo podría? -Ah... y-yo no quiero involucrarlo a usted en esto, créame, no es algo lindo ni seguro para que usted meta las manos al fuego solo por mi- Estonia estaba realmente nervioso, no quería lastimar a nadie más y tampoco quería que uno de sus jefes se lo tomara a la ligera -¿Ah?... por cierto Estonia... ¿con quién tiene URSS esa deuda?- habló curioso el islandés mientras jugaba con un mechón de su cabello y golpeaba constantemente la mesa con su dedo meñique -N-No creo que sea buena idea decirle... no son personas amables por lo que yo sé- Islandia seguía esperando la respuesta de todo ello, se acercó demasiado al rostro del estonio hasta un punto en el que sus alientos chocaban entre sí mientras un evidente sonrojo se formaba en las mejillas del báltico -Dímelo ahora sino quieres que tenga sexo contigo y te sacaré la respuesta a sentones- Estonia no podía creer lo que el nórdico menor había dicho, en verdad... ¡en verdad estaba loco! La cara sería del islandés era imborrable, lo decía en serio y lo decía como amenaza, ¿cómo podría amenazar a alguien con sexo y sentones de por medio? ¿Qué clase de amenaza era esa? -Se-Señor Islandia... n-no está hablando en serio, ¿verdad?- Aquel báltico comenzó a sudar frío, se aferró a su silla mientras debajo de su pantalón, la entrepierna sentía un leve cosquilleo y su corazón latía a mil por segundo, el menor de los hermanos nórdicos comenzó a acercarse hasta rozar con los labios del contrario, en un movimiento rápido tomó al soviético del cuello y comenzó a besarlo de una manera muy húmeda, aquel pobre chico quería separarse del agarre de su jefe pero este no lo dejó hasta que el aire faltó. Estonia estaba asustado, confundido, quería salir corriendo de ahí hasta salir del edificio pero simplemente no podía, estaba congelado en aquella silla mientras el menor de los hermanos nórdicos se relamía los labios con una cara de satisfacción demasiado cínica, miró al estonio y sonrió de manera tranquila y dulce como si nada hubiera ocurrido -Bueno... sí, hablo en serio Estonia, si quieres que haga eso te arrancaré los pantalones y haré que gimas como la perra que eres de esta linda empresa familiar donde mi hermano Finlandia decidió contratarte. Recuerda que lo primero es la confianza entre nosotros así que dímelo ahora o iré desabrochando lentamente tu pantalón de Aldo Conti...- El báltico estaba aún más asustado, respiró hondo y su abrió su boca de forma tensa, las palabras eran arrastradas y en un tono demasiado bajo -El cinlatamu...- Apenas si se escuchaban sus susurros, su jefe ni iba a aceptar eso así que bajó sus manos hasta el cinturón de Estonia y comenzó a desabrochar su pantalón, en cambio el otro comenzó a alarmarse y en un movimiento rápido sostuvo las manos del islandés y las puso contra el escritorio mientras sus mejillas estaban más rojas que nunca -¡El CINLATAMU! ¿¡Ok?! ¡Esa organización es el CINLATAMU! ¡Mi padre tiene una enorme deuda, nos están amenazando y en este maldito momento tengo una incómoda y repentina erección!- Gritó de manera histérica y nerviosa, el nórdico estaba realmente impactado por la reacción del estonio y por todo lo que este había dicho, se acercó a su rostro y sonrió de manera tranquila, se soltó del agarre de su empleado y se alejó un poco para no incomodar más al pobre soviético adoptivo. -Si quieres mi opinión, el CINLATAMU es algo serio y peligroso, ciertamente tú y tu "familia" están en serios problemas. Desearía ayudarte cariño pero simplemente no podemos involucrarnos así...- Estonia estaba confundido, Islandia le había dicho que lo ayudaría pero ahora se estaba retractando de sus palabras, era lo mejor para los dos pero aún así eso significaba que ¿aquellas amenazas eran en vano? De pronto unos pasos se escucharon afuera de la oficina de Estonia, eran pasos pesados y que se iban alejando lentamente de aquella puerta, fue entonces cuando el menor de los hermanos se acercó rápidamente a su empleado y le susurró al oído -Si necesitas ayuda solo llámame, estoy a tu disposición cualquier día de la semana de 17:30 p.m. a 23:30 p.m. ¿ok?- El nórdico se separó del báltico para dirigirse a la puerta y antes de abrirla agregó un comentario más -Oh, y para esa incómoda erección, ve al baño a jalartela, es mejor liberar la presión ahora y deshacerte de aquellos pensamientos impuros- Finalmente abrió la puerta y se fue tranquilamente del lugar como si nada hubiese pasado... Estonia no sabía que hacer ni qué decir, solo sabía que había tenido una de las experiencias más extrañas de su vida. De pronto su celular comenzó a sonar, le había llegado un mensaje de un número desconocido... aquella imagen, no pudo evitar gritar de horror, fue al baño y comenzó a vomitar. Lo que había visto era más repulsivo que lo repulsivo en si, su cuerpo estaba temblando, sus ojos tenían lágrimas que se resistían a caer, ¿Quién haría algo tan bajo?
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No confíes en extraños (countryhumans)
FanfictionURSS ha muerto y ha dejado herencia a sus hijos pero hay algo de lo que no les habló metiendo a los 15 hermanos en un problema gigantesco con una organización a la cual no saben si podrán con ella. La tensión es demasiada y los lazos que se formen p...